Roma y la Pontificia Universidad Católica del Perú, de nuevo a la greña

Campus de la Pontificia Universidad Católica del Perú
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J. L. CELADA | El contencioso entre la Santa Sede y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) sigue su curso sin que ambas partes lleguen a un acuerdo. El penúltimo capítulo se ha escenificado con la publicación de sendos comunicados donde se vuelven a poner de manifiesto sus diferencias.

El 21 de julio la Oficina de Prensa vaticana difundía una nota anunciando su decisión de “retirar a la Pontificia Universidad Católica del Perú el derecho a usar en su denominación los títulos de ‘Pontificia’ y de ‘Católica’”.

Solo dos días después, la Asamblea Universitaria de la PUCP aprobaba un comunicado en el que “deplora el decreto emitido por la Secretaría de Estado de la Santa Sede”, por contener “diversos aspectos que se oponen a los derechos reconocidos en la Constitución Política y en la legislación peruana –como el derecho a la identidad– …”.

Desde Roma se recuerda que la PUCP, “fundada en 1917 y erigida canónicamente con Decreto de la Santa Sede en 1942, a partir de 1967 ha modificado unilateralmente sus Estatutos en diversas ocasiones perjudicando gravemente los intereses de la Iglesia”.

Una visita canónica (diciembre de 2011), la entrevista del rector, Marcial Rubio, con el cardenal Bertone, secretario de Estado (febrero de 2012), y “un ulterior intento de diálogo en vista de adecuar los Estatutos a la ley de la Iglesia” no han dado los frutos esperados. Más aún, según desvela la nota vaticana, el rector ha expresado en dos cartas recientes a Bertone “la imposibilidad de realizar cuanto se le requería, condicionando la modificación de los Estatutos a la renuncia por parte de la Archidiócesis de Lima al control de la gestión de los bienes de la Universidad”.

Aunque la Santa Sede confía que “en un futuro próximo las autoridades académicas competentes reconsideren su posición”, la PUCP sostiene que “hará prevalecer el compromiso que tiene para con sus estudiantes, profesores y trabajadores, y para con sus graduados y egresados, de hacer respetar su denominación oficial…”.

Finalmente, la Asamblea Universitaria reitera su “compromiso con los valores católicos que inspiran y alientan cotidianamente” al centro, y expresa su “reconocimiento y respaldo a la gestión que viene realizando el Rectorado de la Universidad en la conducción de las relaciones con la jerarquía de la Iglesia”.

En el nº 2.811 de Vida Nueva.

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