Oswaldo Payá, una gran pérdida para la disidencia cubana

funeral de Oswaldo Payá

Católico comprometido con el cambio, falleció en accidente de tráfico

Oswaldo Payá, líder de la disidencia cubana fallecido en 2012

ARACELI CANTERO GUIBERT | Al despedir los restos del disidente cubano Oswaldo Payá Sardiñas, fallecido el 22 de julio en un accidente de tráfico cuyas causas todavía están por aclarar, el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega Alamino, elogió su vocación política, su claridad en ejercer ese derecho y su fidelidad y cercanía a la Iglesia. Destacó que fue un seguidor práctico de la Doctrina Social de la Iglesia. [Oswaldo Payá, una gran pérdida para la disidencia cubana – Extracto]

Además de ser un líder pacifista amante de su patria, Payá fue un católico de toda la vida que vivió en su carne las dificultades de los creyentes de su generación en Cuba, solo por ser católicos.

Nació en 1952 y estudió en una escuelita de barrio con los Hermanos Maristas. Se mostraba agradecido a la educación recibida de sus padres. A pesar de las dificultades, cada domingo él y sus hermanos iban solitos a misa, “entre miradas y palabras desagradables. Me parecía normal que si iba a ser católico, me tendría que acostumbrar a aquello,” recordaba Payá en una entrevista al hablar de su vida.

Al término del servicio militar obligatorio, el entonces obispo de La Habana, Francisco Oves, le permitió quedarse en la parroquia donde organizaba celebraciones de la Palabra. En fines de semana, “abría la iglesia a compañeros y dormían 20 o 30 en los bancos y hablábamos de política, filosofía… era un intercambio vivo permanente”.

Aquel ambiente fue para Payá un gran contraste con el de la Universidad, poco después. Cuando fue a matricularse en Física Pura, quienes le entrevistaron, “muy amables, trataban de ayudarme diciéndome que yo solo era católico porque me obligaban mis padres”. Decidió estudiar por las noches porque “el ambiente era más solidario”. Se graduó como ingeniero de telecomunicaciones.

Trabajó en su parroquia y en la acción pastoral en La Habana y después, a nivel nacional, en los preparativos del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (1986). Su vocación laical de transformación del mundo le llevó, en los años 80, a plantearse la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia.

Con un grupo de católicos publicaba la hoja Pueblo de Dios, que ellos mismos firmaban y repartían por miles. La hoja fue suspendida por la Iglesia, ya que, dada la situación de Cuba, sus planteamientos resultaban poco oportunos.

funeral de Oswaldo Payá

Un momento del funeral

Payá y el grupo que por entonces se había constituido en una ‘peña católica de reflexión’, optaron por crear el Movimiento Cristiano Liberación (MCL). Dejaron de reunirse en un salón parroquial y decidieron “salir de la Iglesia” conscientes de que “no podemos pedirle a un obispo que haga esto o aquello, sino que vamos a hacerlo nosotros en la calle y según nuestra vocación laical”.

La clave, la liberación

El punto de partida del movimiento es el Evangelio, y la clave, la liberación, “porque es lo que necesita nuestro pueblo”. Payá no se cansaba de decir que “hay que liberar al pueblo de la cultura del miedo a la que está sometido”. Y señalaba que Cuba puede cambiar, “y nosotros tratamos de promover el protagonismo del pueblo, por vías legales”.

Con la voluntad de lograr cambios por el testimonio y a través de proyectos de “obediencia civil”, el MCL trata de demostrar, por vías legales, que “es el Gobierno el que viola sistemáticamente su propia ley”.

Payá estaba convencido de que la mayoría del pueblo de Cuba quiere un cambio sin revancha. “Porque si el cambio es violento, el gobierno que venga será un gobierno de fuerza y si esperamos que el cambio llegue desde afuera, entonces el pueblo no será protagonista del cambio”.

En 1998, logró recoger más de 10.000 firmas a través del Proyecto Varela, que solicitaba un referéndum para un cambio constitucional y libertad de asociación y expresión, elecciones libres, libertad de empresa y amnistía para los presos políticos.

En 2002, fue el primer opositor cubano que recibió el Premio Sajarov del Parlamento Europeo. En la actualidad, recogía firmas para lograr que los cubanos puedan viajar libremente.

Emotivo funeral

Rolando Suarez es el abogado de la Conferencia de Obispos Cubanos y estuvo presente en el velatorio y funeral de Payá, celebrados en su parroquia El Salvador del Mundo en el barrio habanero de El Cerro, y constató que “era muy visible la presencia de muchos jóvenes. La Iglesia estuvo abierta toda la noche del día 23 y doblando campanas”.

La muerte sorprendió a Payá a los 60 años. Junto a él perdió la vida el cubano Harold Cepero Escalante, de 31 años, de Ciego de Ávila y miembro MCL. Además viajaban con ellos el español Ángel Carromero, quien conducía el vehículo, y el sueco Jens Aron Modig, quienes al día siguiente fueron dados de alta del hospital de Bayamo.

Durante el funeral, la hija de Paya, Rosamaría, pidió “justicia sobre la violenta muerte de mi papá y de nuestro joven amigo Harold”. Recordando a su padre, dijo: “No tenemos odio en el corazón, pero sí sed de verdad y ansias de liberación”.

Hubo una fuerte presencia policial y después de la misa se produjeron decenas de arrestos de opositores que gritaban contra el Gobierno.

El responso en la capilla del cementerio fue realizado por el obispo auxiliar de La Habana, Alfredo Petit, quien recitó el final de una poesía sobre la muerte de una persona por su hermano. La frase final, que provocó aplausos durante más de cinco minutos, decía: “Serás delator, juez y verdugo de quien te asesinó”.

En el nº 2.811 de Vida Nueva.

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