Cristianos: los más perseguidos

Las hijas de Asia Bibi, cristiana condenada a pena de muerte en Pakistán
hijas de Asia Bibi

Las hijas de Asia Bibi, cristiana condenada a pena de muerte en Pakistán

JESÚS GARCÍA | Más de 350 millones en el mundo. Los cristianos son el colectivo social más perseguido y discriminado del planeta. Cada día hay nuevos mártires. ¿Qué podemos hacer? Ellos, como nos recuerda Ayuda a la Iglesia Necesitada, piden oraciones y que contemos lo que les pasa. [Cristianos: los más perseguidos – Extracto]

Año 0: comienza la persecución. No era más que un bebé cuando Cristo vivió la experiencia del huido, del refugiado, del sin papeles y sin techo. Vivió unos años en el destierro y regresó a su tierra siendo ya un mocito. La paz con que vivió su adolescencia y juventud duró lo que su anonimato. Finalmente, fue perseguido, torturado y asesinado.

La historia de los cristianos se habría acabado ahí mismo de no ser porque resultó ser Dios y resucitó para confirmar todo lo que había contado en vida, aquello por lo que le mataron. Y el hecho de que esta historia haya llegado a nuestros días resulta milagroso si tenemos en cuenta que, de sus primeros doce apóstoles, la mayoría corrió su misma suerte de tortura y asesinato.

Muchos de los seguidores de estos primeros apóstoles, lo mismo. Y así, sucesivamente, generaciones de ellos en todo el mundo han escrito con su sangre la historia del cristianismo.

En pleno siglo XXI, más de 350 millones de seres humanos sufren algún tipo de discriminación o persecución a causa de su fe cristiana. Si uno sigue los medios de comunicación, da la impresión de que esta persecución se ha recrudecido en los últimos tiempos, pero posiblemente no sea así.

Esta persecución ha estado tan viva y vigente antes como ahora. La diferencia está en que ahora nos enteramos. Gracias a los avances tecnológicos, los flujos de información se han acelerado, descorriendo el velo de opacidad informativa que cubre la realidad en la vida de un tercio de los cristianos que hay sobre la tierra: la realidad de la persecución.

Ejemplos de esta persecución se siguen viviendo a día de hoy. Muchos de sus testimonios, en todo el mundo, los ha recogido la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN). Los siguientes son tan solo un botón de muestra.

    • Bosnia-Herzegovina

dos chicas cristianas en Bosnia rezando ante un crucifijo

Vukovar es una ciudad fronteriza entre Serbia, Croacia y Bosnia-Herzegovina. En 1991 sufrió uno de los sitios más largos y brutales del siglo XX. La mayoría de la población –católica– vio cómo sus casas fueron reducidas a cenizas en tres meses de bombardeo infernal.

Testigo y víctima de todo ello fue una pequeña de trece años. Hoy, su nombre es sor Irene y reside en un carmelo de Sarajevo. “Se llevaron a mi padre y a mi hermano a una prisión improvisada, a un edificio que convirtieron en campo de prisioneros. Allí los torturaron durante días. Nosotras, mi madre, mi hermana y yo, sabíamos que estaban vivos porque oíamos sus gritos. Hasta que, finalmente, los mataron. Fue ahí donde empecé a plantearme una serie de cosas sobre la vida y la muerte, y cuando empecé a plantearme la vocación”.

Con la obligación de perdonar por mandato divino, ella dice que lo ha conseguido: “He perdonado, sí, pero no es un acto de mi voluntad el perdonar a los asesinos de mi padre y de mi hermano, a quienes destruyeron toda mi ciudad… Yo puedo tener la voluntad de perdonar, pero no ser capaz. El perdón es un don de Dios, y Dios me lo ha concedido. No ha sido fácil; ha sido el fruto de muchos años de oración en silencio, de clausura, de adoración. Pero un día, el perdón me fue dado. Lo sentí y lo recibí; por eso le doy gracias a Dios y rezo por todos, también por los asesinos de mi padre y de mi hermano”.

    • Pakistán

cristiano con una cruz en una iglesia en Pakistán

El 14 de julio de 2009, tras varias horas de cosecha en el campo, Asia Bibi tuvo sed, se acercó a un pozo y bebió. En ese momento, una vecina gritó que el agua era de las mujeres musulmanas y la estaba contaminando. El tono de la disputa fue subiendo hasta que surgió una acusación: blasfemia.

En Pakistán, esa palabra significa la muerte debido a la Ley Antiblasfemia, por la que cualquier persona puede acusar a otra sin pruebas de haber blasfemado contra el Corán, Mahoma o Alá, o contra cualquiera de los símbolos islámicos.

Tras una brutal paliza, Asia Bibi fue encarcelada y condenada a morir en la horca. Mientras espera la ejecución de su condena en un celda minúscula, su marido y sus tres hijas han tenido que huir del pueblo en el que vivían, abandonar sus pocas pertenencias, su casa, sus amistades, sus trabajos… [REPORTAJE: Los cristianos de Pakistán, acosados]

En este tiempo, solo un puñado de hombres valientes han intentado ayudarla. Dos de ellos, el gobernador de la región en la que vive Asia Bibi, y el ministro de las Minorías, cristiano también él, han sido asesinados.

    • Irak

atentado con bomba delante de una iglesia en Irak

Mohamed, un joven iraquí, es el heredero principal de una importante familia chiíta de Bagdad. Durante el servicio militar, convivió con un compañero cristiano, cuyo testimonio y ejemplo de vida le llevó finalmente a la conversión.

Al regresar a su casa después del período de instrucción militar, su familia no lo aceptó y declaró una fatua contra él, esto es, la orden de eliminarlo. Su propia madre se avergonzó de él en público pidiendo su ejecución por manchar el nombre de la familia al convertirse al cristianismo.

Mohamed fue encarcelado, torturado y vejado en numerosas ocasiones, y por fin logró huir a Francia, donde hoy vive como refugiado político gracias a la pensión que le da el Estado. Su padre murió durante su exilio, muy probablemente sin haberle perdonado, y él sabe que, aunque en ocasiones le gustaría, no podrá regresar jamás a su país, a su casa.

Mohamed, que tomó el nombre de Joseph tras bautizarse, dice que una de las cosas que más cuesta del cristianismo es el perdón, porque cuando no tienes enemigos es muy fácil hablar de amarles, pero que, cuando llevas en tu piel la marca de los que te torturaron, solo la oración y el don de Dios te puede sanar. Por eso se acoge a la oración propia y a la de los demás con la finalidad de poder perdonar como hizo Cristo con sus asesinos.

    • Sudán

cristianos rezando en Sudán del Sur

Durante más de treinta años, este país africano ha vivido una guerra civil que ha dejado millones de muertos y desplazados. Una generación entera no ha conocido la paz hasta tener más de treinta años, y los tiempos que corren por el nuevo país de Sudán del Sur, independizado del Norte, no traen buenos augurios.

Roco Taban es el vicario apostólico de la Diócesis de Malakal, una de las ciudades más importantes de Sudán del Sur, cuya capital fue uno de los epicentros de los más sangrientos enfrentamientos en los años de barbarie entre los musulmanes del Norte y los cristianos del Sur.

Con la sencillez de quien cuenta una anécdota, monseñor Taban relató a un equipo enviado por Ayuda a la Iglesia Necesitada cómo estuvo a punto de morir en numerosas ocasiones. “Un grupo de militares llegó hasta la puerta de mi parroquia y quisieron que cerrase el templo, pero yo me negué. Me colocaron el cañón de una pistola en la cabeza, lo metieron en mi oído y yo pensé que era el fin, pero me negué a cerrar la iglesia. Les dije que ellos hicieran lo que tuvieran que hacer, que yo haría lo que yo tenía que hacer, que era dar servicio pastoral a los fieles. Finalmente no me mataron, pero me llevaron prisionero, y cada día que yo estuve reo pensé que en cualquier momento me asesinarían”.

Lo cuenta tranquilamente, mientras pela una naranja, y quienes le escuchamos tratamos de que no se nos indigeste el postre.

    • China

cristiano rezando en China

Jorge es el nombre falso con el que un joven seminarista chino nos cuenta su experiencia. Está estudiando en España, pero en secreto, sin que ni si quiera su familia sepa a qué parte del mundo se marchó una buena mañana, sin despedirse ni dejar nota alguna. “Ellos solo sabían de mi inquietud religiosa y un buen día me marché de casa, metido en el maletero de un coche, escondido como un delincuente”.

La odisea para llegar desde su pueblo, en el interior de China, hasta el seminario clandestino es de película de cine negro. “Tras una noche entera metido en el maletero, llegué a una estación de tren. Allí me dieron un billete y viajé a una ciudad en la que otro hombre, desconocido para mí, me dio otro billete más. Tras dos días de trayecto interminable, llegué a una ciudad, en la que me metieron en un piso junto con otros siete seminaristas. Durante seis meses ninguno pudimos salir a la calle. Era para volverse loco, pero no hay otra manera. Finalmente, se consiguió la manera de sacarme del país y estudiar, aunque pronto he de regresar para ser ordenado por mi obispo. Será en una ceremonia clandestina”.

Jorge sabe que su futuro, muy probablemente, sea dar con sus huesos en la cárcel: “Sí, para eso me preparo. Esa es la realidad de la Iglesia en mi país, y yo estoy dispuesto. No me gusta la idea de ser mártir, pero tampoco me da miedo”.

  • España

En España no existe persecución religiosa. Hablar de persecución en un país en el que se puede ir a misa libremente, tener una Biblia, comprar un rosario o participar en una de tantas procesiones como se celebran, sería un insulto tanto para aquellos que hoy en día tienen que vivir estas actividades a escondidas, como para quienes en España lo han sufrido en tiempos no muy lejanos.

Sería un insulto decir que
en España hay persecución religiosa;
lo que sí existe es una cierta falta de respeto
hacia los sentimientos religiosos de la gente.

El asunto es que resulta difícil de explicar una realidad desconocida, pero ser cristiano hoy es una fuente de problemas de diferente índole en países como Afganistán, Arabia Saudí, Argelia, Bangladesh, Bielorrusia, Bosnia, Myanmar, China, Corea del Norte, Cuba, Egipto, Eritrea, sur de Filipinas, India, Indonesia, Irán, Irak, Israel y Palestina, Kazajstán, Laos, Líbano, Maldivas, Nigeria, Pakistán, Congo, Chad, Rusia, Sri Lanka, Sudán, Turquía, Venezuela, Vietnam o Yemen.

Lo que sí existe en España es una cierta falta de respeto hacia los sentimientos religiosos de la gente. España es un país que, en ese sentido, no ha madurado democráticamente como sí que lo ha hecho en otros.

Ejemplo de ello son los numerosísimos chistes sobre gangosos y homosexuales con que un humorista llamado Arévalo se ganó la vida durante los primeros años de la democracia y, que, de hacerlos hoy, le llevarían a la cárcel probablemente. O las parodias con las que los geniales Martes y Trece hicieron reír a los españoles imitando a una mujer maltratada mientras sollozaba porque “mi marido me pega”, y que hoy serían constitutivos de delito.

Los chistes y mofas que con tanta frecuencia salpican los espacios audiovisuales, cómicos y culturales de España, son muestra de que en lo que la sociedad española ha madurado respecto a la dignidad y derechos humanos de algunos colectivos sociales, humanos, ha retrocedido con respeto al colectivo cristiano.

  • Conclusión

Pero josephs, asias, irenes… hay miles en el mundo. Ayuda a la Iglesia Necesitada maneja documentación fidedigna de que son unos 350 millones los seres humanos que sufren discriminación, presión social o abierta persecución en el mundo por el hecho de ser cristianos. Las formas son varias: leyes anticristianas, falta de libertad religiosa, irracionalidad desde una creencia determinada, bajo nivel cultural, ausencia de valores democráticos…

Lo cierto es que, hoy, el cristiano es el colectivo social más perseguido y discriminado del planeta. No hay en el mundo tantas mujeres maltratadas por ser mujeres como cristianos por ser cristianos. No hay en el mundo tantos homosexuales discriminados por ser homosexuales como cristianos por ser cristianos. No hay en el mundo tantos hombres y mujeres maltratados o humillados por su raza como los hay por su fe cristiana.

La madurez social alcanzada gracias a los valores democráticos en cuestiones como la raza, el sexo, el nivel social o el origen cultural aún no se ha asentado en el sentido religioso en muchos países del mundo.

Lo que los cristianos perseguidos
esperan de nosotros, hermanos de Occidente, es que
recemos por ello y divulguemos su situación.

Cada una de las veces que he participado en un viaje de AIN para conocer la realidad de las diferentes comunidades cristianas perseguidas en algún país, siempre pregunto qué es lo que quieren de nosotros, qué esperan, qué podemos darles sus hermanos cristianos de Occidente.

La mentalidad capitalista con que yo mismo hago la pregunta me hace pensar siempre que la primera respuesta que nos darán será “ayuda económica”. Pero siendo esta importante para sustentar los proyectos pastorales que AIN soporta, lo cierto es que esa nunca es su primera respuesta. Cuando les preguntamos qué quieren de nosotros, todos contestan lo mismo. Primero: oración. Que recemos por ellos. Segundo: divulgación, que lo contemos. Eso es lo que hoy estamos haciendo con la colaboración de Vida Nueva: rezando por ellos y contando lo que les pasa.

Como conclusión final, una reflexión fruto de la experiencia de haber conocido y convivido con comunidades cristianas perseguidas y discriminadas: que no se olvide que el hábitat natural de la Iglesia es la cruz. Allí donde se acomoda, languidece. La sal se vuelve sosa. Sin embargo, allí donde sufre, da fruto y se extiende.

Esto no es óbice para que, de una forma pacífica, vivencialmente evangélica, la Iglesia reclame el derecho de todo ser humano a la libertad religiosa, ni para que los cristianos proclamen la Verdad a la que han sido llamados.

En el nº 2.811 de Vida Nueva.

 

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