La Amazonía, un lugar permanente de misión

obispos y líderes religiosos reunión Amazonía y pastoral indígenas

La Iglesia brasileña recuerda en Santarém las últimas cuatro décadas de trabajo en la región

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Un momento de la reunión de obispos y líderes religiosos

GRAZIELA CRUZ. BRASIL | La Amazonía brasileña fue el tema de la reunión que, a principios de julio, congregó a 40 obispos en Santarém (Pará). [La Amazonía, un lugar permanente de misión – Extracto]

Como eje central de las reflexiones, la evangelización en la región durante los últimos 40 años, porque fue en 1972 cuando se publicó el Documento de Santarém, texto que ha definido desde entonces las acciones de la Iglesia en la zona.

En el encuentro participaron el secretario general de la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB), Leonardo Steiner; el presidente de la Comisión Episcopal para la Amazonía y arzobispo emérito de São Paulo, cardenal Cláudio Hummes; además de los 40 prelados de la Amazonía y decenas de líderes religiosos, entre ellos algunos que se encuentran bajo protección policial por su defensa de los pueblos de la zona –a través de sus denuncias contra la explotacion sexual de niños, adolescentes y mujeres, el tráfico de drogas y de personas o el trabajo esclavo– y por poner al descubierto la explotación ilegal de los recursos de la Amazonía.

Al término de la cita, se dio a conocer una Carta al pueblo de Dios, una carta al Gobierno de la Amazonía y otra a Benedicto XVI.

Retrospectiva histórica

En 1972, los obispos emitieron el Documento de Santarém, donde definían las líneas de acción de la Iglesia en la Amazonía brasileña. Reunidos ahora, los pastores realizaron una retrospectiva histórica de lo que ha supuesto la presencia eclesial allí durante todo este tiempo.

En aquella época, se consideraba esta región como “tierra abandonada”. Respondiendo a tal visión, el Gobierno federal implantó un programa de colonización bajo el lema Hombres sin tierra para tierra sin hombres. Así, se trazaron grandes carreteras, como la Transamazónica y la Belém-Brasília, y, en el entorno de las mismas, se alzaron aldeas que, con el aumento de la población, se convirtieron en ciudades.

El documento episcopal profetizaba lo que sucedería en un futuro próximo. De ahí que el nuevo texto reconozca que, aunque haya avances en lo social y político, persisten problemas gravísimos que afectan a los pueblos de la región.

Uno de ellos son los grandes proyectos que, además de causar un grave impacto sobre el medio ambiente, generan ganancias para algunos a costa de producir numerosos efectos negativos en las ciudades donde se instalan. Algo que es aplicable a la construcción de centrales hidroeléctricas, explotaciones minerales o agroindustriales.deforestación de la Amazonía en Brasil

Precisamente, con respecto a varias hidroeléctricas planificadas para los próximos años en la región, los obispos advierten en su Carta al pueblo de Dios que, “bajo el pretexto de generar energía limpia, se esconde la verdad de que se talan más bosques, de que más áreas –incluidas las zonas urbanas– se van a inundar, miles de familias serán desalojadas de sus tierras ancestrales, más pueblos indígenas se verán directamente afectados, habrá más lagos artificiales, podridos y muertos, que van a producir gases letales y se convertirán en vivero adecuado para todo tipo de plagas y enfermedades endémicas”.

En rueda de prensa, el obispo de la Prelatura del Cametá y presidente de la Región Norte 2, Jesús María Cizaurre Berdonces, lamentó que el Amazonas sea considerado hoy como una colonia, donde la gente viene, se lleva la materia prima, se enriquece y se va.

“Este es un modelo capitalista para la Amazonía impulsado por el Gobierno, que no tiene en cuenta a las personas que viven aquí”.

El agustino recoleto de origen español recordó, sin embargo, que hay otro modelo propugnado por la Iglesia y que se centra en las personas: “La Iglesia defiende el incentivo a la agricultura familiar, aboga por que los beneficios de la riqueza se queden en la Amazonía y que las personas sean escuchadas”.

El obispo de Roraima y presidente de la Regional Norte 1, Roque Paloschi, señaló que la cuestión es saber quién está disfrutando de los beneficios de estos grandes proyectos, que, además de contar con las bendiciones del Gobierno, se financian con dinero público.

El prelado abogó por la biodiversidad, la participación de hombres y mujeres de la Amazonía, que tienen la sabiduría antigua y tradicional de cuidar del medio ambiente, sin atacarlo.

Los participantes recordaron las amenazas a los indígenas y destacaron el apoyo ofrecido por la Iglesia, sin la que muchos pueblos podrían haber desaparecido: “La presencia solidaria y el apoyo incondicional a la lucha por sus derechos ha sido esencial para que hoy la mayoría de los pueblos indígenas de la región tengan sus tierras demarcadas. Decenas de pueblos salieron del silencio en el que se vieron obligados a esconderse para sobrevivir. Resurgiron de sus cenizas y están luchando por sus derechos y su tierra”.

Los obispos pusieron el énfasis, además, en la dimensión misionera, elogiando la fuerza de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), “familia de familias donde todos se conocen y se quieren bien, y también centros de oración y meditación de la Palabra para alimentar una profunda experiencia mística de la vida en cercanía de Dios”, según el documento.

En este sentido, el cardenal Hummes destacó que las CEBs fueron, durante décadas, el gran poder de resistencia contra todas las formas de opresión, pues, “si queremos llevar a la gente a Jesucristo, debemos ayudarles a vivir su fe en una comunidad…”.

Hummes, en la misa de clausura, a la que asistieron casi 1.200 fieles, recordó que “la Amazonía continúa siendo una llamada a la Iglesia, un lugar permanente de misión”.

A su juicio, la región, por sus características, requiere una actitud profética de la Iglesia. Un profetismo que exige actitudes relacionadas con la promoción humana, que “forma parte de la evangelización y, para que eso suceda, es necesario combatir toda forma de opresión sobre el pueblo”.

En el nº 2.811 de Vida Nueva.

 

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