Los consiliarios de Acción Católica de la región publican un documento ante la crisis
ANA BELÉN CABALLERO BRAVO. BADAJOZ | La crisis económica afecta a todos los sectores sociales y a todas las regiones, pero no es menos cierto que su incidencia en algunas es más preocupante. Ese es, por ejemplo, el caso de Extremadura. Lo muestra un dato: según el último informe de la Fundación FOESSA (Exclusión y Desarrollo Social en España. Análisis y Perspectivas 2012), publicado el pasado mes de marzo, su nivel de pobreza se sitúa en un 38,1%, muy por encima de la media española (21,8%).
Ante datos como estos, los consiliarios de los distintos movimientos de Acción Católica de Extremadura, tanto de la Acción Católica General como de los movimientos especializados, han publicado un informe bajo el título Lectura creyente de la actual situación de Extremadura, agravada por la crisis, donde sitúan a la Iglesia extremeña ante la realidad que vive hoy el país y esta región.
Esta “lectura creyente” es fruto de los cuatro encuentros que estos consiliarios han celebrado durante el curso 2010-2011 y supone una continuación al que ya se presentó en el 2005-2006 (Lectura creyente de la realidad extremeña). En aquel momento, apuntaron como problemas “un modelo de desarrollo regional subsidiario, la ausencia de industrias en Extremadura, la poca y mala vertebración territorial y las normas y formas de relación que han hecho ciudadanos sumisos, dependientes y con complejos de inferioridad”.
En esta ocasión, y siguiendo la metodología del ver, juzgar y actuar, los consiliarios apuntan al “capitalismo salvaje”, cuya máxima es que “quien no puede comprar, sencillamente no existe”, como la principal causa de esta crisis económica y de valores.
En el informe realizan una radiografía de la sociedad extremeña que se encuentran en el desarrollo de su tarea pastoral: jóvenes universitarios cuya aspiración es terminar cuanto antes y ser funcionarios; familias que no ingresan nada y cuyos miembros han caído en depresión; parado, soltero y sin perspectivas de futuro que vuelve al pueblo; jóvenes, entre 21 y 27 años, que están en la calle sin trabajo, pero que tampoco hacen por encontrarlo; la pobreza en la mujer es más aguda; aumento de los conflictos familiares; dualismo social y eclesial; desconfianza en la sociedad ante la difícil situación de la agricultura, uno de los pilares de la economía extremeña; y el cierre de grandes empresas.
Los consiliarios analizan en esta “lectura creyente” cómo está influyendo esta situación en las personas, en las familias y en lo político y social. En este último punto, hacen especial referencia al Movimiento 15-M, que definen como “apasionante” y “esperanzador” en una sociedad apática y desencantada, demostrando que “los jóvenes no estaban muertos”.
Menos denuncia profética
También la Iglesia es motivo de estudio en este informe. Los consiliarios de la Acción Católica de Extremadura apuntan que en los últimos años “ha bajado el sentido profético de la denuncia”, que la Iglesia jerárquica “está más preocupada de lo doctrinal que del acompañamiento a las realidades analizadas” y que tienen la impresión de que los cristianos tienen “miedo” y les cuesta abrir cauces creativos para acercarse y acompañar “a los que van caminando por la vida”.
Incluso, apuntan como una preocupación propia de la Acción Católica el descenso en el número de personas que están en los procesos de iniciación de este movimiento.
Ante esta realidad social y eclesial, los consiliarios consideran que “nadie puede quedar impasible” porque “va en contra de los planes de Dios, respecto al hombre y a la mujer. Está en juego la dignidad de la persona, el derecho fundamental al trabajo, la solidaridad y el bien común, el principio de subsidiaridad que asigna a particulares e instituciones la responsabilidad de aceptar sus propias obligaciones”.
Y para concluir, recuerdan que es necesario educar y cultivar la actitud de la esperanza en el acompañamiento a los militantes, profundizar en el análisis de la realidad y escuchar a las víctimas de esta crisis y ser su apoyo en los momentos duros, siempre teniendo en el centro de la actuación “a la persona y su dignidad”.
Además de no olvidar la importancia de la formación sobre la dimensión social y política de la fe, la necesidad de discernir la realidad y el compromiso de los cristianos en los campos de la política, la economía, la cultura, lo sindical y asociativo.
En el nº 2.810 de Vida Nueva.
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- A FONDO: La Iglesia sale al rescate