Lecciones del Concilio

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Cuando empezó el Vaticano II, los obispos se encontraron con un esquema sobre la Iglesia que no les convenció. Lo había redactado un grupo de teólogos, apoyados por cardenales de la Curia que pensaban que la asamblea sería breve y que se limitaría a culminar el Vaticano I, interrumpido bruscamente.

Se trabajó mucho para que la Lumen Gentium saliera a flote con solo un par de votos en contra de los 2.500. Y en la briega, los obispos del Rin: Alemania, Francia y Holanda. Y entre ellos, Ratzinger, consultor del cardenal Frings, el que tuvo que parar los pies a Ottaviani.

Las aguas del Rin llegaron al Tíber. Hubo teología de comunión, encuentro, diálogo, renovación. Releer y estudiar de nuevo la Lumen Gentium es solazarse en las aguas revitalizadoras que nos traerán la lozanía y el frescor que se va perdiendo, incluso en las mejores familias de esta gran familia que es la Iglesia.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.810 de Vida Nueva.

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