Sudán del Sur, un año de vida al borde del precipicio

Se cumple un año de su independencia

niña con la bandera de Sudán del Sur

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA. Fotos: AIN | Pese a conmemorar el 9 de julio el primer aniversario de su independencia, Sudán del Sur, el Estado más joven del mundo, no tiene tiempo para festejos. Y es que su situación es ciertamente dramática. El país más pobre de África cuenta con una administración pública que apenas cubre los servicios más básicos (como educación y sanidad) y que, además, ha protagonizado casos de corrupción, no tiene casi infraestructuras.

También padece como pocos los efectos de una crisis económica propia (los productos de primera necesidad cuestan el doble que antes de la independencia) y se encuentra al borde de la guerra con su vecino del Norte, Sudán, con el que hasta hace un año compartía fronteras.

Pese al aparente respeto por los resultados del referéndum, el régimen de Jartum, presuntamente apoyado en milicias radicales islamistas, ha puesto todo tipo de trabas burocráticas para tratar de bloquear al naciente país. La principal, la exigencia de que todos los ciudadanos originarios del Sur que residen en el Norte volvieran a su país a registrarse y obtener sus correspondientes documentos de identidad como condición indispensable para solicitar un permiso de trabajo y residencia válido para el Norte.

Como denuncia en un informe Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), esta exigencia de retorno, que finalizaba el pasado 8 de abril, desencadenó el “pánico” entre los cristianos que hasta ahora se habían refugiado en el Norte para huir de una situación de guerra que, en los últimos 30 años, se había cobrado dos millones de víctimas.

Así, hasta cinco millones de cristianos cruzaron la frontera en un “éxodo burocrático” lleno de dificultades. Una situación que también afectó a obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas, que debían emprender el viaje para poder mantener su labor pastoral en el Norte. Porque, en caso de no hacerlo así, la actividad de la Iglesia allí peligra, pues Jartum ha dejado claro que ya no volverá a conceder más visados a misioneros extranjeros.

Otro factor de especial gravedad es el que se registra en los Montes Nuba, una región fronteriza en la que, pese a su situación geográfica en el Norte, la gran mayoría de su población es cristiana y quiere integrarse en el Sur. El régimen de Jartum ha actuado con gran dureza contra una población eminentemente campesina y ha emprendido una serie continuada de bombardeos en la zona.

En el nº 2.809 de Vida Nueva. Sudán del Sur, un año de vida al borde del precipicio, íntegro solo para suscriptores

 

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