Nueva evangelización es dar testimonio público de la fe

procesión de unos niños y jóvenes con cruz en el campo

Encuentro anual de los secretarios generales de los episcopados de Europa en Edimburgo

procesión de unos niños y jóvenes con cruz en el campo

J. L. CELADA | En el ámbito de la política, de la cultura, de la legislación y de la opinión pública existe hoy día una tendencia emergente, en la mayoría de los países europeos, a relegar a Dios a la esfera privada. Así lo constataron los secretarios generales de los 38 episcopados miembros del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), reunidos a principios de este mes de julio en la capital de Escocia, Edimburgo, para su cuadragésimo encuentro anual.

Los sistemas de financiación de la Iglesia, el ecumenismo en el continente y la traducción de textos litúrgicos de la Iglesia católica fueron otros de los temas que figuraban en la agenda de los participantes.

Los trabajos, inaugurados por el cardenal Keith Patrick O’Brien, arzobispo de St. Andrews y Edimburgo y presidente de la Conferencia de Obispos de Escocia, giraron en torno a la nueva evangelización como llamada a la renovación interior de la vida de fe de todos los católicos. Porque esa vida de fe “tiene también una dimensión pública que afecta a todos los sectores de la sociedad europea”, se puede leer en el comunicado dado a conocer al término de la reunión celebrada en el Dynamic Earth de Edimburgo.

“El futuro de Europa –añade el texto– pasa también por un testimonio renovado de la fe en la política. Solo una razón iluminada por la fe podrá encontrar respuestas adecuadas a los actuales desafíos políticos y económicos”.

En opinión del director del Centro de Ética, Filosofía y Actualidad de la Universidad de St. Andrews, el profesor John Haldane, invitado al encuentro, la Iglesia está llamada a un “renacimiento intelectual”. Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos deben “crecer en su capacidad de testimoniar públicamente su fe al mundo de hoy”, algo a lo que ya llamó el Papa al proclamar el Año de la fe, “abriendo así el camino a una nueva evangelización”.

Limitación e interferencia

Sin embargo, para los representantes del CCEE, no es extraño presenciar formas encubiertas de limitación de la actividad religiosa de las Iglesias, e incluso de interferencia del Estado en la vida eclesial. “Este alejamiento de Dios de la vida cotidiana, que representa una pérdida para toda la sociedad –lamentan–, es particularmente visible en este tiempo de crisis económica, marcada también por una gran sed de Dios”.

En esta línea, durante el encuentro, los secretarios de los episcopados europeos tuvieron ocasión de reflexionar con su homólogo estadounidense sobre el papel de los cristianos en la vida pública y la necesidad de Dios que existe en el Viejo Continente, sumido en el callejón sin salida de la cultura individualista, materialista y hedonista del que debe escapar.

Los participantes aprovecharon el encuentro de Edimburgo para mostrar su solidaridad con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), que se viene oponiendo a una serie de intervenciones legislativas del Gobierno de su país que amenazan la libertad religiosa. “Cuando la libertad religiosa es reducida a la simple libertad de culto o de conciencia, y se discute la posibilidad de una presencia pública de la fe cristiana, toda la sociedad se resiente”, advierte el CCEE, al tiempo que califica de “particularmente inquietante” el hecho de que un Estado imponga a las Iglesias “prácticas que van en contra de la conciencia de sus fieles”.

La próxima reunión de secretarios generales del CCEE se celebrará en Varsovia del 27 al 30 de junio de 2013, por invitación del obispo Wojciech Polak, secretario de la Conferencia Episcopal de Polonia.

Financiación de la Iglesia

Durante la reunión de Edimburgo, el secretario general de la Conferencia de Obispos Suizos (CES), Erwin Tanner, presentó los resultados de un estudio encargado por los episcopados del continente sobre los diferentes sistemas de financiación de las Iglesias en Europa.

Según los datos recogidos en el mismo, el apoyo económico que prestan los estados a la Iglesia en los diferentes países es mínimo, pues la mayor parte de sus ingresos proviene directamente de los fieles.

A juicio del CCEE, los medios de comunicación presentan con demasiada frecuencia “una imagen falseada y muy parcial” sobre este tema, al considerar a la Iglesia “una institución privilegiada”, cuando las diversas formas de financiación estudiadas muestran claramente que se trata de “compensaciones económicas” que casi nunca están a la altura de los servicios demandados por la sociedad, como las escuelas católicas, los hospitales o las residencias de ancianos.

En el nº 2.809 de Vida Nueva.

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