Anselm Grün: “El mensaje cristiano también es un mensaje terapéutico”

Anselm Grun, monje benedictino y escritor

Monje benedictino y autor de libros de espiritualidad

Anselm Grun, monje benedictino y escritor

ÓSCAR ELIZALDE. Fotos: VNC | Era el último día del ciclo de conferencias sobre Espiritualidad y construcción ciudadana con el reconocido escritor Anselm Grün, que recientemente visitaba a Colombia por primera vez. Lo vi bajar pausadamente las escaleras. Sus barbas blancas y su hábito benedictino lo hacían ver venerable. [Extracto de la entrevista con Anselm Grün]

Se tomó pausadamente un café mientras atendió a una romería que provenía del auditorio donde acababa de pronunciar su última conferencia. Unos le pidieron una palabra, otros que les autografiara un libro, y algunos aguardaron para obtener una foto.

Pocas horas antes de que regresara a su monasterio de Münsterschwarzach, en Alemania, Anselm Grün, en escasos 27 minutos, compartió algunos esbozos de su vida y de su pensamiento. En medio de la conversación, emergieron también algunos rasgos de la personalidad del afamado monje, que está detrás de más de una cincuentena de exitosos libros sobre espiritualidad.

– ¿Se considera un autor de ‘best sellers’?

– No, aunque me doy cuenta de que es una realidad. Empecé a escribir hace treinta años. Principalmente traducía textos de los antiguos monjes, y en aquel momento no se vendían. Nunca tuve la idea de llegar a ser un gran escritor, pero ahora me siento muy agradecido por esta experiencia.

– ¿A qué atribuye el éxito de sus libros?

– Es difícil alabar la propia obra, pero creo que hay tres razones. En primer lugar, hay un gran anhelo por una espiritualidad cristiana que sea sana; en segundo lugar, intento hablar un lenguaje sencillo, que le llegue a la gente, que conmueva y toque su existencia; y en tercer lugar, no pretendo emitir juicios de valor ni moralizar. Mi mayor deseo es salir al encuentro de la persona en la situación en la que se encuentra y, desde ahí, mostrar un camino cristiano. Por eso, cada vez que escribo tengo presente a las personas con las que hablo, sus inquietudes, a las cuales intento dar una respuesta.

“Mi mayor deseo es salir al encuentro
de la persona en la situación en la que
se encuentra y, desde ahí,
mostrar un camino cristiano”.

– Entonces, sus libros no son propiamente de autoayuda…

– Soy un poco escéptico frente al estilo de los libros americanos de autoayuda y consejo. Yo no pretendo dar consejos, sino poner a la gente en contacto con la sabiduría cristiana.

– ¿Cómo integra su vida monacal con su rol de escritor?

– En la vida es importante tener ritmos. Mi tiempo está muy bien estructurado. El trabajo administrativo, que compete a mis funciones de ecónomo del monasterio, siempre lo realizo en la mañana, y por la tarde tengo charlas en nuestra casa de retiros. Por la noche, dos veces a la semana, doy una conferencia fuera del monasterio. Los libros siempre los escribo los martes y los jueves entre las seis y las ocho de la mañana.Anselm Grun, monje benedictino y escritor

– ¿Comparte con su comunidad benedictina las ideas que escribe?

– Siempre he intentado que mis hermanos profundicen en la espiritualidad. Cada hermano tiene algo que decir. Por otra parte, para mí también es un reto espiritual no llegar a transmitirles mis desilusiones o malestares.

Corrientes espirituales

– ¿Qué es espiritualidad?

– La definición más clásica es “vivir desde la fuente del Espíritu Santo”. Esto implica dos aspectos: en primer lugar, la permeabilidad al Espíritu. Aquí acontece una tensión constante entre las expectativas del propio ego y la fluidez del Espíritu en cada quien. Lo segundo tiene que ver con la experiencia. La espiritualidad se manifiesta en la oración, la meditación, lo celebrativo, lo ritual. En este sentido, los antiguos monjes decían: “Quien lucha sin un método, lucha en vano”. Por eso, siempre resulta importante tener una determinada estructura.

– ¿La espiritualidad cambia?

– A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido transformaciones, cambios y distintas corrientes de espiritualidad. Está la espiritualidad benedictina, franciscana, agustina, jesuita… Todas han tenido muchos aspectos positivos, momentos de florecimiento, pero también períodos de declinación. Sin embargo, se han mantenido. Por eso es importante reconocer que la espiritualidad no siempre se desarrolla hacia arriba, en ascenso, y ello permite que también surjan nuevos brotes del Espíritu en la Iglesia.

– ¿Cuál cree usted que es el mensaje que la espiritualidad benedictina ofrece al mundo de hoy?

– Yo pretendo trasmitir al mundo no solo la sabiduría benedictina, sino también la de los monjes antiguos. Los Padres del desierto, por ejemplo, en su camino de búsqueda fueron muy observantes de su propia vida, a eso se dedicaron. Desde la sabiduría de san Benito resalto tres aportaciones muy importantes: mantener la medida correcta (mesura, templanza); tener un corazón amplio (ser espiritual es tener un corazón amplio); y, finalmente, la organización, la estructura, la regla (qué debe hacer el abad, qué el monje). Estas consideraciones son muy actuales e importantes, incluso en el mundo empresarial.

“Los principales clamores son
la búsqueda de algo que le dé sentido a la vida,
el miedo, la presión que se siente
con respecto al trabajo, a la forma como vivimos,
el miedo a sentir que la vida no es exitosa”.

– ¿A qué se debe el auge de lo espiritual en el mundo empresarial?

– Se debe a dos razones fundamentales. El mundo empresarial se está dando cuenta de que no basta con ganar dinero, sino que los valores también son importantes. La otra razón es que los gerentes y los ejecutivos encuentran en la espiritualidad un modo de no “quemarse” en el desempeño de sus funciones. Muchos han descubierto que la meditación es un medio para llegar a la fuente fundamental de la que emana toda inspiración.
Entiendo que usted tiene formación en ciencias económicas y administrativas… Estudié filosofía y teología en Roma. Después vino la idea de que yo fuese el ecónomo del monasterio y tuve que estudiar administración y economía. Pero no terminé los estudios, solo hice dos años, lo suficiente para adquirir las herramientas que necesitaba.

Anselm Grun, monje benedictino y escritorBuscando las raíces

– En su ministerio, ¿siente que ha logrado tocar el mundo de los economistas?

– A mí acuden muchas personas del ámbito de la economía, pero también muchos cristianos que están buscando las raíces de su cristianismo. Personas que están en la Iglesia, pero también personas que se habían apartado y que desean volver a encontrarle un sentido a su vida. Me siento feliz de que algunos reencuentren el camino hacia la Iglesia a través de mis libros.

– Teniendo en cuenta estas experiencias y su contacto con la gente, ¿cuál considera que es el principal clamor de la humanidad en este principio de siglo?

– Las cosas cambian mucho de un país a otro. Pero desde mi experiencia con la gente, el principal clamor es la búsqueda de algo que le dé sentido a la vida. Otro clamor tiene que ver con el miedo, la presión que se siente con respecto al trabajo, a la forma como vivimos, el miedo a sentir que la vida no es exitosa. Y un tercer clamor podrían ser las relaciones interpersonales en la vida de pareja, en el trabajo, con los hijos.

– En sus libros usted cita mucho a Carl Jung. ¿Considera que sus aportaciones son importantes?

– Yo ingresé en el monasterio en 1968, un año de revolución. El encuentro con Jung y otros psicólogos cristianos me ayudó a reencontrar el sentido de los símbolos del cristianismo. Pero, para mí, no es un “padre de la Iglesia” (risas). Yo lo veo críticamente. Sin embargo, me ha ayudado a creer y a estar convencido de que el mensaje cristiano también es un mensaje terapéutico, y que el cristianismo no es algo pasado de moda, sino que realmente ayuda al hombre y a la mujer de hoy.

En el nº 2.808 de Vida Nueva.

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