Cáritas apuesta por una presencia contracultural

joven inmigrante en un reparto de alimento de Cáritas

Propone una lógica de valores distintos a los imperantes y otra forma de hacer

joven inmigrante en un reparto de alimento de Cáritas

FRAN OTERO | El Escorial recibió los días 22, 23 y 24 de junio a representantes de las 68 Cáritas Diocesanas de todo el país con motivo de la 69ª Asamblea General de la Confederación Cáritas Española, en la que se han analizado las inquietudes y proyectos de las comunidades y de los 62.000 voluntarios. Una reflexión urgida por la voz de las más pobres que, en número creciente, acuden a Cáritas. [A FONDO: Los héroes anónimos de Cáritas] | [EDITORIAL: Cáritas no desfallece]

La declaración final aglutina un análisis de la situación social y sus consecuencias, así como propuestas de acción. La descripción es dramática, como la situación de tantas personas: “Sus gritos nos hablan del riesgo de quiebra de la cohesión social que amenaza hoy a más de una cuarta parte de la población española, mientras asistimos al aumento de los índices de pobreza, a la cronificación de muchas situaciones de precariedad, al retroceso de los sistemas de protección social y al desgaste de los mecanismos de protección familiar”.

En su opinión, la actual coyuntura está consolidando estructuras de injusticia y de sufrimiento, donde los ciudadanos con mayor desventaja social son los olvidados del sistema y soportan las consecuencias de una crisis que ha agudizado otra crisis (la de desarrollo) anterior.

Para Cáritas, el modelo social “está tiranizado por lo económico” y, por ello, apuesta por un cambio de paradigma y un nuevo marco de convivencia que redefina las prioridades básicas de la sociedad ante el poder de los mercados. “Renovamos nuestra apuesta por un modelo de desarrollo globalizado, basado en la promoción, el acompañamiento y la denuncia, cuyo centro sea la persona, que garantice el ejercicio de los Derechos Humanos…”, explica.

Del mismo modo que rechaza la dialéctica entre la primacía de lo social o lo económico, advierte de las “consecuencias graves” que tiene la reducción de los gastos en políticas sociales.

“Se está produciendo un claro retroceso en materia de derechos sociales y una merma de recursos públicos que suponen la quiebra de muchos procesos de acompañamiento a personas excluidas, así como la desaparición de organizaciones sociales, sus proyectos y centros”, afirma, al tiempo que reitera que es el Estado quien “tiene el mandato de garantizar el acceso de todos a los derechos constitucionales básicos: alimentación, empleo, vivienda, sanidad y educación”. Le urge, por ello, a poner en marcha un sistema de garantía de ingresos mínimos.

Política de cooperación

Por otra parte, considera “escandalosa” la política de cooperación, que “se aleja cada vez más de los compromisos del Pacto de Estado contra la Pobreza y del Pacto Mundial por los Objetivos de Desarrollo del Milenio y ensancha la brecha entre los países y los pueblos”. “En un mundo interconectado, las políticas públicas no pueden dar la espalda al desarrollo con otros, desde una perspectiva internacional inspirada por la solidaridad fraterna en la que ‘todos somos responsables de todos’, como recordaba Juan Pablo II en Sollicitudo Rei Socialis”.

Por todo ello, Cáritas apuesta por una presencia en la vida pública que sea “necesariamente contracultural, imbuida de valores diferentes a los imperantes y que nos impulsen, como servicio organizado de la caridad en el seno de la Iglesia, a ser y hacer de otro modo”.

“Debemos estar con y para quienes más sufren, y denunciar también las estructuras de pecado que generan este sufrimiento”, sentencia. Renueva de este modo su “opción preferencial por los pobres”.

Y finalmente, lanza una llamada a la acción y a la esperanza, y una invitación, en tiempos de zozobra, “a compartir incluso lo necesario para que, como propone nuestra campaña institucional, podamos vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”.

No podía faltar el agradecimiento a esa “corriente de gratuidad, silenciosa y admirable, de tantas personas voluntarias y donantes de Cáritas que, dando incluso mucho de lo que tienen para vivir, han asumido como estilo de vida el compromiso del ser antes que el del tener y son capaces de cambiar cada día su pequeña parcela del mundo”.

En el nº 2.807 de Vida Nueva.

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