Góngora, estrella inextinguible… y sacra

Una exposición en la Biblioteca Nacional culmina el 450º aniversario de su nacimiento

Luis de Góngora y Argote, retrato de Velázquez

'Luis de Góngora y Argote', retrato de Velázquez

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | La exposición Góngora: la estrella inextinguible. Magnitud estética y universo contemporáneo, organizada por la Acción Cultural Española (AC/E), recorre en la Biblioteca Nacional más de cuatro siglos de influencia del universo gongorino en la literatura universal a través de dos centenares de piezas entre cuadros, manuscritos, grabados, dibujos, cartas, esculturas, instrumentos musicales, tapices, partituras, carteles, libros, y revistas.

Un cierre único a la conmemoración del 450º aniversario del nacimiento del poeta en 1561 en Córdoba. De ahí, la participación del Ayuntamiento y la Universidad de Córdoba en la muestra.

Su comisario es Joaquín Roses, profesor de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Córdoba. “Luis de Góngora –resume– es el poeta de la variedad inagotable, cuyo mensaje trasciende siglos y territorios”.

El primer objetivo de la muestra es desmentir esa imagen circunspecta del poeta, como lo desdice su poesía: “Ese hombre tenía mucho del vitalismo renacentista, del puro placer estético y musical del verso. Su opción es mucho más atrevida que la de otros poetas del siglo XVII. Y en pleno siglo XX sus escritos sobresaldrían notablemente, aunque no sé si su poesía sería atendida convenientemente en una sociedad como la actual, más propicia a la banalización y a la facilidad alienante”, dice Roses.

La exposición, abierta hasta el 19 de agosto, recorre la poesía de Góngora –y su innegable influencia– en cuatro bloques: En orbe de oro luminosa estrella: vida y contextos; El triunfo de Góngora en el siglo XVII; Motivos cotidianos, poemas estelares, mitos inagotables: sugerencias de la forma, la línea y el color; y La galaxia de Góngora en el siglo XX.

Una producción religiosa relevante

Un velo de silencio que ha caído sobre la poesía gongorina queda, no obstante, de manifiesto también en esta muestra: su propio testimonio de hombre de fe. Góngora tuvo, y es irremediablemente cierto, una minoritaria producción de poesía religiosa, pero eso no significa que sea irrelevante. Ni mucho menos.

Góngora fusiona las tradiciones bíblicas, devotas y populares que ha heredado y las ajusta a su propia visión poética. Como no podía ser menos en un hombre de la Iglesia. “No era un sacerdote desde el principio –explica Roses–, era diácono, racionero de la catedral de Córdoba, tenía órdenes menores. Eso sí, cuando se trasladó a Madrid, en 1617, antes de convertirse en capellán de honor de Felipe III, ya accede al presbiterado”.

Romances, sonetos, villancicos… dan cuentan de un Dios que representa los valores de la verdad, la belleza y la justicia. En contra de la visión de algunos de los más grandes impulsores en el último siglo del estudio del poeta –como Robert Jammes o Antonio Carreira– de que “la escasa poesía religiosa de Góngora, (…) no es sincera ni convincente”, se va imponiendo la de otros como Salvador Loring, José Manuel Camacho Padilla, José A. Roig del Campo o Antonio Alatorre.

jcrodríguez@vidanueva.es

En el nº 2.805 de Vida Nueva. Góngora, estrella inextinguible… y sacra, íntegro solo para suscriptores

Compartir