Crecen las especulaciones en torno al caso Gotti Tedeschi

La Santa Sede, “sorprendida y preocupada” ante la aparición de documentos que el banquero habría preparado por si le mataban

Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del IOR

Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del IOR

ANTONIO PELAYO. ROMA | Después del oxigenante paréntesis milanés, Benedicto XVI ha recuperado su habitual ritmo de vida. A pesar de todas las insidias y del clima asfixiante que se respira en el Vaticano, el Papa no ha modificado un ápice sus programas ni ha vuelto a hacer alusión directa alguna a los acontecimientos en cuestión.

Esta semana ha recibido en audiencia al presidente de la República Democrática de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, al que invitó a trabajar por la reconciliación en su país después de la guerra civil, y en visita ad limina a los obispos de Papúa-Nueva Guinea; ha celebrado su habitual audiencia general de los miércoles (en la que glosó el reciente Encuentro Mundial de las Familias, subrayando que “aún es posible, aunque con esfuerzo, vivir el amor fiel ‘para siempre’ abierto a la vida”); ha nombrado a media docena de obispos en el mundo entero; ha mandado sendos mensajes a Su Majestad Isabel II, reina del Reino Unido, con ocasión de las bodas de diamante de su reinado, y al presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, Jozef Michalik, con motivo de la apertura de la Eurocopa de fútbol; y además ha recibido a sus más asiduos colaboradores de la Curia romana.

El jueves 7 de junio, Solemnidad del Corpus, celebró la Eucaristía en el atrio de la basílica de San Juan de Letrán y presidió la procesión eucarística que, a través de la Via Merulana, desembocó en la de Santa María la Mayor, donde dio la bendición con el Santísimo a un numeroso grupo de fieles.

En su homilía, consideró un error contraponer celebración y adoración: “Solo si es precedida, acompañada y seguida de una actitud interior de fe y de adoración, la acción litúrgica puede expresar su pleno significado y valor”.

“Diversidad no es división”

De todas estas noticias no se encuentra ni remoto eco en los medios de comunicación, que, una semana más, han dispensado espacios muy generosos a los vatileaks, a pesar de que no se han registrado novedades explosivas.

cardenal Angelo Sodano

Angelo Sodano

En una entrevista que mandó el 7 de junio a L’Osservatore Romano, el cardenal Angelo Sodano lamenta que “de la información se pase a la deformación de las noticias”, ya que el decano del Colegio Cardenalicio se maravilla “ante la insinuación de maniobras, porque diversidad de opiniones no significa división”, y añade que “todos nosotros, los cardenales de Curia, formamos un ‘cenáculo apostólico’ reunido en torno al sucesor de Pedro sin maravillarse de las dificultades del momento”.

“Ahora estoy encantado –asegura el cardenal, tan curtido en deshacer equívocos– de colaborar con mi sucesor, el cardenal Tarcisio Bertone”.

Han pasado ya casi tres semanas, el 23 de mayo, desde que la Gendarmería Vaticana detuviese al hasta entonces ayudante de cámara del Papa, Paolo Gabriele, y desde que, al día siguiente, con una nota de inusitada crueldad, el Consejo de Supervisión del Instituto para las Obras de Religión destituyese al presidente del IOR, el banquero Ettore Gotti Tedeschi.

Días en los que la parquedad informativa de la Sala de Prensa –cuyo director, Federico Lombardi, hace todo lo posible para no naufragar entre las olas de curiosidad de nuestros colegas– ha sido compensada con creces por la fecunda imaginación de los periódicos italianos, seguidos, a veces al pie de la letra, por los corresponsales extranjeros y los responsables de la información religiosa de todo el mundo.

Respecto al “mayordomo infiel”, se sabe que ha sido interrogado ya en dos ocasiones por las competentes autoridades judiciales vaticanas (el juez de instrucción Antonio Piero Bonnet y el fiscal Nicola Picardi), pero del contenido de sus “confesiones” solo se tiene, de vez en cuando, una referencia indirecta a través del P. Lombardi, que, por ejemplo, negaba el 11 de junio que se tratase de un “chivo expiatorio”.

Según el jesuita, el material encontrado por los gendarmes vaticanos en el domicilio de Gabriele eran prueba irrefutable de su culpabilidad. También aprovechó la ocasión para desmentir que en estos momentos haya ninguna otra persona acusada de robo de documentos, excluyendo, como han escrito periódicos italianos, que un periodista y cuatro seglares estuviesen implicados en el turbio asunto. Finalmente, afirmó que no había sido aún fijada la fecha para un tercer interrogatorio. Abundan las suposiciones sobre un posible indulto del Papa o sobre un traslado del detenido a otra dependencia vaticana.

“Sorpresa y preocupación”

Sobre el segundo asunto, la destitución de Gotti Tedeschi, sí que ha habido elementos nuevos que le añaden aún mayor confusión. El 8 de junio salió a la luz pública este comunicado: “La Santa Sede se ha enterado con sorpresa y preocupación de los recientes acontecimientos en que se ha visto envuelto el profesor Gotti Tedeschi. Confía plenamente en que la autoridad judicial italiana valore adecuadamente y respete las prerrogativas de soberanía reconocidas a la Santa Sede en el ordenamiento internacional. La Santa Sede, por otra parte, renueva su plena confianza en las personas que dedican su trabajo con empeño y profesionalidad al Instituto para las Obras de Religión y está examinando con cuidado los eventuales perjuicios circunstanciales a sus derechos propios y a los de sus órganos. Se reafirma, en fin, que la moción de desconfianza adoptada por parte del Consejo de Supervisión frente al profesor Gotti Tedeschi está fundada en motivos objetivos relativos al gobierno del Instituto y no determinada por una presunta oposición a la línea de transparencia por la que están tan interesadas las Autoridades de la Santa Sede y el mismo Instituto”.

Las primeras líneas del comunicado responden a una noticia que habían dado todos los periódicos italianos con destacado relieve días antes: el 5 de junio, los carabinieri, por orden de la Fiscalía de Nápoles, se presentaron en el domicilio del banquero en Piacenza y en su estudio de Milán y se llevaron una cantidad importante de documentos de muy diversa índole; entre ellos, al parecer, un dossier que Gotti Tedeschi habría preparado tiempo atrás sobre sus dos años y medio de gestión al frente del IOR y que estaría destinado al Papa en persona.

Cuatro fiscales –dos de Nápoles y dos de Roma– interrogaron al banquero durante varias horas sobre sus relaciones con algunos de los empresarios y hombres de negocios que en estos momentos tienen cuentas pendientes con la justicia.

El 7 de junio, el diario Il Fatto Quotidiano titulaba en su primera página: “El memorial Gotti Tedeschi: Quieren matarme”, aludiendo a unas palabras que habría dicho a las fuerzas del orden cuando estas se presentaron en su domicilio (“Creí que veníais a ejecutarme”, habría pronunciado con voz atemorizada) y a las que comentó a dos personas de confianza a los que habría entregado sendas copias del dossier: “Si me matan, aquí esta la razón de mi muerte”.

Carl A. Anderson, miembro del Consejo de Supervisión del IOR

Carl A. Anderson podría sustituir a Tedeschi en el IOR

El abogado del financiero Fabio Palazzo hizo llegar a los medios de comunicación una nota en la que afirmaba que “Ettore Gotti Tedeschi no ha entregado espontáneamente, es decir, por decisión propia, ningún material a los magistrados: los fiscales de Nápoles y Roma se han hecho con dicho material a través de un secuestro dispuesto por ellos en relación con los registros ejecutados a disposición de la Fiscalía de Nápoles”.

En otro párrafo de este escrito, se afirma que “entre el material secuestrado había apuntes de trabajo que contenían elementos útiles para rebatir las acusaciones que se le habían hecho cuando se les había retirado la confianza como presidente del IOR”.

Luchas por el control del IOR

Las últimas líneas del comunicado vaticano retoman –pero en tonos ya más moderados– las acusaciones contra Gotti Tedeschi, pero, en opinión de algunos intérpretes autorizados, estas son solo pretextos para camuflar la verdadera raíz del conflicto: la lucha por hacerse con el control del IOR, que desearían con ahínco los estadounidenses Caballeros de Colón (con su presidente, Carl A. Anderson, y el abogado Jeffrey Lena), detrás de los cuales, sin embargo, podrían esconderse intereses no tan santos; a ellos hay que añadir algún otro personaje como el abogado Michele Briamonte, del estudio legal Grande Stevens, muy ligado a la comunidad judía italiana.

Un embrollo que no favorecerá la candidatura vaticana a entrar en la White list de países virtuosos de la OCDE en la lucha contra el blanqueo de capitales procedentes del crimen organizado o del terrorismo.

  • OPINIÓN: Cuervo, por Antonio Pelayo

En el nº 2.805 de Vida Nueva.

 

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