Pero hay quienes hablan…

una mano sostiene un rosario con un crucifijo de madera

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Aunque hay voces que no son silenciadas. Son las de muchos cristianos que siguen trabajando en sus parroquias y grupos a favor de los más pobres. Son una Iglesia viva en la acción social y profética y es una Iglesia fiel al sucesor de Pedro.

Se ha creído muchas veces que quienes trabajan a favor de los pobres y son voces proféticas no están en comunión eclesial. Son criterios muy miopes. Gracias a ellos sigue sonando la voz del Señor y la afonía de otro sector de la Iglesia es curada. Ellos hablan con la fuerza de la fraternidad entrañable.

Hay muchos rincones de la tierra en donde la Iglesia sigue sembrando modelos de una humanidad nueva. Son muchos los espacios en los que la esperanza no ha sido aniquilada y en donde gritar a favor de los pobres y las víctimas sigue siendo un timbre de honor. El miedo no los ata porque ya entregaron su vida. El miedo no los silencia porque la voz interior es más fuerte.

Son muchos los cristianos –sacerdotes, laicos o religiosos– que siguen en la brecha. Son la voz de la Iglesia. Estos no están afónicos. Son las voces valientes, evangélicas y eclesiales. Están en muchos lugares y aunque no tienen el altavoz de los medios de comunicación, sí tienen muy alto el gran valor de la verdad.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.805 de Vida Nueva.

Compartir