La LCWR expresa al cardenal Levada su preocupación por la evaluación doctrinal

directivas de la LCWR Pat Farrell y Janet Mock

Reunión entre Doctrina de la Fe y la Conferencia de Superioras Mayores de EE.UU.

directivas de la LCWR Pat Farrell y Janet Mock

Pat Farrell y Janet Mock, de la LCWR

MARÍA GÓMEZ | La LCWR (Conferencia de Superioras Mayores de los Estados Unidos) tiene serias dudas sobre el contenido de la evaluación doctrinal iniciada por el Vaticano hacia dicha institución y sobre el proceso mediante el cual ha sido preparada esta evaluación, y así se lo han podido expresar ayer, martes 12 de junio, cara a cara, a los dirigentes de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Ayer tuvo lugar en Roma un encuentro al que asistieron, por un lado, el prefecto de la Congregación, cardenal William J. Levada, y el arzobispo de Seattle y delegado de la Santa Sede para la evaluación doctrinal, Peter Sartain; y por otro, la presidenta y la directora ejecutiva de la LCWR, Pat Farrel y Janet Mock, respectivamente.

Ambas partes coinciden en el clima “abierto” y de “franqueza y cordialidad” de la reunión, en la que las religiosas manifestaron su preocupación por las “deficiencias en el proceso y en los resultados de la evaluación doctrinal” anunciados por Doctrina de la Fe el 18 abril.

Una preocupación que la junta directiva de la LCWR había hecho pública en un comunicado el pasado 1 de junio. En él, considera que la valoración vaticana se basa en “acusaciones sin fundamento”, fruto de “un proceso defectuoso que careció de transparencia” y que lleva a sanciones “desproporcionadas a las preocupaciones planteadas” que pueden “comprometer la capacidad [de la LCWR] para llevar a cabo su misión”.

Por todo ello, la decisión de Doctrina de la Fe “ha causado escándalo y dolor en toda la comunidad de la Iglesia y ha creado gran polarización”.

cardenal William J. Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

El cardenal Levada

“Problemas doctrinales serios”

“Según el Derecho Canónico –se lee en el comunicado que, por su parte, emitió la Oficina de Información de la Santa Sede–, una Conferencia de Superiores Mayores, como la LCWR, ha sido constituida por y permanece bajo la suprema dirección de la Santa Sede”.

De ahí el objetivo de la evaluación doctrinal que se anunció el 18 abril: “animar una renovación paciente y de colaboración de esta Conferencia”, para “dotar a sus múltiples y loables iniciativas y actividades de un fundamento doctrinal más sólido”, se decía entonces, refiriéndose a “problemas doctrinales serios” en ciertas enseñanzas sobre la Vida Religiosa, la ordenación de mujeres o la homosexualidad.

De vuelta a EE.UU., Farrell y Mock informarán al resto de miembros de la LCWR (unas 1.500 religiosas que representan al 80% de las 57.000 monjas en el país) en encuentros regionales y, sobre todo, en su asamblea ordinaria anual, que se celebrará del 7 al 10 agosto con el visto bueno de Levada.

Riesgo de un “diálogo de sordos”

“Creo que se puede trabajar. Es mi esperanza y rezo por ello”, declaraba el cardenal al vaticanista del National Catholic Reporter, John Allen, al término de la reunión en Roma, si bien advertía del riesgo de caer en un “diálogo de sordos”.

Levada rechaza las acusaciones de inconsistencia en los argumentos y falta de transparencia en el proceso: “En realidad, esto no es una sorpresa. El proceso empezó hace cuatro años” y la institución ha tomado decisiones que, en su opinión, no responden a las preocupaciones del Vaticano.

Desde ambas partes se reiteran voces que no descartan la conversión de la LCWR hacia un órgano autónomo e independiente de la Santa Sede.

En el nº 2.805 de Vida Nueva.

 

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