San Juan de Ávila, modelo para la sociedad y la Iglesia de hoy

Especialistas analizan su proclamación como Doctor el 7 de octubre

san Juan de Ávila

FRAN OTERO | “Declararé próximamente a san Juan de Ávila, presbítero, Doctor de la Iglesia universal”. Estas fueron las palabras que Benedicto XVI utilizó para dar la noticia en aquel lejano ya 20 de agosto de 2011, en un encuentro con seminaristas en la madrileña Catedral de la Almudena, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud.

Palabras que se han completado, nueve meses después, el pasado 27 de mayo, fiesta de Pentecostés, durante el rezo del Regina Caeli en el Vaticano: “El Espítitu ha hablado por medio de los profetas; con los dones de la sabiduría y de la ciencia, continúa inspirando a mujeres y hombres que se empeñan en la búsqueda de la verdad, proponiendo vías originales de conocimiento y de profundización del misterio de Dios, del hombre y del mundo. En este contexto, tengo la alegría de anunciarles que el próximo 7 de octubre, en el inicio de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, proclamaré a san Juan de Ávila y a san Hildegarda de Bingen, Doctores de la Iglesia universal”.

Ese día se cerrará un proceso que se remonta a 1999, cuando los obispos españoles pidieron a Juan Pablo II que se declarara al santo como Doctor de la Iglesia.

“Signo providencial”

Tal y como explica a Vida Nueva, Francisco Javier Díaz Lorite, delegado del Clero de la Diócesis de Jaén y experto en el santo –hizo su tesis doctoral sobre el Amor de Dios en sus textos–, la declaración “es un signo providencial, porque necesitamos el ejemplo y la enseñanza de san Juan de Ávila”.

“Es un santo que tiene muchas y muy actuales facetas. Cualquiera encuentra en él doctrina y ejemplo, y muchas claves de evangelización. Declararle Doctor de la Iglesia es ponerle como ejemplo de cristiano”, añade. Y es providencial, continúa, porque será declarado en el marco de la apertura de un Sínodo de Obispos, algo que tampoco es casualidad, porque “era un hombre que creía en la colegialidad y un hombre de Concilio, ya que iluminó el de Trento”.

Juan del Río, arzobispo castrense

El arzobispo Juan del Río

Díaz Lorite cree que este hito puede servir de impulso para los sacerdotes y las vocaciones, porque el patrón del clero español “encarna al cura moderno”. “Es un hombre con formación seria, que vive el carácter del cura diocesano secular, metido en su siglo, metido entre la gente e iluminándola. Es un hombre afable, entusiasmado por Dios y por la gente, y esto hoy puede dar mucho aliento”.

“Una referencia seductora”

El arzobispo onubense Juan del Río es también especialista en san Juan de Ávila. Su próxima proclamación como doctor de la Iglesia es “una referencia seductora que puede cautivar el corazón de laicos, sacerdotes y religiosos, porque su vida y sus escritos nos trazan los elementos perennes del seguimiento de Cristo y de amor a su Iglesia”.

“Es un paradigma de cómo en tiempos turbulentos se hace más necesaria la urgencia de la predicación del Evangelio a todos los hombres”, sostiene el arzobispo castrense, para quien la originalidad del santo radica en que “sabe que lo más importante es la conversión del corazón, sin lo cual no hay evangelización”.

Destaca también que “su acción pastoral no estuvo al margen de la Iglesia, sino en estrecha comunión ‘con Pedro’ y los sucesores de los apóstoles. La verdadera reforma que necesita siempre la Iglesia es aquella que va desde dentro hacia fuera“.

En el nº 2.803 de Vida Nueva. San Juan de Ávila, modelo para la sociedad y la Iglesia de hoy, íntegro solo para suscriptores

 

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