“San Juan de Ávila es una referencia seductora para laicos, sacerdotes y religiosos”

Juan del Río, arzobispo castrense

Juan del Río, arzobispo castrense y especialista en Juan de Ávila

Juan del Río, arzobispo castrense

FRAN OTERO | El arzobispo onubense Juan del Río es también especialista en san Juan de Ávila. Su próxima proclamación como doctor de la Iglesia es “una referencia seductora que puede cautivar el corazón de laicos, sacerdotes y religiosos, porque su vida y sus escritos nos trazan los elementos perennes del seguimiento de Cristo y de amor a su Iglesia”.

– ¿Qué implica un doctorado así para la Iglesia en España?

– Es una referencia seductora que puede cautivar el corazón de laicos, sacerdotes y religiosos, porque su vida y sus escritos nos trazan los elementos perennes del seguimiento de Cristo y de amor a su Iglesia. Es un paradigma de cómo en tiempos turbulentos se hace más necesaria la urgencia de la predicación del Evangelio a todos los hombres. Los sacerdotes encontrarán en él los elementos esenciales de una espiritualidad sacerdotal que no pasa de moda, y que es la base de una vida entregada y fiel al servicio de la causa de Dios y de su Iglesia.

– ¿Cúal es la actualidad y originalidad de san Juan de Ávila?

– La originalidad del nuevo Doctor arranca de la vivencia que tiene del Misterio de Cristo, que para él es “Dios Humanado”. Es un predicador que sabe que lo más importante es la conversión del corazón, sin lo cual no hay evangelización. Su acción pastoral no estuvo al margen de la Iglesia, sino en estrecha comunión “con Pedro” y los sucesores de los apóstoles. La verdadera reforma que necesita siempre la Iglesia es aquella que va desde dentro hacia fuera. Dialogó con la cultura de su tiempo y supo responder a los desafíos de la época: humanismo renacentista, alumbrados, erasmistas, protestantes y el Nuevo Mundo descubierto a donde había que llevar la semilla de la Buena Noticia.

– ¿Qué diría hoy ante la secularización, la nueva evangelización o la crisis económica?

– Ciertamente que esos fenómenos son del siglo XXI, pero son viejos problemas con formulaciones nuevas. Frente a la secularización, el Maestro Ávila nos enseña que la mejor respuesta es la coherencia de la vida cristiana a todos los niveles eclesiales. La centralidad de Dios se manifiesta siempre en el amor, porque para el Apóstol de Andalucía, “Dios es Amor, predica amor y envía amor”. Luego, la nueva evangelización, la de siempre, ha de estar centrada únicamente en “el enamoramiento de Cristo” y en “la salvación de las almas”. Como buen predicador que sabía llegar al pueblo, denunciaba con frecuencia que los males sociales tienen sus raíces en la soberbia y en la codicia humana.

– ¿Es esta declaración un impulso para sacerdotes y vocaciones?

– Es también un reconocimiento de cómo el clero español ha sabido valorar a sus insignes figuras, y cómo ha visto en él un caudal de vida de fe y compromiso misionero. Los sacerdotes españoles, como los de cualquier nación, encontrarán en san Juan de Ávila un modelo de fidelidad sacerdotal y de celo apostólico en estos momentos donde la vida del presbítero se ve tan zarandeada por la secularización.

– Es significativo que se declare justo antes de un Sínodo sobre la nueva evangelización.

– Es una fecha muy española, ya que el 7 de octubre es la festividad de Nuestra Señora del Rosario y el aniversario de la batalla de Lepanto. Es una manera de señalar dónde está lo imperecedero, aquello que no está sujeto a novedades pasajeras. Lo hemos dicho los obispos españoles: “El testimonio de fe del Santo Maestro sigue vivo y su voz se alza potente, humilde y actualísima ahora, en este momento crucial en que nos apremia la urgencia de una nueva evangelización. Porque pasan los tiempos, pero los verdaderos creyentes como él son siempre contemporáneos”.

En el nº 2.803 de Vida Nueva.

 

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