‘ConFusiones’ es un proyecto cultural de Cáritas Salamanca dirigido a personas en exclusión
ROBERTO RUANO ESTÉVEZ | La calle de nuestros pueblos y ciudades siempre ha sido protagonista de todo tipo de circunstancias sociales, políticas y culturales. La sociedad se manifiesta en la calle, el arte encuentra un espacio libre de comunicación en la calle, los políticos apelan una y otra vez al sentimiento de la calle… [ConFusiones, cuando el arte es esperanza, dignidad y vida – Extracto]
Sin ir más lejos, el Movimiento 15-M ha revitalizado su valor como instrumento para articular el desencanto o la crítica contra el sistema imperante. La poesía social, la canción protesta y los movimientos urbanos cobran interés en un momento en el que la expresión y el grito de la calle es noticia.
Esta reflexión sobre la calle y los protagonistas que la habitan ha provocado la puesta en marcha en Salamanca de ConFusiones, lo que pasa en la calle, una iniciativa pionera del Área de Inclusión Social de Cáritas Diocesana.
La primera fase, que concluyó en marzo, consistió en acercarse a la calle con los ojos de los que viven o han vivido en ella durante años. La segunda etapa, que se ha clausurado este 1 de junio, viene a plasmar artísticamente cómo se sienten mirados ellos por cada uno de nosotros. En definitiva: cómo miramos y cómo nos miran. Fusión de la mirada profunda o ajena de unos y otros.
Escribía Fernando Pessoa en El libro del desasosiego que nunca llegaremos a los otros sino otrándonos, poniéndonos en el lugar y la piel del otro, dejando atrás juicios, tópicos y prejuicios que a menudo nos hacen tanto daño.
Más que de confusiones y malentendidos sobre los que habitan y malviven en las calles de nuestras ciudades y pueblos, ConFusiones habla de fusiones, de mezclas, de un recíproco y más que necesario enriquecimiento a partes iguales. Todo ello en un marco cultural incomparable, como es Salamanca. Ciudad erudita y universitaria por excelencia. Fusión centenaria de cultura, arte y sabiduría.
Toño Villalón, coordinador del Centro de Acogida Padre Damián de Cáritas Salamanca y uno de los máximos responsables de este proyecto, explica que lo que se ha pretendido es fusionar diversas expresiones artísticas en un trabajo que potencie la participación de personas en situación de exclusión social (sin hogar, enfermos de sida, drogodependientes y reclusos) y propiciar una reflexión sobre la calle como espacio sociocultural: qué es, qué les aporta, qué les niega, cuáles son las dificultades con las que se enfrentan a diario estas personas.
Multidisciplinar
La actividad comenzó en Salamanca el pasado mes de febrero y se ha desarrollado durante todos estos meses en distintos talleres, celebrados semanalmente: fotografía, poesía-rap, expresión dramática, danza urbana y pintura.
A través de todas estas modalidades, los participantes han realizado su propia radiografía artística de lo que es para ellos la vida en la calle. “Por ejemplo, después de unas mínimas nociones teóricas de fotografía, todos salieron a la calle a hacer sus fotos para plasmar gráficamente sus sentimientos. Esas fotos, posteriormente, fueron comentadas y analizadas entre todos. Lo mismo ha ocurrido con el teatro, la poesía y el baile”, señala Toño. La creatividad ha sido enorme, ¡mucho arte!
“La mirada atenta de nuestro entorno, las palabras con las que conformamos nuestra vida y nuestra visión de las cosas, la música que envuelve –a modo de banda sonora– nuestro día a día, la reflexión sobre qué pintamos en este sociedad, el modo en que nos movemos y modelamos nuestro cuerpo y la interpretación de nuestro papel en el teatro diario de nuestra vida han dado forma a los diferentes talleres que nos han hecho crecer, que han reforzado nuestros lazos, que nos han ayudado a creer en nosotros mismos y en los demás”, explica un miembro de la organización.
La ejecución de los talleres ha sido posible gracias a la participación desinteresada de distintos artistas salmantinos, como Mr. Sutra, Bboy Moe y Bboy Vento, Alto Contraste, Iñaki Sánchez, Raúl Vacas, Maribel Iglesias o Elena Serrano, muy involucrados, todos ellos, desde hace tiempo con la obra social de Cáritas.
Raúl Vacas, poeta salmantino y director del taller de poesía, expresa así sus sentimientos: “Hay quien llega al arte por amor. Al amor también se llega a través del arte. Escribir es compartir con uno mismo o con el otro nuestra vida, un modo de evadirnos por un tiempo de la realidad o bucear sin oxígeno en lo más profundo de nuestras vísceras, la forma de hacernos visibles, de entregarnos sin reservas al otro, de compartir nuestra vida, de abandonar el territorio de lo superfluo y lo vacío, de resguardarnos de la intemperie”.
El taller de poesía rapeada ha gozado de un gran éxito entre todos los participantes.
Lejos de confundir y excluir, ConFusiones ha fusionado más que nunca a todos los que han participado en este proyecto: voluntarios, residentes y educadores del Padre Damián. “Una experiencia única que ha supuesto la eliminación de roles establecidos, que se han difuminado. Una gran lección de humildad y creatividad, donde hemos descubierto que ellos pueden ser mejores artistas que cualquiera de nosotros”, comenta Toño, refiriéndose al taller de estos últimos días: pintarse los cuerpos con mensajes de la calle.
“No me des la espalda”, “podrías ser tú” o “no soy loco, soy persona y tengo corazón” son algunos de los aldabonazos en la conciencia marcados sobre el cuerpo.
Pero quizás lo más impresionante haya sido la exhibición de todo este potencial artístico (bailes, grafitis, poesía, teatro y fotografía) en un lugar hasta ahora vetado para el mundo de la indigencia y la exclusión social: el Museo de Arte Contemporáneo DA2 de Salamanca. Toda una dosis de autoestima para sus autores el ver que sus obras eran expuestas a la vista del gran público de Salamanca.
“Una persona puede estar sin hogar y ser al mismo tiempo todo un artista”, comenta Toño. Quien añade: “Es necesario que la gente sepa que en un Centro de Acogida no solo se cubren necesidades básicas, como dar de comer y de dormir, sino también otro tipo de ellas, como puedan ser las culturales, artísticas, relacionales y de ocio”.
Este 1 de junio, segundo y último encuentro con el público, esta vez para mostrar el trabajo creativo de la última fase de ConFusiones, ha supuesto la culminación de todo un proceso de expiación para muchas personas en situación de dificultad. También ha supuesto la consecución de una respuesta a su pregunta: “Cómo nos miran y cómo nos ven”.
Una nueva ocasión para que todas estas personas vuelvan a deslumbrar a la Salamanca erudita, universitaria y culta. Oportunidad, por nuestra parte, para visualizar a las personas sin hogar, invisibles de nuestra sociedad, y admirar, de paso, el potencial artístico que pueden encerrar. Y tomar nota, por qué no, de cómo ellos se sienten a diario mirados, juzgados y observados por cada uno de nosotros cuando pasamos (a veces sin darnos cuenta) a su lado.
Otro modo de luchar contra la crisis
Toño Villalón, coordinador del Centro de Acogida Padre Damián, defiende por qué este proyecto no es algo anecdótico, sino que busca cubrir una necesidad básica para muchas personas en tiempos de crisis.
“El arte no puede en sí mismo erradicar la pobreza –dice Toño–, pero puede contribuir a devolver dignidad y confianza a las personas, así como favorecer la formación de vínculos sociales. Vivir en contextos de pobreza y exclusión social obliga a las personas a centrarse, como medio de supervivencia, en asegurar las necesidades más básicas para el ser humano y donde pareciera que cualquier manifestación cultural y artística no tuvieran cabida”.
“Y no debemos olvidar –advierte– que cuando a una persona se la excluye también de la cultura, es un signo más de pérdida de participación y se está, inexorablemente, más cerca de la marginación social. Participar en un proyecto artístico y creativo puede contribuir a que las personas se sientan más integradas en la sociedad, confiando en que el potencial de esta actividad ayude a las personas a vivir como seres humanos, dignifique sus condiciones de vida y ayude a eliminar el aislamiento en que se encuentran, fruto de las duras situaciones vitales que les ha tocado vivir”.
En el nº 2.803 de Vida Nueva.