J. FANDIÑO | El pasado 12 de mayo, la revista Sal Terrae celebró su centenario en una jornada que estuvo ocupada por una Eucaristía en la iglesia del Sagrado Corazón de Santander, que presidió el obispo local, Vicente Jiménez Zamora, y posteriormente con un acto académico en el seminario de Monte Corbán, en el que el jesuita Manuel Revuelta disertó sobre los 100 años de la revista.
Durante la celebración religiosa, en la que partició la Coral Gregoriana de Cantabria, el prelado cántabro agradeció a Sal Terrae el servicio a la Iglesia y la definió: “Es una revista de teología pastoral con afán de investigación y análisis de la realidad. Hoy es una revista abierta a los fieles, moderna y heredera del Concilio Vaticano II”.
En el acto académico participaron el director de la editorial del mismo nombre, Antonio Allende, el director de la publicación, Enrique Sanz, y el provincial jesuita de Castilla, Juan Antonio Guerrero.
Manuel Revuelta, por su parte, hizo balance de los 100 años de Sal Terrae dividiendo su vida en dos periodos: la Sal Terrae tradicional, desde su nacimiento hasta el Concilio; y la Sal Terrae renovada, desde el Vaticano II hasta hoy. En el acto, también se procedió al relevo del hasta ahora director, al que sustituirá el también jesuita Abel Toraño, que tendrá que afrontar, entre otros retos, el salto a las nuevas tecnologías de la información.
También con ocasión del centenario de este mensual, la editorial Sal Terrae ha organizado un congreso bajo el título La teología pastoral y sus encrucijadas, y que tendrá lugar en el Aula Magna de la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid, los días 1 y 2 de junio.
Actos con los que se pretende conmemorar 100 años con razón de ser, como se decía en el número 1 de la publicación: “Nada se hace sin suficiente razón, dice un principio filosófico. Y esto mismo debe decirse de las revistas y de los libros y de todo escrito. Ningún libro debe hacerse, ningún escrito debe editarse, ninguna revista fundarse sin razón suficiente. Y si alguna se funda sin ella, tened por cierto que recibirá el castigo de su consunción y pronta muerte. No quisiéramos nosotros que esta revista nueva que vamos a comenzar con la gracia de Dios y para su mayor gloria, se fundase sin razón suficiente. Si la fundamos es por estar firmemente persuadidos de que la hay suficientísima”.
En el nº 2.801 de Vida Nueva.
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