La “convivencia pacífica” peligra en Bolivia

Asamblea Plenaria obispos de Bolivia abril 2012

En su 93ª Asamblea, los obispos apelan al “diálogo sincero” frente a la violencia

cardenal Julio Terrazas y el nuncio Diquattro en Bolivia

El cardenal Terrazas (dcha.), junto al nuncio Diquattro

RONALD GREBE. LA PAZ | “Asistimos a una degradación de la convivencia pacífica del país y pareciera que se ha institucionalizado el recurso de la violencia y la presión como método de lucha para conseguir aspiraciones, sean o no legítimas”. [La “convivencia pacífica” peligra en Bolivia, extracto]

Con este triste análisis, los obispos bolivianos –en el marco de la 93ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), que ha tenido lugar en Cochabamba a finales de abril– exhortan al diálogo social “para llegar a una solución justa en el marco del bien común y de la convivencia democrática”.

“Calumnias, amenazas, insultos y el desprestigio de las personas hacen cada vez más difícil el diálogo”, puntualiza el mensaje episcopal, que se hizo público al término de la reunión y que fue leído por el secretario general de la CEB, Óscar Aparicio, quien estuvo acompañado por el presidente del Episcopado, el cardenal Julio Terrazas, y el arzobispo de Cochabamba, Tito Solari.

En el documento, los prelados ponen de manifiesto su preocupación, además de por la violencia física y verbal, por problemáticas sangrantes como el “enriquecimiento ilícito y fácil que proporciona el narcotráfico” y la “consecuente drogadición”, advirtiendo que cada vez son más los jóvenes y hasta niños que caen en las redes de la droga.

Deterioro social

El desasosiego episcopal se aprecia claramente en este párrafo que denuncia “la situación de deterioro social que nos envuelve: violencia, conflictos, bloqueos y miedo, que denotan una pérdida de valores espirituales y humanos, que han sido y son parte de nuestra identidad cultural y de nuestra historia. Constatamos (…) la devaluación del respeto por el diferente, de la solidaridad, del sentido comunitario y del valor sagrado de la familia”.Asamblea Plenaria obispos de Bolivia abril 2012

Frente a su continua apelación al diálogo y al consenso, señalan que “existen sectores que se toman la justicia por sus propias manos, justificando y promoviendo la implementación de la pena de muerte, en base a una pretendida y mal entendida ‘justicia comunitaria’”.

A la vez que indican que “es evidente que faltan políticas claras que prevengan y garanticen la vida de los ciudadanos”, insisten en la necesidad del buen funcionamiento de la Justicia. Pero, evaluando su estado, critican la “manipulación” y “las arbitrariedades que se dan con frecuencia” en el ámbito judicial.

Del mismo modo, denuncian con dureza los fuertes retrasos que se dan en los procesos jurídicos. Lo que tiene su consecuencia en “muchos hermanos que sufren una prolongada detención preventiva más allá de los plazos previstos por la ley, privándoles del derecho a ser juzgados con transparencia y a recibir una sentencia justa”.

Respecto al estado de la familia, les preocupan “los proyectos que se están elaborando sobre los derechos sexuales y reproductivos tanto a nivel nacional como departamental”, y que, a su juicio, provocan “la difusión de contraceptivos y del aborto”.

De igual manera, ven “como signo de contradicción la presentación de un proyecto de ley que pretende equiparar el matrimonio a la unión de personas del mismo sexo. Nadie debe ser discriminado en sus derechos ciudadanos; sin embargo, la institución social del matrimonio debe ser tutelada y promovida por las leyes, como queda definido en la Constitución Política del Estado”.

Igualmente, y como ya habían dejado patente en anteriores manifestaciones públicas, la treintena de obispos bolivianos demanda respeto a la novena marcha de los pueblos indígenas de tierras bajas en defensa del TIPNIS (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure), que transcurre desde Chaparina a La Paz, indicando que esta cuestión “nos ha hecho reconocer y tomar conciencia con más claridad de que la protección de la casa común es, principalmente, un problema ético y moral”.

Partiendo de esta particular percepción, los prelados bolivianos reafirman “que los pueblos indígenas, como todos los sectores, tienen el derecho a expresar, libremente y con medios pacíficos, como es una marcha, sus legítimas aspiraciones”.

Finalmente, el tono reivindicativo del documento episcopal lo resumió el cardenal Terrazas con esta frase: “Como Iglesia, allí donde el pobre grita por la justicia, estamos llamados a tomar su voz”.

En el nº 2.799 de Vida Nueva.

 

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