La novela inacabada de Jesús

Christopher Moore y Francisco González Ledesma, escritores

Los escritores aprovechan la crisis para publicar ficción con Cristo como protagonista

Christopher Moore y Francisco González Ledesma, escritores

Christopher Moore y González Ledesma

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | La novela de Jesús es una obra inacabada. Aún se está escribiendo. Ahora es cuando están apareciendo en los escaparates un amplio número de novelas que, más allá del fenómeno religioso, están centrándose en el mito de Jesús.

Un Jesús ficcionalizado, a veces ortodoxo según los evangelios, otras apartado de teologías, en todo caso, como un referente ineludible y contemporáneo: incluso revestido con humor reverencial, sin embargo.

También se presenta en relecturas personalísimas, singularmente heterodoxas, que cuñan una interpretación literaria, una visión testimonial de cómo se ve y se piensa en Jesús.

Por encima de su validez catequética o de su sintonía con la Iglesia ecurialense, estos argumentos y el protagonismo ineludible de Jesús son síntomas de una necesidad de vuelta a la fe, a fijar en Jesús la esperanza. Aunque es indudable que lo que al final leemos son, como siempre, las convicciones del novelista.

Lo han hecho, por ejemplo, enfrentándose directamente a una recreación novelística y biográfica, Anne Rice, Philip Pullman o Christopher Moore.libros de autores contemporáneos sobre Jesús

Incluso desde un punto de vista más lateral –y español, aunque de géneros muy dispares: histórica, comedia, thriller o cuentos de hadas–, a Jesús se le ha tratado en recientes novelas sin concederle el protagonismo: Jesús Sánchez Adalid (Los milagros del vino), Eduardo Mendoza (El asombroso viaje de Pomponio Flato), José Luis del Corral (El códice del peregrino) o, mirando a través de la Virgen, Gustavo Martín Garzo (Y que se duerma el mar) y Carmen Sanz (Ella estuvo allí). Incluso Juan José Benítez ha culminado su serie de Caballo de Troya aprovechando el tirón. Y, a su sombra, otras fantasías similares.

Pero, sobre todo, ha habido autores que, estos últimos tiempos, se han asomando a un Jesús redivivo en este mundo contemporáneo, como recientemente James Frey y David Safier o, ya hace unos años, James BeauSeigneur o Francisco González Ledesma con el seudónimo de Enrique Moriel.

Jesucristo, personaje literario

Al fin y al cabo, el crítico Harold Bloom ya dijo hace años que no podemos abstraernos a lo que la novela contemporánea nos muestra, y es que “el culto occidental a Dios es también el culto a un personaje literario llamado Jesucristo, como lo es don Quijote, Hamlet o Falstaff”.

Bloom remarcaba con ello que, al margen del dogma y textos evangélicos, Jesús está en los cimientos de la fe y el canon bíblico, pero también está presente en la imaginación colectiva, quizás como ningún otro.

El profesor Pablo C. Díaz, de la Universidad de Salamanca, acepta, en este sentido, que “toda tarea de reescribir a Jesús es un trabajo siempre provisional”. El peso de Jesús como mito cultural, al margen de su significación para los cristianos, es “lo suficientemente fuerte para saber que la exploración literaria aún será fructífera durante generaciones”. Así es. La crisis, sin embargo, demanda más a Jesús. Y el novelista lo usa.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.799 de Vida Nueva. La novela inacabada de Jesús, íntegro solo para suscriptores

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