Richard Gamboa y su propuesta interreligiosa

La vocación de servicio en Richard Gamboa fue una característica que se advirtió desde muy temprano en su vida. Terminando su bachillerato, dedicó cinco años a la Policía Nacional. Era de los que estaba pendiente del bienestar de todos sus compañeros a su alrededor, paralelamente su sensibilidad religiosa era evidente. No había celebración en este sentido en la que no estuviera siempre muy cerca y en cada detalle. Estuvo a punto de decidir su destino profesional como policía. Aún así, a su familia no le sonaba mucho que por esa vocación tuviera que arriesgar la vida, de manera que no continuó. Sin embargo, su decisión de servir y comunicar lo llevaría a optar por un camino en la fe, razón por la cual, estudió Licenciatura en Ciencias Religiosas en la Universidad de La Salle. Aquella carrera no saldría antes de siete años, según lo explica el hoy Rabino Richard, la razón fue su deseo de “saber y aprender más” y por ello abarcó otras materias que no estaban incluidas en el pensum de la carrera. Abrazó la fe judía en virtud de sus antecedentes familiares. No obstante, lo hizo a su manera, contraviniendo la ortodoxia. Después de culminar sus estudios en la universidad se ordenó como rabino, fue ordenado por la comunidad hebrea católica, marcando con este hecho un precedente inédito hasta ahora y que solo ese sector reconoce. Se dedicó a la cátedra universitaria y a dictar conferencias en instituciones de educación superior.

Batalla por una propuesta

Richard se especializó en misionología en la Universidad San Alfonso, pero sus convicciones teológicas no le generarían muchas simpatías y sí bastantes controversias. Entre la comunidad judía por incorporar elementos del cristianismo y en el ámbito católico por la misma causa. Con mucha corriente en contra, paradójicamente, ha logrado abrirse paso en causas colectivas como la paz, el medio ambiente y los derechos humanos, temas en donde es uno de los gestores de la unión interreligiosa en defensa de causas universales. Está casado con una catequista católica, hija de padre judío y madre católica (Magnolia Rojas), con ella comparte su vida en un sector de la capital colombiana, famoso por albergar uno de los puntos de mayor afluencia de fe los domingos, el barrio 20 de Julio, donde se ubica la popular “iglesia del Divino Niño”. “Antes vivíamos en el occidente, pero la actividad de mi esposa está muy centrada en esa zona, de manera que decidimos pasarnos a vivir allí”, explica Richard. En medio de la incertidumbre que le generaron sus convicciones por un lado y su trabajo docente por el otro, obtuvo una beca para estudiar cooperación interreligiosa y liderazgo internacional en Corea; allí se replanteó su forma de trabajo. A su regreso, tocó las puertas de todas las religiones presentes en el país para buscar la cooperación interreligiosa en Colombia, que en parte ha logrado en distintos momentos: participando, creando equipo y liderando. Uno de los principales objetivos de su iniciativa general es buscar la unión de las religiones para distintos propósitos humanitarios, también está la de crear un seminario teológico interreligioso, con alcance internacional. “A esta propuesta le ha caído toda la piedra que usted se imagine”, comenta con risa nerviosa. “Llevo tres años trabajando en el tema, ha habido reacciones positivas en sectores más liberales y algunas comunidades les ha interesado. Me dicen cosas como: me interesa porque la licenciatura de enseñanza religiosa en Colombia está sobre una sola línea”, enfatiza. Parte de esa propuesta busca también la posibilidad de crear capillas interconfesionales. “Estoy proponiendo también la creación de un consejo interconfesional en Colombia”. “Existe en otros países, pero el argumento en contra siempre ha sido el del sincretismo”, concluye. VNC

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