Cáritas Bilbao combate el paro juvenil, cuya media es de un 46,4%
Beneficiarios del programa contra el desempleo juvenil
VICENTE L. GARCÍA | Casi la mitad de los jóvenes que quieren trabajar en España no pueden hacerlo. Y es que la tasa de desempleo juvenil entre quienes encarnan el futuro de nuestro país alcanza el 46,4%. [Esperanza para los jóvenes sin empleo. Extracto]
Un porcentaje que duplica con mucho al que se registra en la Unión Europea (21,4%), y que supera en 10 puntos a Lituania, que, con un 35,1%, se sitúa en el segundo lugar de este dramático ranking del paro juvenil europeo. Además, dentro de nuestras fronteras, afecta de un modo especial en según qué zonas.
Como Vizcaya, donde tradicionalmente ha habido una pujante industria y ahora es el paro la realidad para miles y miles de ciudadanos, gran parte de ellos jóvenes con estudios superiores. También inmigrantes, que ya ni se pueden conformar con un empleo precario.
Sin embargo, no todo es desesperanza. Cáritas Bilbao, como en toda España, se desgasta por ofrecer oportunidades. Algo que ejemplifica su campaña de sensibilización Por un futuro bien empleado, que pretende, según nos cuenta el director de la delegación, Mikel Ruiz, “llamar la atención de la opinión pública sobre la sangrante realidad de la situación de paro que sufren un número cada vez mayor de personas jóvenes y, al mismo tiempo, suscitar el compromiso de todos sobre la necesidad de dar solución a ese problema”.
Cartel de la campaña de Cáritas Bilbao 'Por un futuro bien empleado'
Junto a esta iniciativa, Cáritas Bilbao desarrolla desde hace dos años el programa de empleo solidario Gizalan, que ha logrado ya ofrecer trabajo a más de cien personas.
Mikel destaca la importancia del apoyo social obtenido para poner en marcha el proyecto. Tanto es así que, en plena época de crisis, gracias al crecimiento de un 50% de los donativos, han visto incrementadas sus ayudas en dos millones de euros. “Cáritas está respondiendo a lo que la sociedad y las comunidades cristianas esperaban de nosotros”, recalca.
El director de Cáritas Bilbao explica cómo la falta de empleo es “una de las puertas más importantes hacia la exclusión, porque pone en crisis no ya solo la autoestima personal, sino cuestiones más prácticas y vitales como son la vivienda o los recursos de subsistencia normalizada”.
También desde Cáritas, Jorge Torralvo recuerda el origen de Gizalan: “El programa se creó pensando en los directamente afectados por la crisis, por lo que el perfil curricular abarcaba a personas con diplomaturas o licenciaturas, y también a gente con cualificación profesional específica en el mundo de la construcción o del sector servicios. Este año hemos bajado el perfil curricular para centrarnos en personas con niveles de FP. Se trata de dar oportunidades a los sectores que, entendemos, hoy tienen más dificultades”.
Como explica Jorge, la situación en Bilbao no es muy diferente a la que hay en el resto del país: “El porcentaje de inmigrantes que se acogen a nuestros programas aun sigue siendo superior al de nacionales, pues, en tiempos de crisis, los primeros que salen del mercado laboral son los que trabajan en situaciones más precarias, y aquí la mayoría son ellos”.
Es posible trabajar
Crear trabajo en tiempos de crisis es posible y de ello da fe Nekane Narbaiza, quien coordina desde Cáritas la marcha de sus dos proyectos empresariales en Bilbao: Lapiko Catering y Zaintzalan Koop. Ambas cooperativas, de carácter solidario, concretan los sueños de cuantos son acogidos por el programa Gizalan.
“Sus propios miembros se afanan por que la cooperativa crezca en servicios y calidad, y se esfuerzan por formarse no solo en su tarea laboral sino en su papel como cooperativistas”. Nekane está convencida que el modelo seguido por Cáritas “puede ser adoptado desde la iniciativa privada y ofertar servicios de calidad y exigencia siendo competitivos”.
Mikel Ruiz, director de Cáritas Bilbao
Este esfuerzo se ve compensado por las transformaciones que se producen en las personas que entran en Gizalan. “Vienen del mundo de la exclusión y, gracias a este apoyo, han encontrado un primer trabajo o han vuelto a incorporarse al mundo laboral, y hoy se les ve ilusionados y motivados”, se congratula Nekane.
Valga como muestra el testimonio de Liz, de Brasil: “Antes me dedicaba a trabajar de limpiadora. Era algo solitario y había una gran inestabilidad laboral. Ahora, que soy cuidadora, puedo disfrutar de un trato más humano y he aprendido a valorar mi trabajo. Gané en calidad de vida, estabilidad y satisfacción”.
Nancy, de Ecuador, lleva nueve años en España: “Este programa nos ha dado un empujón para poner en marcha la cooperativa, apoyando los sueldos con los que seguimos adelante. Nuestro sueño de organizarnos en comunidad se ha hecho realidad”.
No solo son inmigrantes las personas que acceden a estos programas. Lourdes, de Bilbao, se encontraba en el paro y en una situación muy delicada: “La psicóloga de Cáritas me ayudó a hacer el currículum y me apuntó a algunos cursillos. Así pude encontrar un puesto de trabajo apoyado por Gizalan. Ahora soy otra mujer, pues tengo seguridad para afrontar la vida”.
Eso mismo transmite Ismaíl, marroquí de 21 años que lleva cuatro en España. Cuenta que, tras hacer prácticas como ayudante de cocina y ser contratado por medio de Gizalan, “me siento mejor, más seguro. Ya puedo ir haciendo mi vida, no siento tanto miedo como antes y, al fin, tengo proyectos de futuro”.
Estas historias de esperanza las conoce muy bien Anabel Martín, psicóloga de Cáritas. Por su experiencia, describe cómo se sentían antes y cómo están ahora: “El desempleo no solo tiene un impacto material en las personas que lo padecen, sino también psicosocial, y muy importante. Las orientadoras laborales observamos cómo, ante una situación de desempleo, sobre todo si este es de larga duración, las personas desarrollan síntomas depresivos, baja autoestima, sentimientos de inseguridad y frustración personal, comportamientos de aislamiento o deterioro de las relaciones sociofamiliares, insatisfacción vital…”.
De ahí que desde el Proyecto Norabide (Servicio de Orientación Laboral de Cáritas Diocesana de Bilbao), como destaca Anabel, “hagamos todo lo posible por acompañar a las personas y facilitarles la incorporación al mercado de trabajo, ofreciéndoles servicios de asesoramiento para la búsqueda de empleo y la mejora de la cualificación profesional. También les proporcionamos escucha y apoyo para minimizar y prevenir los efectos psicológicos adversos del desempleo”.
Definitivamente, en Bilbao hay esperanza contra un futuro robado.
Una lucha incansable
A lo largo de todo 2010, Cáritas Bilbao realizó procesos de intervención social con casi 13.000 personas; un 2,3% más que el año anterior, pero casi 3.000 más que en 2007. Y es que fue ahora hace dos años cuando, junto a la Fundación Carmen Gandarias, puso en marcha el Programa de Empleo Solidario Gizalan.
Por este proyecto, a día de hoy, han encontrado trabajo 101 personas (73 mujeres y 28 hombres), con contratos por una duración de 12 a 18 meses. De este modo, Gizalan se sitúa como una iniciativa pionera de la sociedad civil en la creación de empleo desde el Tercer Sector y con financiación privada.
Además de los importantes beneficios que ha generado para la sociedad, indirectamente también lo ha supuesto para las administraciones públicas, tanto en forma de aportaciones económicas como en ahorro de prestaciones.
Lapiko Catering es el resultado de la unión de la experiencia de la Fundación Peñascal y Cáritas Vizcaya. Atiende desde su propia cocina central a los comedores sociales de Cáritas (más de 400 menús diarios), así como a otros servicios de catering. Zaintzalan Koop es una cooperativa sin ánimo de lucro dedicada a la formación y prestación de servicios de atención personal y doméstica.
En el nº 2.798 de Vida Nueva.
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