Cambios de paradigma en las formas de la Pastoral Juvenil

Algunos participantes del reciente encuentro nacional aceptan que el tema se está quedando en grupos aislados en la parroquia

Al menos un 85 por ciento de representantes de las diócesis del país (65 de 76) participaron en el reciente Encuentro Nacional de Delegados de Pastoral Juvenil. Por primera vez, se contó con un proyecto concreto de formación bíblica juvenil, un trabajo en el que los participantes al encuentro -en su mayoría religiosos- incorporaron como enfoque vital a la agenda de actividades en sus diócesis este año. Otro de los pasos en los que avanzaron los hombres y mujeres responsables de evangelizar a la actual generación de adolescentes y jóvenes adultos del país fue conectar su plan específico con el Plan Nacional de Pastoral Juvenil. “Mi realidad en Bogotá es muy distinta de la de cualquier otra diócesis, cada una maneja su propia realidad. Se trata de aterrizar ese Plan Nacional a la particularidad de cada parroquia en su territorio y cómo puedo responder a ello, ver a qué le voy a apuntar y con qué clase de herramientas necesito contar”, explicó el sacerdote Roberto Arenas, director nacional de la Sección de Juventud.

Uno de los desafíos más fuertes del encuentro fue manejar el hecho de que este año cambiaron la mitad de los delegados diocesanos. El 50 por ciento de los asistentes eran personas nuevas y era su primera vez en un evento, cuya agenda y desarrollo de contenido trae ya un trabajo de más de cuatro años. “Mirándolo positivamente, se trata de sangre joven, que llega con entusiasmo a continuar una labor, traen impulso, inquietudes e ideas nuevas y eso es muy bueno”, manifestó el sacerdote Arenas, coordinador del encuentro. Dos de los cinco días que tomó el evento, se dedicaron a una relectura de lo avanzado y a la apropiación del Plan Nacional de Pastoral Juvenil.
Cada región, con sus respectivos delegados, concibió entre tres y cuatro objetivos por desarrollar en su comunidad.
El otro reto identificado -además de las dificultades propias de cada ciudad y municipio- es la necesidad de un cambio en la forma de abordar su tarea. Para el delegado Pedro Pablo Ospina, un joven sacerdote de la diócesis de Sonsón – Rionegro (Antioquia) el tema de la Pastoral Juvenil a su modo de ver se ha trabajado “como por grupitos nada más; no hay toda una visión pastoral desde lo social, político, económico y ambiental, que incluye la pastoral con los jóvenes. Solamente está desde lo espiritual, que es una visión, muy importante por supuesto, de lo nuestro, pero también tenemos que preocuparnos porque Jesús tiene mucho que decir a la sociedad y a los jóvenes en esos otros ambientes y espacios”. “Se piensa que la pastoral juvenil es solo tener unos grupos con unos jóvenes buenos, que se reúnen cada ocho días en la Iglesia y hacen algunas actividades. Tenemos que abrirnos más, porque muchos jóvenes sienten a Dios, pero tienen otras potencialidades, muchas aficiones y gustos, es un cambio de paradigma el que tenemos que dar; en últimas es llegar a todos los espacios, que sientan que la Iglesia también participa y no que la pastoral solo es un grupito que se reúne de vez en cuando en la parroquia”, enfatizó.
La trabajadora social, Andrea Paola Herrera, quien ha trabajado desde niña con el Movimiento Juvenil Vicentino, apoya igualmente el trabajo juvenil apostólico en distintos procesos. Considera que el momento actual es uno de los más interesantes. “La manera de evangelizar a los jóvenes ha cambiado, es distinta ahora, porque la Iglesia tiene que pensar en nuevas formas de acercarse a ellos si quiere llevarles la palabra, esto ha cambiado y va a seguir cambiando”. Agregó que el ejercicio más duro hoy como ayer es ir a buscar a los que no están y coincidió en que la estrategia puede estar rezagándose: “Nos hemos quedado en el trabajo con los que están en las parroquias y nos hemos distanciado de aquellos que están en las llamadas tribus urbanas, en los espacios educativos y laborales. Por ahí tenemos que encaminar nuestras fuerzas hoy”, concluyó. VNC
TEXTO: J. de Francisco
FOTO: Monseñor Luis Antonio Nova

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