¿Qué dicen los católicos de la reforma laboral?

Como en el conjunto de la sociedad, las posturas son diversas

pintada de huelga general en España

FRAN OTERO | Parece que no hay consenso social ni político sobre la reforma laboral que el Gobierno ha puesto en marcha. Tampoco entre los católicos, donde, como en el conjunto de la sociedad, caben muchas las opiniones en torno a una norma que, entre otras cosas, abarata el despido, intenta flexibilizar las relaciones laborales y crear empleo, aunque a corto plazo no está previsto y a largo plazo habrá que comprobarlo. En cualquier caso, los católicos –sean empresarios, trabajadores, economistas o sindicalistas…– tienen claro que la persona tiene que estar en primer lugar.

Es el caso de Pablo Benavides, consultor de estrategia de Deloitte, que apoya la nueva legislación pero tiene claro que “en el centro de toda buena política, de toda visión de la economía o de las relaciones personales, debe estar la persona”.

José Ramón de Espínola, director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Pontificia Comillas, coincide: “Siempre, la economía debe estar al servicio de las personas. Otra cosa es un fracaso”.

Trinidad Ruiz Téllez, investigadora que fue directora general de Enseñanza Superior y Liderazgo de la Junta de Extremadura, no apoya la reforma, pero piensa igual: “Una economía que se pone a ella misma como alfa y omega es la forma de paganismo más corriente, el falso dios más habitual de nuestra cultura”.

Coincide el empresario Alfonso Carcasona, que añade que la reforma no deja a la persona de lado.

¿Reforma necesaria o impuesta?

Las opiniones difieren cuando se pregunta por la legislación laboral propuesta por Rajoy, que ya le ha costado una huelga y no buenos resultados electorales en Andalucía y Asturias, tras 100 días en el Gobierno.

Pablo Benavides ve oportuna la iniciativa para “crear empleo sin contar con un entorno favorable”. “La necesidad principal es flexibilizar el mercado laboral. No porque un mercado rígido sea malo, sino porque ha demostrado su fracaso a la hora de mantener el empleo en épocas de crisis”, explica.

“No sé si la huelga valdrá para algo,
pero seguir como si nada estuviese ocurriendo
legitimará la idea de que
el dinero y el mercado valen más que las personas”.

Jesús Sánchez, ingeniero químico e investigador.

Las discrepancias también se ponen de manifiesto cuando hablamos de movilizaciones. “Están justificadas, pero más importante ha de ser la movilización continua de la militancia cristiana, en la línea de leer y analizar el momento presente”, expone Ruiz Téllez.

Para Jesús Sánchez Martín, ingeniero químico e investigador, lo que no está justificado es la inacción. “Vivimos un momento importante en el que hay cuestiones impostergables. No sé si la huelga valdrá para algo, pero seguir como si nada estuviese ocurriendo legitimará la idea de que el dinero y el mercado valen más que las personas”.

En el nº 2.795 de Vida Nueva. ¿Qué dicen los católicos de la reforma laboral?, íntegro para suscriptores

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