“Dondequiera que estés”

+ AMADEO RODRÍGUEZ MAGRO | Obispo de Plasencia

“Cuando se dice ‘dondequiera’, en el fondo se está queriendo decir vida más allá de la muerte, y además eterna…”.

La frase del título es hoy muy utilizada en el lenguaje coloquial. Con estas o parecidas palabras, muchos suelen recordar a los seres queridos que han muerto. Es el nuevo modo de referirse a lo que antes se llamaba cielo. Se trata de una ambigua sustitución del nombre del lugar feliz de los novísimos, en la que reconocen una vida más allá de la muerte e, incluso, quizás añoran un encuentro con ese ser querido, cuando también a ellos les llegue la hora del viaje definitivo a ese lugar, ahora sin nombre.

A nadie se le oculta que, tras esa frase, hay toda una concepción de la vida y de la muerte que está impresa en la conciencia social. Cuando se dice “dondequiera”, en el fondo se está queriendo decir vida más allá de la muerte, y además eterna.

Esa es la verdad de fe que han conocido, ese es el sello espiritual que llevan en el corazón y ese es el deseo que les mantiene enlazados al sentido cristiano de la existencia.

Lo que sucede es que hoy le está fallando a muchos la coherencia. Cuando se trata de decir, hay siempre algún “demonio” que tuerce la lengua para que no se diga lo que en realidad se siente. Pero esta ambigüedad significa que el fuego no se ha apagado del todo, y que se puede avivar.

Es evidente que se ha ido debilitando el sentido religioso, pero no ha desaparecido. Por eso hoy, una inmensa mayoría de bautizados o nacidos en ambiente cristiano, están necesitando que el rayo del primer anuncio les provoque una llamarada de fe desde el rescoldo que conservan en el corazón.

Hoy hay que evangelizar con una conciencia clara y agradecida de que realmente sigue calentando, además del calor que la gracia que nos precede ha puesto en el alma de los seres humanos, también el fuego que encendió la catequesis en la infancia, y que aún sigue activo, aunque débil.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.795 de Vida Nueva

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