La pública desconcertada

JOSÉ LUIS CORZO | Profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid

“Los cristianos han de salir con su pancarta “en defensa de la escuela pública” porque ampara a más cristianos (y pobres) que la privada. ¿O no es obvio?…”.

Se le ha metido en la cabeza a más de uno que los padres tienen el derecho a que sus hijos “reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (Constitución de 1978, art. 27,3). De ahí se sacan que se garantiza a cada familia un colegio a la carta. Y se equivocan.

Ni eso es deseable –sino un espanto–, ni se supone ese derecho “en la escuela”, sino que se garantiza el respeto de cualquier escuela a la formación religiosa y moral que reciban sus alumnos en casa. ¡Y no es poco, sino el desideratum! Los acuerdos Iglesia-Estado –solo un mes después– sí añadieron “en el ámbito escolar” para garantizar la clase de Religión.

Pero hoy los colegios están en el mercado de la demanda y la oferta (por ese orden); y la escuela pública (y la privada) ya no son un servicio ofrecido a todos (con respeto a las convicciones familiares) para que nos eduquemos juntos en la convivencia interclasista y en la reconciliación que hace falta.

Para regular el mercado se multiplican y conciertan escuelas para todos los gustos y pelajes. Las públicas son algo residual, por si sirven (asépticas e insípidas) a quien carece de preferencia ideológica o no tiene dónde poder alimentarla.

Los cristianos han de salir con su pancarta “en defensa de la escuela pública” porque ampara a más cristianos (y pobres) que la privada. ¿O no es obvio?

Me piden recomendaciones para meter al niño en una concertada; hay mucha demanda y un presunto baremo justo: proximidad del domicilio, escasez de recursos y motivos especiales, como la salud. Así que, todo vale: uno se empadrona en casa ajena, otro finge un divorcio o logra un diagnóstico falso (y comulga fervoroso) o, con ruedas de molino, con tal de una plaza. ¡No querrás que le lleve a una pública!, me dicen.

En el nº 2.794 de Vida Nueva.

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