El Festival Intercentros de los dominicos cumple diez años

Rodrigo Hidalgo, dominico, impulsor del Festival Intercentros

La iniciativa de pastoral juvenil fomenta la creatividad y la solidaridad

festival Intercentros dominicos La Coruña

MAITE LÓPEZ MARTÍNEZ | En La Coruña, los dominicos vienen celebrando con éxito creciente el Festival Intercentros, una actividad juvenil y solidaria, pensada para fomentar la creatividad artística, educar en valores y cultivar la amistad entre todos los jóvenes de la ciudad. La iniciativa surgió del entusiasmo del religioso Rodrigo Hidalgo Torres, actual responsable para España y Portugal del Equipo de Pastoral Juvenil y Vocacional de Familia Dominicana.

Este año se cumple el décimo aniversario de un evento que implica al mismo Ayuntamiento, así como a otras entidades de la ciudad. “Intercentros es una actividad más de las múltiples que se pueden y se deben hacer hoy en pastoral juvenil –comenta Hidalgo–. Ha servido para conectar con el mundo de la juventud, acompañándola desde otro ámbito en su crecimiento personal, ofreciéndole a su vez una actividad sana, centrada en valores, alternativa a muchos caminos que los jóvenes a veces emprenden por falta de iniciativas”.

“Hacer un festival es relativamente fácil –continúa el religioso–, pero lograr una actividad que los mantenga ilusionados y comprometidos en horario extraescolar un curso entero es algo más serio pero que vale la pena. Cualquier plataforma que sirva para la comunicación y transmisión de valores, bienvenida sea. La Iglesia las necesita”.

La música como vínculo

Rodrigo Hidalgo, dominico, impulsor del Festival Intercentros

El dominico Rodrigo Hidalgo

Todo empezó en el año 2002, cuando se lanzó la actividad desde el colegio Santo Domingo de La Coruña con la pretensión pastoral de siempre: convocar a los jóvenes más allá del horario lectivo propio de las clases. Eran los tiempos de Operación Triunfo, algo que los organizadores aprovecharon de manera positiva, acogiendo aquellos valores que atraen a las nuevas generaciones: ser amigos, esforzarse por cumplir sus propios objetivos, apoyarse mutuamente y hacer de la música un estilo de vida.

Rodrigo Hidalgo lo explica con sencillez: “Lanzamos un concurso de la canción que hiciese de la amistad, la música y la solidaridad una forma de entender el mundo. El primer año, hicimos el concurso de la canción en solitario con un gran éxito en nuestro colegio. Al año siguiente, ya lo convertimos en un concurso Intercentros, donde participaron colegios de Iglesia y laicos. En ese momento sonaba Color Esperanza, de Diego Torres, que fue nuestro primer himno. Esa canción nos invitaba a todos a mirar el futuro con optimismo. Tras diez años, tenía toda la razón; vale la pena esforzarse”.

Cuando le preguntamos el porqué de este éxito, Hidalgo entra en algunos detalles: “Siguiendo con nuestros inicios, el primer desafío que tuvimos era llenar el emblemático teatro Rosalía de Castro de la ciudad, lugar de nuestra primera gala. El aforo lo completamos en una tarde: tuvimos que poner el cartel de ‘entradas agotadas’”.

“¿El éxito? Primero, se lanzó la actividad en el momento oportuno, y segundo, se pudo dar desde el principio un formato propio y distintivo: musical, educativo y solidario, algo que entendieron tanto los alumnos como sus familias. Para todo esto es fundamental la creación de un buen equipo de trabajo, en el que nos hemos comprometido religiosos, familias, exalumnos y profesores”.

Hoy, el concurso se compone de tres modalidades –electrónica, coreografías y canción–, cubriendo prácticamente todo el abanico musical. Un proyecto así no puede descansar sobre una sola una persona. Pero si esta actividad ha seguido con pie firme, es porque habla el lenguaje que ellos, los jóvenes, entienden: el de “su” música, la que escuchan a diario y la que sienten en sus vivencias cotidianas.

“El viernes 23 de marzo cumpliremos diez años de esta sencilla iniciativa con la presencia de más de 20 colegios en el Coliseum de la ciudad, lugar donde actúan ‘los grandes’. Será una gala especial, ya que celebraremos nuestra primera década. Esperamos reunir a miles de jóvenes, familias y exalumnos, en torno a un proyecto de solidaridad local”.

LEVADURA

Todos estamos deseando que la Iglesia sepa hablar el mismo lenguaje de los jóvenes. Es necesario y urgente desde hace demasiado tiempo. Aquello de que los jóvenes evangelizan a los jóvenes sigue siendo cierto.

Por eso, que la Vida Religiosa sea pionera en este sentido no deja de ser una alegría y, sobre todo, un signo de esperanza, aunque sea con acontecimientos aislados. Sin duda, pueden ser expresión de actitudes permanentes. Buscamos lo eterno en lo efímero, y en esto… la música no falla.

mtlopez@vidanueva.es

En el nº 2.793 de Vida Nueva.

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