¿Religión o cultura?

FRANCISCO JUAN MARTÍNEZ ROJAS | Deán de la Catedral de Jaén y delegado diocesano de Patrimonio Cultural

“Es deber de los creyentes reivindicar el carácter religioso de estas expresiones, y luchar contra la visión excluyente que contrapone religión y cultura como dos realidades que no pueden entrar en comunión…”.

La proximidad de la Semana Santa vuelve a poner sobre el tapete de la actualidad la verdadera naturaleza de algunos de los eventos que se repiten anualmente.

Es de sobra conocido que muchos de esos actos, como los pregones, han sido presentados como simples realidades culturales, que nada tienen que ver con la vertiente religiosa que les da origen. A nadie se le ocurrirá cuestionar la legitimidad de la intervención de cualquier persona en un foro en el que participase institucionalmente.

Pero ese no es el caso de un pregón de Semana Santa, preludio del tiempo más importante para la fe cristiana, y en el que quien lo pronuncia lo hace a título personal, y debe reunir unos mínimos requisitos que no estén en contradicción con la realidad que origina y da sentido a ese acto.

Como si el pregón se limitase a ensalzar costumbrismos locales y no tuviese su razón y sentido último en la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Como si fe y cultura estuviesen contrapuestas. Ha sido la fe inculturada la que ha generado toda la serie de manifestaciones culturales y artísticas alrededor de la Semana Santa, y no se pueden reducir a algo cultural.

Es deber de los creyentes reivindicar el carácter religioso de estas expresiones, y luchar contra la visión excluyente que contrapone religión y cultura, como dos realidades que no pueden entrar en comunión, lo que equivaldría, en definitiva, a negar las raíces más profundas de la cultura europea, que en su origen estuvieron alimentadas por la rica savia de la fe cristiana.

En el nº 2.792 de Vida Nueva.

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