La Iglesia vasca reitera a ETA que se disuelva y pida perdón

obispo José Ignacio Munilla dirige el encuentro diocesano por la paz en San Sebastián

Hace memoria de las víctimas, a las que invita a ofrecer “un perdón sanador”

obispo Mario Iceta dirige el encuentro diocesano por la paz en Bilbao

El obispo Mario Iceta dirige el encuentro por la paz en Bilbao

VICENTE L. GARCÍA. VITORIA | Ya han pasado algunos días del Encuentro Oracional por la Paz y la Reconciliación que las diócesis vascas celebraron el pasado 25 de febrero, y todavía se escuchan los ecos de la homilía conjunta que pronunciaron los tres obispos vascos en sus respectivas celebraciones: el de Bilbao, Mario Iceta; el de Vitoria, Miguel Asurmendi; y San Sebastián, José Ignacio Munilla.

Un texto que pidió la “definitiva desaparición de la banda terrorista”, que recordó a las víctimas –cuyo testimonio “es elemento ineludible para la reconciliación”– e invitó al arrepentimiento y a la petición de perdón a los terroristas para que se produzca el siguiente paso, “el perdón otorgado”.

En cada diócesis hubo gestos propios y participaciones particulares en función de cada realidad social. En total, cerca de 2.000 personas que se unieron con sus obispos en una sola voz.

La homilía, que desarrollaron a lo largo de once puntos, comienza con el anuncio de la Buena Noticia, de la nueva humanidad que inauguró Jesús al morir en la cruz, de que Dios “no es ajeno a las oscuridades y dolores de la humanidad, sino que se hace solidario, hasta el extremo, de todo padecimiento e incluso de la misma muerte”.

encuentro de oración por la paz diócesis vascas 25 de febrero, en Bilbao

Un momento del acto celebrado en Bilbao

Y, por ello, la referencia de los prelados a las víctimas fue inevitable: “Cristo es la Víctima pascual, y en Él, las víctimas son abrazadas por el amor de Jesús y asociadas para siempre a su propia entrega, haciendo que su sangre no sea inútil. Su memoria, así como el acompañamiento a sus familias, constituyen una exigencia de la justicia, así como un testimonio perenne de gratitud y reconocimiento y un elemento ineludible para la reconciliación social”.

A renglón seguido, renovaron la misión y el compromiso de la Iglesia como servidora de reconciliación y, por ello, pidieron a ETA que desaparezca. “El anuncio por parte de ETA del final definitivo de toda actividad violenta ha sido acogido por nosotros y por la sociedad con satisfacción y esperanza, pero continuamos deseando y demandando su definitiva desaparición”, añadieron.

Pero son necesarios “el arrepentimiento y el perdón allí donde las agresiones del terrorismo y de toda clase de violencia o injusticia han abierto heridas profundas”. “Pedimos a Dios que quienes han dañado y ofendido al prójimo sientan su llamada al arrepentimiento verdadero y a la petición sincera de perdón”.

Del mismo modo, recordaron que Cristo y el Espíritu ofrecen la posibilidad de perdonar, y que el peródn pedido y otorgado “libera el corazón humano y nos hace semejantes a nuestro Padre Misericordioso”. “Por eso, también rogamos a Dios que, a quienes han experimentado la agresión y todo tipo de violencia física o moral les conceda la gracia de poder ofrecer este perdón sanador y liberador que, sin anular las exigencias de la justicia, la supera”, profundizaron.

También dedicaron unas palabras a todos los han trabajado por la paz, y a los tendrán que seguir haciéndolo: “El Señor nos convoca a todos, instituciones y particulares, a colaborar en el afianzamiento de una cultura de la reconciliación y de la paz promoviendo e impulsando el encuentro, el diálogo y la reflexión, actuando con sabiduría”.

obispo José Ignacio Munilla dirige el encuentro diocesano por la paz en San Sebastián

José Ignacio Munilla, en la oración en San Sebastián

Y, para concluir, un deseo: “Aprendamos a vivir en el respeto y aprecio mutuos, más allá de nuestros condicionamientos ideológicos, sociales o políticos para encontrarnos respetuosamente con quienes piensan o viven de distinta manera que nosotros, en una sociedad que es plural y compleja pero que quiere vivir en paz y prosperidad, mirando al futuro con esperanza”.

Valoraciones

Tal y como explica el obispo Miguel Asurmendi a Vida Nueva, el texto es, en forma y fondo, pastoral: “Se puede hablar de la paz en clave humana, pero tiene connotaciones religiosas; se puede hablar de reconciliación social, pero tiene connotaciones religiosas. Por eso, hemos querido ofrecer, a los cristianos en particular y a la sociedad en su conjunto, una palabra desde la riqueza de la Palabra de Dios para que tengan esa orientación pastoral que nos han demandado. No somos políticos ni queremos serlo, pero sí podemos y queremos aportar un posicionamiento que nace de la Palabra de Dios y de la Doctrina de la Iglesia”.

Asurmendi avanza que se está trabajando en la elaboración de unos materiales para la reflexión en grupos y comunidades sobre el tema de la paz y la reconciliación: “Hasta que las tres diócesis no estemos de acuerdo en su contenido, no saldrá nada. Y respecto a una posible carta pastoral de los obispos, tampoco hay nada”.

El obispo de Vitoria es el único prelado que permanece desde el acto de Armentia, el 13 de enero de 2001, al que asistieron más de 50.000 personas. Recuerda cómo las circunstancias fueron otras: “Tras 32 años de violencia terrorista, el cansancio era patente. Nos encontrábamos en los comienzos de un nuevo milenio y todo invitaba a congregarnos a rezar por la paz”.

Desde San Sebastián, la valoración del Encuentro es positiva. El vicario de Pastoral, Juan Kruz Mendizábal, se muestra satisfecho, porque la jornada se “ha vivido en un clima distendido y, sobre todo, de oración”. Un evento que tendrá, en cierto modo, una prolongación con la tradicional marcha a Aránzazu en la víspera del Domingo de Ramos.

En Bilbao analizaron este nuevo acto eclesial por la paz en el Consejo Pastoral Diocesano, en el que se abordó el papel y compromiso de la Iglesia en el proceso de reconciliación.

En el nº 2.791 de Vida Nueva.

 

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