Somalia se halla una vez más en la encrucijada

Hillary Clinton, Ban Ki-moon y David Cameron, Cumbre Londres sobre Somalia

La reciente Conferencia de Londres sobre el país no descartó una intervención militar

Hillary Clinton, Ban Ki-moon y David Cameron, Cumbre Londres sobre Somalia

Hillary Clinton, Ban Ki-moon y David Cameron en la cita de Londres

ALBERTO EISMAN | El pasado 23 de febrero, tuvo lugar en Londres una nueva Conferencia sobre el presente y el futuro de Somalia, un país que lleva más de 20 años sumido en una anarquía crónica, y cuya situación se ha agravado ahora con la presencia de elementos de Al-Shabaab, un grupo islamista muy cercano a Al Qaeda y con conexiones internacionales. Baste recordar que fueron integrantes de este movimiento los que, en julio de 2010, durante la final del Mundial de Fútbol, asesinaron a 76 personas en sendos ataques con bomba en Uganda.

Ya se habían celebrado otras cumbres sobre la situación de Somalia, pero la reciente cita en la capital británica presentaba una diferencia: en ella han participado casi todos los países involucrados ahora en el problema, y que, paradójicamente, no son las potencias globales de siempre, sino en su mayoría “modestos” países africanos: Etiopía, Uganda, Kenia, Burundi, Yibuti, junto con el Reino Unido como anfitrión.

Los primeros cuatro países tienen tropas en territorio somalí, casi todas como parte del AMISOM, la misión armada de la Unión Africana –apoyada por la OTAN y la ONU–, y que, poco a poco, han podido ocupar la antigua capital, Mogadiscio, arrebatando progresivamente terreno y algunos importantes baluartes de Al-Shabaab.

Todo ello coincide con una situación crítica en el Cuerno de África, que padece una de sus peores sequías. Esta circunstancia ha sido aprovechada por los líderes del grupo islamista, que han jugado la baza del hambre, condicionando u obstaculizando incluso el acceso humanitario, para conseguir sus objetivos.

Aunque en Londres se habló de propiciar el diálogo, los participantes en la Conferencia no descartan una solución militar. De hecho, la víspera de la misma, el Consejo de Seguridad de la ONU votaba por unanimidad a favor de un incremento de efectivos (de 12.000 a 17.700) del AMISOM en Somalia, ampliando incluso su área de operaciones.

Ese día también se hacía pública la recuperación, a manos de fuerzas etíopes y somalíes, de la importante ciudad de Baidoa, bajo control de Al-Shabaab desde 2009. Por otro lado, las tropas kenianas, tras un recorrido casi triunfal en el que han tomado un rosario de poblaciones estratégicas, se encuentran ya en posición de hacerse con la ciudad costera de Kismayu.

Solo esperan recabar el apoyo de la comunidad internacional a la administración provisional del lugar una vez conquistado. Ante tal perspectiva, ocho botes con más de 300 militantes extranjeros de Al-Shabaab abandonaron el puerto local con destino a Yemen.

Embargo sobre el carbón

Naciones Unidas, junto a los países implicados militarmente en la región, han impuesto un embargo sobre el comercio de carbón vegetal, una de las fuentes de financiación más importantes de Al-Shabaab, dadas las exportaciones de esta materia a Oriente Medio. Es la primera vez que el carbón vegetal se convierte en un tema internacional por razones distintas a las medioambientales.

La intervención del AMISOM en Somalia está resultando ser la primera misión exitosa de la Unión Africana, una alianza que con frecuencia –y justificadamente– ha sido acusada de proteger mucho más los intereses personales de presidentes y expresidentes del continente y sus dudosos historiales que de velar por el bien de la población en general.

Una solución al caos

“Oímos mucho de piratería y de crisis de refugiados, pero poco se oye de la gente que sufre. Después de 15 conferencias de paz durante todos estos años, todavía estamos esperando una solución, una oportunidad genuina de dejar atrás el caos”, se lamentaba recientemente el obispo Giorgio Bertin, representante de las Cáritas de Somalia y Yibuti.

Y es que, pese a los buenos deseos expresados en la Conferencia de Londres, no pocos dudan de esas soluciones a los problemas del país tomadas a miles de kilómetros del terreno. Cabe resaltar el hecho positivo, no obstante, de que, en este encuentro, la mayoría de las iniciativas procedieron de países africanos que intentan solventar los problemas de un vecino, cuyas disputas internas llevan tiempo salpicando a toda la región.

Mientras tanto, organizaciones como Cáritas Internacional –que ya ha llevado a cabo en la zona proyectos de desarrollo y de emergencia por valor de más de 30 millones de euros– subrayan el hecho de que la resolución de problemas como el de Somalia no solo está en manos de los gobiernos y de misiones armadas, sino de la sociedad civil, que es quien más sufre las consecuencias de un conflicto tanto político como medioambiental.

En el nº 2.791 de Vida Nueva.

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