Jesús Sánchez Adalid: “La literatura nos puede ayudar a conocernos mejor”

El novelista publica ‘Alcazaba’, sobre los cristianos en el Al-Andalus del siglo IX

Jesús Sánchez Adalid, escritor y sacerdote

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | El párroco de Alange y el novelista best-seller más unido que nunca. No es que Jesús Sánchez Adalid (Don Benito, Badajoz, 1962) se haya distanciado alguna vez de su vocación sacerdotal, no; es que de su decena de novelas ya publicadas, en la última –Alcazaba (MR Editores), IX Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio, que esta semana sale a la venta–, más que en ninguna, está presente Alange.

No solo como famoso castillo y fuente termal, sino porque Sánchez Adalid se introduce magistralmente en el siglo IX para mostrarnos la vida de los cristianos bajo la dominación árabe en Mérida.

Es una novela que remite a quienes somos; como uno de sus personajes, el abad del monasterio de Cauliana, que afirma: “¡Conservemos la memoria de lo que fuimos! Eso es lo que debemos hacer más que nada. Si perdemos nuestra identidad, acabaremos extraviados y a merced de Satanás. ¡Despertemos de una vez!”.

Crónica de una revuelta

– Habría mucho que preguntar sobre la novela. Pero lo primero es, y su título lo deja claro, narrar la revuelta que dio origen a la Alcazaba de Mérida… Y quiero preguntarle: ¿Por qué ha elegido este período histórico que va del 828 al 835?Alcazaba, de Jesús Sánchez Adalid, cubierta del libro

– Aquella revuelta de los cristianos, unidos a los muladíes y bereberes frente al poder abusivo del emir árabe, resulta sorprendente y curiosamente desconocida. Refleja que el ser humano puede aliarse para defender sus derechos y luchar aún en las más adversas circunstancias. Salvando las distancias, la situación de aquellas minorías étnicas y religiosas se parece mucho a lo que hoy viven los cristianos armenios o los coptos. El fenómeno mozárabe en la Península Ibérica es de un interés enorme.

– Hemos usado la palabra revuelta. Y la pregunta es: ¿se podría equiparar a la “primavera árabe” reciente o a la indignación? También lo podría preguntar de otro modo: ¿mira alrededor cuando escribe del pasado?

– Con respecto a esta pregunta, tan frecuente, suelo responder recordando el Eclesiastés: “Nada hay nuevo bajo el sol”. La historia no se repite; pero los seres humanos a veces respondemos de manera semejante ante estímulos semejantes… Es ley de vida. En efecto, aquello se parece mucho a la primavera árabe. Hay tiranos, leyes injustas, anhelos de libertad, revueltas, muertes, venganzas, tribalismos… Cuando escribí la novela todavía no se había producido el fenómeno que hemos observado en el islam estos últimos meses. Después me sorprendí mucho al ver el parecido con mi historia… Misterios de este oficio.

Conservar el valor de lo cristiano

– Evidentemente, hay esa lectura contemporánea, pero quizás prefiero destacar que, en la novela, lo que queda, sobre todo, es el retrato de cómo, en aquella época de revueltas tan desconocidas, vivían y luchaban por sobrevivir la comunidad católica, los dimmíes cristianos…

– Era una cultura muy rica. Hubo obispos, como Álvaro de Córdoba, que lideraron un verdadero esfuerzo colectivo por sacar adelante y conservar el valor de lo cristiano, frente a las mayores persecuciones… Había monasterios, cenobios, escuelas católicas y scriptoriums donde se copiaban, enseñaban y comentaban las grandes obras de la patrística. ¡Era una maravilla! Toda una herencia que no se podía perder… Le debemos mucho a aquellos antecesores nuestros que vivieron sometidos y con verdadera heroicidad su fe y sus tradiciones.

– Es indudable que la novela, sobre todo la histórica como esta, es una extraordinaria herramienta para saber quiénes somos… ¿Pero también para ver hacia dónde vamos hoy?

– Sin duda. La literatura nos puede ayudar a conocernos mejor.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.791 de Vida Nueva. Entrevista con Jesús Sánchez Adalid, íntegra para suscriptores

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