‘Caballo de batalla’: pura sangre al galope

Caballo de batalla - fotograma

Caballo de batalla - fotograma

J. L. CELADA | Tras asistir impotente al saqueo de víveres y otros enseres que los soldados alemanes acaban de llevar a cabo en su granja, un anciano francés sale en defensa de su nieta frente a los malos modos de los invasores, recordándoles que hay “diferentes maneras de ser valiente”. Y pone como ejemplo a las palomas mensajeras de su país, más laureadas que muchos militares, por su arrojo al surcar los cielos europeos en el fragor de la contienda durante la I Guerra Mundial.

La escena pertenece a War horse, el último trabajo como realizador de Steven Spielberg, un Caballo de batalla cuyas riendas maneja con tanta soltura y oficio en las áridas (o poéticas) estampas campestres como en el caótico frente de combate.

¡Otro miembro del reino animal convertido también en héroe, mientras los humanos resuelven sus problemas a cañonazos! La imagen debería darnos qué pensar, pero el tronar de las armas embrutece cualquier pensamiento.

Con la novela homónima de Michael Morpurgo como punto de partida, el veterano cineasta construye una epopeya bélica en torno a un noble e inteligente corcel, erigido en hilo conductor de la narración y catalizador de esas solidaridades que sobreviven a los horrores de la guerra. Junto a él, descubrimos las penurias económicas de la familia que se hace con sus servicios como bestia de tiro, especialmente las de su joven dueño y domador, antes de ser llamado a filas como un recluta más.Caballo de batalla - fotograma

Es entonces, en la Francia de 1914-1918, cuando el siempre excesivo Spielberg ofrece lo mejor de sí mismo. A lomos de su fiel protagonista, nos irá mostrando las atrocidades de la Gran Guerra: a campo abierto entre los trigales o en la ratonera de las trincheras.

El recuerdo de Salvar al soldado Ryan sobrevuela por momentos un escenario recreado con mimo, pasión y un despliegue audiovisual propio de las grandes producciones, que nos deja secuencias brillantes y una emotividad a flor de piel, aunque a punto de desbocarse a veces como puro fuego de artificio.

Este Caballo de batalla, sin embargo, se sobrepone al frenesí de su director, como viene haciendo durante dos horas y media con cuantos peligros le salen al paso, hasta sobrevivir milagrosamente En tierra de nadie (guiño cinéfilo a la oscarizada cinta del bosnio Danis Tanovic)

Por el camino, hará feliz a una niña, consolará en su último aliento a uno de los miles y miles de “compañeros” caídos en el conflicto, y, sobre todo, insuflará ternura y esperanza a una historia tan dolorosa e intensa como repetida.

Los tanques acabaron con la caballería, pero a Spielberg le sigue bastando un pura sangre al galope para movilizar a su ejército de incondicionales. Lo cual no debería impedirnos reconocer –a tenor de su afectado final– que esta película se desenvuelve peor al trote.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: War horse.

DIRECCIÓN: Steven Spielberg.

GUIÓN: Lee Hall y Richard Curtis, sobre la novela homónima de Michael Morpurgo.

FOTOGRAFÍA: Janusz Kaminski.

MÚSICA: John Williams.

PRODUCCIÓN: Kathleen Kennedy y Steven Spielberg.

INTÉRPRETES: Jeremy Irvine, Emily Watson, Peter Mulan, Tom Hiddleston, Benedict Cumberbatch, David Thewlis, Patrick Kennedy, Niels Arestrup, Celine Buckens.

En el nº 2.790 de Vida Nueva.

Compartir