Las ONG ven pequeños avances en Haití

Dos años después del terremoto, sin embargo, todavía persisten los graves problemas estructurales

Al cumplirse ahora dos años del terremoto que el 12 de enero de 2010 asoló Haití, dejando más de 200.000 muertos y afectando a un total de más tres millones de personas, las ONG presentes en el país caribeño hacen balance estos días de la situación actual. El sentimiento general, marcado por luces y sombras, lo refleja perfectamente la representante de Unicef, Françoise Gruloos-Ackermans: “Hay evidencias de pequeñas victorias en todas partes, aunque permanecen serias lagunas y deficiencias en las estructuras básicas de gobierno de Haití”.

Respecto a los logros, desde Unicef señalan la importancia de los que atañen a la infancia: 750.000 alumnos han vuelto a la escuela (unos 80.000 lo hacen a alguno de los 193 colegios construidos por la organización); más de 15.000 niños con desnutrición han recibido asistencia en sus 314 programas de alimentación terapéutica; el Gobierno de Michel Martelly ha creado el primer Directorio de Centros Residenciales de Asistencia (hasta el terremoto no había ningún tipo de control), que estudiará los 650 centros del país, en los que se calcula la presencia de 50.000 menores de edad; y se ha adherido al Convenio de La Haya sobre Adopción Internacional, con lo que se combatiría más eficazmente el tráfico infantil.
Pese a todo, como señala Unicef en el mismo informe, la situación continúa siendo extremadamente grave en un país “acosado por la pobreza crónica y el subdesarrollo”. Hasta el punto de que “la mayoría de los 4.316.000 niños menores de 18 años aún tienen opciones limitadas para su supervivencia, desarrollo y protección”. En cuanto a la población general, “más de medio millón de personas viven todavía en más de 800 áreas diferentes de desplazados”. A lo cual se une el problema de que, antes del seísmo, alrededor de un 77% vivía de alquiler; “lo que significa que la mayoría no tiene hogares a los que regresar”. Todo ello hace que la ONG cifre en 24 millones de dólares los que necesita en este 2012 “para atender las necesidades humanitarias” y en 30 para “ayuda al desarrollo a largo plazo”.

 

Manos Unidas y Cáritas

Esta relativa satisfacción se aprecia también por parte de Manos Unidas. La institución eclesial, presente en Haití desde hace 30 años, reconoce en un comunicado que, “dos años después del terremoto, se avanza a cámara lenta, pero se avanza”. A su juicio, “la imagen que se nos está ofreciendo de Haití no es muy diferente de aquella que conocimos en aquellos fatídicos días: pobreza, inestabilidad política y un terremoto; un cóctel de difícil solución”. Sin embargo, la ONG católica, que ha invertido en estos dos años más de cinco millones de euros en tareas de emergencia –en ámbitos como la atención humanitaria, la reactivación agrícola y educativa, la construcción de viviendas o el impulso de políticas de agua y saneamiento–, encuentra motivos para la esperanza: “En Manos Unidas somos conscientes de que la actual configuración económica, social, cultural y de desarrollo de Haití es claramente fruto de la dura historia que ha vivido: víctima desde su ‘descubrimiento’ del expolio de recursos, la corrupción y las injerencias externas. Pero también sabemos que en Haití no todo es pobreza y desolación (…). En medio del caos, de la pobreza, del sufrimiento, llama poderosamente la atención la capacidad de esperanza de la que hace gala el pueblo haitiano”.
Otra de las instituciones eclesiales que más presencia tiene en el país caribeño es Cáritas. Con decenas de proyectos repartidos por todo el territorio, los sanitarios concentran gran parte de su atención en el análisis de estos dos años. Principalmente el cólera, cuya epidemia comenzó en octubre de 2010, hasta sumar miles de muertos a los causados por el seísmo, y cuya “amenaza aún continúa en numerosas regiones del país”. Cáritas Española ha invertido casi 11 millones de euros desde 2010.
Intermón-Oxfam, que en su balance destaca que todavía quedan cinco millones de metros cúbicos de escombros sin retirar, que la mayoría de la población no tiene acceso al agua corriente o que el 70% de la mano de obra está en paro o en condiciones de subcontratación, denuncia, finalmente, que, de los 4.600 millones de dólares prometidos por los países donantes, queda por recibir el 43% de esas ayudas. VNE
Miguel Ángel Malavia

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