Patxi López: “La Iglesia ha sido un referente moral”

Patxi López, lehendakari presidente del Gobierno vasco

Lehendakari del Gobierno vasco

Patxi López, lehendakari presidente del Gobierno vasco

VICENTE L. GARCÍA | Todos los máximos responsables del Gobierno del País Vasco han deseado y trabajado a favor de la paz. En el caso del actual, el socialista Patxi López, se da la circunstancia también de ser el primer lehendakari no nacionalista y de pertenecer a uno de los grupos políticos más castigados por la banda terrorista. [Entrevista con Patxi López – Extracto]

Gestos como la supresión de los escoltas de cargos públicos o las conversaciones sobre la idoneidad del momento para revisar la política penitenciaria y abordar cuestiones como el traslado de presos o la excarcelación condicionada de etarras arrepentidos, están en su agenda y son muestra también de pasos “hacia delante”.

El jefe del Ejecutivo vasco confía igualmente en que la labor a desarrollar por la Iglesia sean aportaciones para alcanzar una sociedad más justa y democrática. Entre ellas, el acto simultáneo convocado por las tres diócesis vascas para el 25 de febrero. En principio, señala, no acudirá a esa cita, “pero espero que sirva para avanzar en la consecución de la convivencia democrática en Euskadi”.

– ¿Cómo valora el papel de la Iglesia católica en el País Vasco?

– La Iglesia ha jugado, tradicionalmente, un papel importante en la sociedad vasca, como referente moral de muchas personas, y creo que así debería seguir siendo ahora que el final del terrorismo abre un tiempo de esperanza en Euskadi. Han sido muchos años de enfrentamiento, muchos años viviendo con la amenaza y el miedo permanente. A todos nos corresponde colaborar en restañar viejas heridas y construir una convivencia democrática basada en la unidad y la concordia.

“Algunos pretenden aprovechar el fin
de la actividad de ETA para impulsar
un ejercicio de amnesia colectiva y equiparar
a víctimas y victimarios.
No lo debemos permitir”.

– A su juicio, ¿dónde habría que poner los acentos en la nueva etapa que se ha abierto tras el anuncio de ETA del “cese definitivo” de la violencia?

– Todo el trabajo se debe hacer desde la memoria y el reconocimiento permanente a las víctimas. Algunos pretenden aprovechar el fin de la actividad de ETA para impulsar un ejercicio de amnesia colectiva. Equiparar a víctimas y victimarios, con el fin de diluir la responsabilidad verdadera de los asesinos y de quienes han amparado y justificado sus asesinatos. No lo podemos permitir, y creo que la Iglesia tiene que ser firme en esta cuestión: en defender un relato justo y veraz de lo ocurrido en este país en las últimas décadas.

Durante años, las víctimas han sido las grandes olvidadas de la sociedad vasca. Lejos de ofrecerles el apoyo necesario, las miradas esquivas y las insinuaciones incriminatorias fueron la respuesta que encontraron en una parte importante de la ciudadanía vasca.

Reflexión autocrítica

– Son tiempos distintos para la sociedad española, para la sociedad vasca, para la Iglesia en España y para la Iglesia en el País Vasco, y esta realidad marcará el devenir de las acciones a favor de una sociedad más justa y en paz. En su opinión, ¿cuál es el ejercicio más inmediato que habría que hacer?

– La sociedad vasca, en su conjunto, sus diferentes estamentos incluidos, deben hacer una reflexión autocrítica sobre los espacios de silencio que, de una forma u otra, han habitado en relación a la violencia etarra y el sufrimiento de las víctimas. Se debe abandonar, para siempre, la insensibilidad que ha anidado en muchos corazones de Euskadi, porque solo así conseguiremos asentar los valores éticos y democráticos necesarios para que nada de esto vuelva a ocurrir.

– A lo largo de estas cinco décadas de sufrimiento, la sociedad en el País Vasco ha ido respondiendo y, con ella, la Iglesia. ¿Confía en el papel que la Iglesia puede seguir jugando?

– Estoy convencido de que la Iglesia estará a la altura de este nuevo tiempo. No podemos olvidar que, de su entorno, surgieron movimientos como Gesto por la Paz, precursor en la denuncia civil del terrorismo etarra y agente imprescindible en la extensión del rechazo social que ha ayudado a acabar con ETA. Este año será recordado como el de su despedida [con la manifestación del pasado día 11 en Bilbao]. Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos por su entereza y su dignidad en los momentos más duros. Confío en que todos sepamos seguir el ejemplo de estos ciudadanos ejemplares.

 

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