Nicla Spezzati: “Los religiosos debemos ser alternativa a esta cultura de muerte y aplastamiento”

Nicla Spezzati, subsecretaria Congregación Vida Consagrada

Subsecretaria de la Congregación para la Vida Consagrada

Nicla Spezzati, subsecretaria Congregación para la Vida Consagrada

Texto y fotos: DARÍO MENOR | Ya es tradición que el “número tres” de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el dicasterio vaticano que se encarga del millón de religiosos (800.000 mujeres y 200.000 hombres) con que cuenta la Iglesia católica, sea una fémina. Juan Pablo II inició el camino al nombrar subsecretaria a la salesiana Enrica Rosanna, y ahora Benedicto XVI ha seguido el camino al elegir como su sustituta a la religiosa italiana Nicla Spezzati, de las Hermanas Adoradoras de la Sangre de Cristo. [Entrevista con Nicla Spezzati – Extracto]

– Continuamente se habla de la crisis de la Vida Religiosa. ¿Existe esta realmente?

– El mundo cambia. Es un fenómeno grandioso que sucede en directo, ante nuestros ojos. En nuestra sociedad, la atención parece estar absorbida por todo lo que se mueve con velocidad. Continuamente, nos referimos a una crisis: de los mercados, de identidad, de sentido, de realidad. Es urgente cambiar la mentalidad y considerar todos estos desafíos, aunque sean difíciles, no como obstáculos, sino como un nuevo kairós, un tiempo de gracia en el que está presente el soplo vivificante del Espíritu. Hay que ser alternativa a la cultura dominante, que es una cultura de muerte, de violencia, de aplastamiento, con el testimonio alegre del que somos portadores.

La Vida Consagrada (VC) está llamada a confrontarse con este cambio de época y con las señales del malestar, ofreciendo un anhelo de humanización y de esperanza. Si el mundo cambia, cambia también la VC. Si el mundo está en crisis, en un cierto sentido, también lo está ella. La VC es heredera de un pasado, responsable de un presente y constructora de un futuro.

“La Iglesia es masculina y femenina,
es ‘crística’ y mariana.
La presencia de la mujer en la Iglesia es hoy muy viva.
No hay que mirar solo a los puestos de dirección”.

– ¿Está satisfecha con el grado de representación de las mujeres en los puestos de decisión de la Iglesia?

– No creo que el problema sea ese. Los religiosos no tenemos el deseo de ocupar puestos en la Iglesia, sino de servirla. Recordemos el concepto del genio femenino definido por Juan Pablo II. No me gustaría tampoco hacer un estereotipo del género. Me gusta más hablar de complementariedad. La Iglesia es masculina y femenina, es “crística” y mariana. La Iglesia siempre ha sido mariana. La presencia de la mujer en la Iglesia es hoy muy viva. No hay que mirar solo a los puestos de dirección. Con el nombramiento que Juan Pablo II hizo de una religiosa como subsecretaria y que Benedicto XVI ha confirmado, y va a él mi agradecimiento filial, creo que se muestra esta complementariedad.

– ¿Le pesa ser una de las mujeres con uno de los cargos de más responsabilidad en el Vaticano?

– Tengo mucha paz y tranquilidad. Hago mi trabajo con pasión y dedicación, pero también con alegría y creatividad. Desde este cargo, quiero dar amor a la Iglesia y servir la doctrina, con una visión hermosa y comunal de toda la Iglesia. Sirvo a la comunión, a la VC y a la Iglesia. Siempre con la idea de que la Vida Religiosa debe ser el fermento en la masa, y no estar separada del resto de la Iglesia.

– ¿Por qué se produce entonces esa Iglesia paralela que tan a menudo se critica?

– Se critican las cosas que no se conocen. Todos servimos a la Iglesia. Los pastores, en primera persona. Hay una falta recíproca de conocimiento. Tenemos que preocuparnos de conocernos mejor. Contamos con el documento Mutuae Relationes, en el que se incita a la relación entre los pastores de la Iglesia y la VC. Se debe volver a leer. No creo que se pueda decir que la falta de conocimiento es algo absoluto. Me he encontrado con muchos pastores, y la mayoría están atentos a la VC. El paso debe ser recíproco. Nicla Spezzati, subsecretaria Congregación Vida Consagrada

– ¿Construye caminos demasiado propios a veces la VC?

– En Deus caritas est, Benedicto XVI evidencia la identidad y el testimonio pedido a la Vida Religiosa. Habla del “fuerte testimonio profético de parte de las personas consagradas”, de un “humanismo trascendente”, de la necesidad de revitalizar los ámbitos cotidianos de la vida con un humanismo que sepa dirigirse al Misterio de Dios, a la Encarnación del Verbo, así como a los fundamentos de la fe y del proceso vital cristiano. Por tanto, si hay una señal que la Vida Religiosa debe dar al mundo, esta se configura no tanto como “obras eficaces y necesarias”, sino como vida cristiana plena con la profesión de los consejos del Evangelio. Ha de ser un signo visible de un estilo de vida, de una mentalidad que privilegie el Misterio. Todo servicio pastoral, toda expresión caritativa y social de los discípulos de Cristo es consecuencia de la unión con Él.

– ¿Tiene el consagrado una mayor responsabilidad que cualquier otro cristiano?

– La Vida Religiosa no tiene la misión de proponer una realización más perfecta del Evangelio (el consagrado no es, por vocación, un cristiano mejor que los otros), sino de construir una instancia de discernimiento al servicio de toda la Iglesia. La VC debe ser una señal que indica un camino, recordando a todo el Pueblo de Dios el sentido que hay en él. Por eso es urgente, hoy como siempre, un profundo camino de conversión. Antes de la misión, antes de las obras, la VC debe ser un retorno a Dios, un cambio de vida.

Las vocaciones

– ¿Cómo explica el problema con el número de vocaciones?

– El Señor sigue llamando a que se le siga con la especial consagración, pese a las fatigas, los sufrimientos y la pobreza. Muchos jóvenes dan una respuesta radical a la llamada divina en todos los continentes. Hay congregaciones e institutos que tienen siglos de historia y que continúan ofreciendo su testimonio de sequela Christi en el mundo. Hay comunidades de vida contemplativa que florecen de jóvenes vocaciones, justo donde parece que el secularismo y el hedonismo son imparables. Hay consagrados y consagradas que viven allí donde se encuentra la mayor exclusión social, que son pobres entre los pobres. Hay jóvenes, hombres, mujeres y familias que buscan nuestras comunidades como un oasis del Espíritu, que se dirigen a nosotros para buscar el silencio, la acogida, la Palabra. Una palabra para dar respuesta a la nostalgia de Dios, para buscar su rostro. Hay nuevas comunidades con capacidad para expresar toda la alegría arrolladora de quien ha encontrado un tesoro escondido. Los jóvenes tienen recursos, posibilidades y generosidad: la Vida Religiosa debe ser capaz de responder a esta sed de vida plena, al deseo de profundidad y coherencia al seguir a Jesucristo.

“Se critican las cosas que no se conocen.
Todos servimos a la Iglesia.
Los pastores, en primera persona.
Hay una falta recíproca de conocimiento·.

– ¿Responden hoy los religiosos de forma acertada a esta sed?

– Los consagrados deberían suscitar una fascinación por una cultura de la vocación, mostrando cuánto es hermosa y gozosa, también en las dificultades cotidianas, la Vida Religiosa. Esta fascinación puede derivar solo de la percepción de su vitalidad, pese a su complejidad y a las crisis. Una vitalidad que se recibe de la disponibilidad a la acción vivificante y vivificadora del Espíritu y en la profundidad de la vida espiritual, en la fuerza y en la audacia de la misión, en la acogida fraterna y en la comunión, en la conversión permanente personal y comunitaria. Hace falta que nuestras comunidades estén formadas por personas creíbles y apasionadas.

Precisamente por esto, la formación debe acompañar en la experiencia viva de la sequela Christi. Es importante formar a los hermanos en la vocación, reavivar el don de Dios que cada uno ha recibido. Hoy más que nunca es necesario comprender y reconquistar el valor de ser fermento en la masa.

En el nº 2.789 de Vida Nueva.

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