Editorial

El futuro de un país se escribe desde la escuela

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EDITORIAL VIDA NUEVA | No ha habido cambio de gobierno en las últimas décadas en España que no haya destacado con grandes máximas la importancia de la educación como motor de desarrollo, a todos los niveles, de la sociedad. Tampoco Mariano Rajoy, en su discurso de investidura como presidente del Gobierno, el pasado diciembre, dejó de subrayar la trascendencia de la educación para nuestro país, a la que puso como “fundamento esencial para la igualdad de oportunidades, la cohesión social y la convivencia democrática”. Incluso dejó un bonito titular, que pasó desapercibido en los medios de comunicación, como suele hacerlo todo lo relacionado con la enseñanza: “La España del futuro dependerá de nuestro sistema educativo”.

También el líder del PP, como antes otros candidatos presidenciales, pergeñó las líneas maestras de la reforma educativa que pretende: mejora de la educación obligatoria y gratuita; flexibilidad organizativa para atender los intereses y progresos de los alumnos; mejora de la calidad educativa; búsqueda de la excelencia en el profesorado y reafirmación de su autoridad…

Todas estas buenas intenciones fueron acompañadas de su compromiso de buscar el consenso para que la reforma educativa no quede al albur del Gobierno de turno. Tampoco en esto fue novedoso el líder del PP. Por eso, justo cuando comienza una complicada legislatura, donde ni la enseñanza se está librando de los ajustes económicos, es cuando más ha de subrayarse esa voluntad de acuerdo para que no quede, de nuevo, como un voluntarioso brindis al sol.

Es, por tanto, el momento de la altura de miras, de dejar a un lado controversias por tal o cual asignatura, y de recordar que, si tenemos un paro juvenil de casi el 50%, es porque la educación es la gran asignatura pendiente del país.

En el nº 2.788 de Vida Nueva. Del 11 al 17 de febrero de 2012

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