Vocaciones con un renovado espíritu misionero

encuentro de formación de sacerdotes en Brasil

Brasil da a conocer las nuevas directrices para la formación sacerdotal de los candidatos

encuentro de formación de sacerdotes en Brasil

El obispo Steiner se dirige a los asistentes en presencia del P. Dal'Bó

GRAZIELA CRUZ. BRASIL | Entre los días 17 y 21 de enero, la Organización de Seminarios e Institutos Filosófico-Teológicos de Brasil (OSIB) celebró en Aparecida (São Paulo) su 17ª Asamblea Nacional, en torno al tema Luces y esperanzas en el proceso formativo de la Iglesia en Brasil. El encuentro reunió a laicos, sacerdotes, obispos, miembros de las nuevas comunidades y movimientos y representantes de diversos organismos de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), con el objetivo de dar a conocer oficialmente las Nuevas Directrices para la Formación Sacerdotal de la Iglesia en Brasil.

Más allá del acto de presentación del documento, los participantes pudieron asistir a conferencias sobre las cinco dimensiones que conforman el proceso de formación de los presbíteros: la humano-afectiva, la comunitaria, la espiritual, la pastoral y misionera, y la intelectual.

La convocatoria de la OSIB sirvió para tomar conciencia sobre la necesidad de trabajar más intensamente con las vocaciones sacerdotales y religiosas. “Fue un momento muy especial para cuantos están involucrados en el proceso de formación (laicos, sacerdotes, obispos y toda la comunidad católica) y han participado en el estudio, profundización y elaboración de este rico documento de la Iglesia”, explicó el padre Paulo Dal’Bó Bosi, hasta ahora presidente de la OSIB y que fue sustituido en el cargo por el padre Paulo Batista Borges.

“Tenemos que unir fuerzas en el proceso de toma de conciencia y de atraer nuevas vocaciones. En la actualidad, sabemos que el número de jóvenes que entran en el seminario menor y en el propedéutico es reducido, y tenemos que ser conscientes de que hay vocaciones, pero que faltan invitaciones desde la Iglesia. Este congreso vino a despertar en la Iglesia católica la necesidad de invertir más en el proceso de formación vocacional. Esperamos que nuestros jóvenes puedan responder a la llamada de Dios”, deseó Dal’Bó.

Las Nuevas Directrices para la Formación Sacerdotal de la Iglesia en Brasil fueron aprobadas por la Asamblea de la CNBB y pretenden contribuir a la formación de los sacerdotes en el seno de la Iglesia desde un renovado espíritu misionero. El nuevo documento aprobado por la Santa Sede actualiza unas directrices que estaban en vigor desde 1995, y aplica a esa formación de los presbíteros intuiciones e indicaciones de la Conferencia de Aparecida (2007), que aboga por una Iglesia más “discípula y misionera”.

Con algo más de 300 párrafos, el texto se organiza en torno a tres grandes bloques: los fundamentos de la formación sacerdotal, la formación en el seminario y la formación continua.

Dimensión humano-afectiva

Esta nueva guía para la formación sacerdotal hace especial hincapié también en la dimensión humano-afectiva de los candidatos. “Los jóvenes seminaristas provienen de familias normales como las nuestras, con todas las crisis que está atravesando nuestra sociedad. Vienen de un mundo multicultural, globalizado, individualista, violento, marcado por la devaluación de la dignidad humana, por las tecnologías de la información, Internet”, recordó el que fuera secretario general de la CNBB, Dimas Lara, presente en la reunión al igual que su sucesor y obispo auxiliar de Brasilia, Leonardo Steiner.

Una dimensión humano-afectiva que, a su vez, está muy vinculada a las otras cuatro ya citadas: comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral.

En línea con las orientaciones de la Santa Sede sobre psicología y seminaristas, las directrices sugieren, finalmente, lo beneficiosa que puede resultar la colaboración de los psicólogos en la formación de los sacerdotes, para que tengan tanto una vida espiritual rica como la madurez psicológica y emocional que les permita vivir con equilibrio su vocación.

Año pastoral

Una de las novedades del texto es la inclusión en el proceso formativo del llamado Año Pastoral, que complementaría las etapas del propedéutico, la filosofía y la teología. La idea es que este año sirva para despertar el espíritu misionero en los seminaristas.

Existe la posibilidad de que este Año Pastoral se desarrolle en las regiones pastorales de misión, como la Amazonía, por ejemplo, donde hay escasez de sacerdotes; o en ambientes misioneros entre los más pobres en las zonas rurales, en los grandes centros urbanos, en los medios de comunicación, o incluso a través de un modelo más tradicional de intercambio entre las diócesis.

En el nº 2.787 de Vida Nueva.

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