Los más cercanos

Sebastia Taltavull

Sebastia TaltavullSEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona

“Evangelizar es posible cuando creamos un clima de afecto, unidad y confianza. ¿Acaso no es esta cercanía la que muchos esperan de quienes formamos la Iglesia?”.

Siempre hemos hablado de los alejados, incluso hemos rezado por ellos, aunque no demos ningún paso de aproximación. La intención es buena, pero con frecuencia se nos ha olvidado que el prójimo solo existe cuando nos aproximamos a alguien para que deje de ser un alejado.

La parábola del buen samaritano habla por sí sola y no necesita interpretación, ya que alguien ha superado todas las barreras y ha tomado la iniciativa de acercarse a quien yacía medio muerto en la cuneta.

El deber de evangelizar, que encuentra su sentido en el hecho de vivir encarnados en la realidad diaria, nos está pidiendo que seamos capaces de acercarnos a muchas personas para hacerles partícipes del gozo del Evangelio.

Aquí no hay teoría, son personas que conocemos, con las que convivimos y compartimos vecindario, trabajo, estudio, aficiones, diversiones, deporte, cultura o amistad. Son los más cercanos y, quizá porque se han alejado de la fe y de la comunidad cristiana, nos cuesta hablarles como cristianos y presentarles de nuevo a Jesucristo.

Sin embargo, nos preocupa: ¿dónde están los que antes estaban?; ¿cómo viven los que creían y ahora dicen que no creen o practicaban y ahora no practican? Ir hacia ellos y no solo esperar a que vengan es lo que pide Jesús a sus discípulos para que se conviertan en apóstoles, nuevos samaritanos.

La Nueva Evangelización propone una aproximación valiente hacia los que están más cerca viviendo alejados, y la osadía de entablar un diálogo sincero con ellos pide mucha capacidad de escucha y dejarse contagiar de la pedagogía, claridad y credibilidad de Jesús para acompañar y ayudar a crecer.

Evangelizar es posible cuando creamos un clima de afecto, unidad y confianza. ¿Acaso no es esta cercanía la que muchos esperan de quienes formamos la Iglesia? ¿Les decimos, como Jesús, “vosotros sois mis amigos”?

En el nº 2.786 de Vida Nueva.

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