“La unidad que pedimos requiere una conversión”

audiencia miembros Tribunal Rota Romana enero 2012

Benedicto XVI reclama un ecumenismo más allá de la cordialidad y la cooperación

audiencia Tribunal de la Rota Romana enero 2012

El Papa recibió a los miembros del Tribunal de la Rota Romana

ANTONIO PELAYO. ROMA | Los comienzos de año en el Vaticano están marcados por una serie de encuentros tradicionales y algunos de ellos más o menos protocolarios que, personalmente, tengo mis dudas de que este Papa quisiera conservar, pero que, como disciplinado que es, Joseph Ratzinger ha asumido y continúa celebrando.

No todos, por supuesto, tienen la misma importancia, y entre ellos sobresalen dos: el recibimiento al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede (el pasado 9 de enero), que le permite al Pontífice poner de manifiesto sus mayores preocupaciones en la esfera internacional, y el que hacia la mitad de ese mes tiene lugar en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con el decano monseñor Antoni Stankiewicz, los prelados auditores, oficiales y abogados del Tribunal de la Rota Romana, que marca el inicio del Año Judicial.

La Rota Romana es uno de los tres Altos Tribunales que funcionan en la Iglesia católica. Los otros dos son la Penitenciaría Apostólica y la Signatura Apostólica, pero es bastante más conocida por la más habitual de sus actividades: legislar sobre la institución matrimonial y, más en concreto, definir la validez o nulidad del vínculo que une a los esposos. (De paso, quisiera decir que la Rota sufre una lamentable deformación de su imagen por el oscurantismo informativo de su funcionamiento).audiencia miembros Tribunal Rota Romana enero 2012

La ley de la Iglesia

El habitual discurso que el Papa pronuncia en esta ocasión ha experimentado este año un giro algo particular, dando de lado aspectos más concretos de la problemática ligada al matrimonio, para abordar el tema de la interpretación de la ley canónica en orden a su aplicación a la luz del Año de la fe, que, como saben nuestros lectores, comenzará a finales de 2012.

“El derecho canónico –dijo el Papa a su selecto auditorio– encuentra en la verdad de la fe su fundamento y su mismo sentido, y la lex agendi no puede sino reflejar la lex credendi (…). La hermenéutica de la ley canónica está estrictamente ligada a la misma concepción de la ley de la Iglesia”.

Siendo esta problemática muy cercana a las preocupaciones personales del Papa, sospecho que en la elaboración del discurso de este año ha habido menor participación que otros años de personas ligadas al Tribunal.

En un primer pasaje de su alocución, Benedicto XVI quiso atajar la acusación de excesivo legalismo, queriendo llegar a una “creatividad jurídica en la que cada situación se convertiría en factor decisivo para asegurar el auténtico significado del precepto legal en el caso concreto”, que, sin embargo, en su opinión, “no supera el positivismo que denuncia, limitándose a sustituirlo por otro en el que la obra interpretativa humana se erige en protagonista al establecer lo que es jurídico”. En palabras más comprensibles: se caería en el riesgo de la arbitrariedad.

El Papa recuerda después un pasaje de su discurso en el Reichstag alemán (22-9-2011), en el que afirmó que “el verdadero derecho es inseparable de la justicia. El principio vale obviamente también para la ley canónica en el sentido de que no puede quedar encerrada en un sistema normativo meramente humano, sino que debe estar unida a un orden justo de la Iglesia en el que rige una ley superior”.

Un poco más adelante, el Santo Padre adelanta esta conclusión: “La interpretación de la ley canónica debe realizarse en la Iglesia. No se trata de una mera circunstancia externa, ambiental: es una llamada al mismo ‘humus’ de la ley canónica y de las realidades que ella regula. El sentire cum Ecclesiatiene también sentido en la disciplina, a causa de los fundamentos doctrinales que están siempre presentes y operantes en las normas legales de la Iglesia. En este modo se aplica también a la ley canónica una hermenéutica de la renovación en la continuidad de la que he hablado haciendo referencia al Concilio Vaticano II, tan estrictamente ligado a la actual legislación canónica. La madurez humana lleva a amar siempre más la ley y a querer comprenderla y aplicarla con fidelidad”.

visita ad limina obispos Estados Unidos enero 2012

Ha comenzado la visita 'ad limina' de los obispos de EE.UU

Ya como colofón, Benedicto XVI recordó que han sido transferidas a la competencia de la Rota Romana la dispensa del matrimonio rato y no consumado y las causas de nulidad de la ordenación sagrada, en manos hasta ahora de otros dicasterios de la Curia romana.

En la Semana de Oración por la Unidad

Esta crónica se escribe mientras se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, clausurada con la celebración de las vísperas de la fiesta de la Conversión de San Pablo, el miércoles 25 de enero, en la Basílica Extramuros dedicada al Apóstol de los gentiles y a la que asisten representantes de las otras Iglesias y confesiones cristianas.

A la historia e importancia de la Semana dedicó el Papa su discurso en la audiencia general del miércoles 18. En él comentó con amplitud el tema elegido para este año, Todos seremos transformados por la victoria de nuestro Señor Jesucristo.

El Papa afirmó: “La unidad por la cual pedimos, requiere una conversión. No se trata simplemente de cordialidad y cooperación; es necesario reforzar la fe en Dios, el Dios de Jesucristo que ha hablado y se ha hecho uno de nosotros; se requiere entrar en su nueva vida, que es la verdadera y definitiva victoria; abrirse a los demás, acogiendo los elementos de unidad que ofrece el Señor y dar testimonio del Dios vivo que se ha hecho conocer en su Hijo”.

El domingo 22, a la hora del Angelus, insistió sobre este tema, escogido este año por un grupo de cristianos polacos: “Ellos –estos católicos– nos recuerdan que nuestra búsqueda de la unidad puede ser llevada cabo de forma realista si el cambio se realiza antes que nada en nosotros mismos y si dejamos que Dios actúe, si nos dejamos transformar a imagen de Cristo, si entramos en la vida nueva de Cristo, que es la verdadera victoria”.

Comentando la postura de Ratzinger en el tema ecuménico, el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, escribía en L’Osservatore Romano: “El Papa concibe el ecumenismo no como una filantropía, sino como algo cristológicamente fundado, y, en consecuencia, revisa la institución de la Iglesia y de su unidad en la oración sacerdotal de Jesús. (…) Puesto que el ‘ser-uno-nosotros’ en la comunidad de Jesús forma parte de manera constitutiva del ‘ser cristianos’, la cuestión ecuménica se transforma automáticamente en el banco de pruebas de la fe cristológica”.

Papa con Edwin F. O'Brien obispo EEUU

Edwin F. O'Brien, arzobispo de Baltimore

‘La Iglesia no tiene que callar’

Ha comenzado la visita ad limina de los obispos miembros de la Conferencia Episcopal estadounidense, una de las más numerosas del mundo. Entre los primeros en cumplir con esa obligación canónica estaban el arzobispo de Washington, Donald W. Wuerl, y el hasta hace muy poco arzobispo de Baltimore, Edwin F. O’Brien, futuro cardenal.

En el discurso que les dirigió el jueves 19, el Papa quiso reafirmar el derecho de la Iglesia a ofrecer un testimonio moral público: “El testimonio de la Iglesia es, por naturaleza, público: intenta convencer proponiendo argumentos racionales en la plaza pública. La legítima separación entre la Iglesia y el Estado no puede ser interpretada como si la Iglesia tuviese que callar sobre ciertas cuestiones, ni como si el Estado pudiese escoger no implicar o verse implicado por la voz de los creyentes comprometidos en determinar los valores que deberán forjar el futuro de la nación”.

Por último, el martes 24 se publicó el mensaje para la 46ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: Silencio y Palabra: camino de evangelización.

  • Opinión: Ladaria, por Antonio Pelayo

En el nº 2.786 de Vida Nueva.

Compartir