La Iglesia venezolana llama a un 2012 de la reconciliación

Diego Padrón nuevo presidente del Episcopado venezolano

Las citas electorales de este año, muy presentes en la exhortación final de la reciente Asamblea Plenaria

Diego Padrón nuevo presidente del Episcopado venezolano

Diego Padrón, nuevo presidente del Episcopado venezolano

ANDRÉS CAÑIZÁLEZ. CARACAS | Reunidos en la sede de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), el mensaje de los obispos fue enfático: el país requiere reconciliación, lo cual no está reñido con la agenda electoral prevista para este 2012, que incluye comicios presidenciales (octubre) y de gobernadores de estados (provincias) en diciembre. [Siga aquí si no es suscriptor]

En el documento final de su XCVII Asamblea Plenaria, clausurada el 12 de enero en Caracas, los prelados resaltaron la que consideran principal problemática nacional: la necesidad de reencontrarse sin distinción política.

“Cuando se hace el inventario de las necesidades y expectativas del país, destacan como más urgentes la seguridad, el empleo, la vivienda, la salud, la orientación y calidad de la educación, los servicios viales y la capacidad alimentaria. Asimismo, destaca la extraordinaria importancia de contar con un Estado de derecho, efectivo y confiable, para la convivencia ciudadana. Sin embargo, hay un anhelo que se debe tener como máxima prioridad: la reconciliación de los venezolanos”, sostiene el texto episcopal, en lo que ha sido una solicitud constante de la Iglesia.

Para los pastores, hay asuntos concretos que deben encararse para hacer efectivo ese reencuentro nacional: “El deseo y la necesidad de reconciliación implican restablecer la convivencia nacional a partir del respeto y aprecio mutuos, el efectivo reconocimiento del pluralismo político-ideológico, cultural y religioso y la correspondiente tolerancia hacia los demás”. Algo ya recogido en la Constitución Bolivariana de 1999, que hizo aprobar el presidente Hugo Chávez, pero quien desde 2007 ha realizado diversas tentativas para transformarla o sencillamente obviarla.

“Ratificamos la necesidad de un proyecto común compartido, como el que tenemos en la Constitución, y reiteramos nuestro rechazo a la imposición de un determinado proyecto de país que conlleve la exclusión política de quienes no lo acepten o lo adversen, porque tal pretensión atenta contra los derechos garantizados en la Constitución, el verdadero interés nacional y los principios éticos que deben sustentar una sociedad”, añade el documento.

El planteamiento eclesial tiene como telón de fondo un año electoral particularmente difícil. Por primera vez desde que Chávez llegó al poder, sus opositores caminan hacia unas primarias para escoger, el 12 de febrero, a un candidato unitario entre seis aspirantes, lo cual hace presagiar una reñida campaña hasta las presidenciales del 7 de octubre.

“El año que empieza –según los obispos– es de particular significación para el país. El pueblo se pronunciará electoralmente en diversas oportunidades y, en particular, el próximo octubre decidirá sobre quién será el Presidente de la República en el período constitucional 2013-2019. Este acontecimiento reviste esta vez una importancia especial, habida cuenta de la magnitud de los problemas que están sobre el tapete nacional y los contrapuestos modelos sociales presentados como vías de solución”.

Por todo ello, el Episcopado llama a “excluir la idea de un proceso electoral concebido como una batalla que solo deja vencedores y vencidos irreconciliables. Al contrario, hemos de potenciar la convicción de que se puede y se debe lograr, a través de unas elecciones libres y el comportamiento cívico, una convivencia democrática multicolor en la cual se puedan tejer acuerdos básicos incluyentes y alcanzar colaboraciones en puntos fundamentales para un progreso compartido y sostenible”.

Nueva directiva

La reunión episcopal resultó significativa no solo por el tono conciliador, sino también por la elección de la nueva junta directiva que llevará las riendas de la CEV durante los próximos tres años.

Como presidente, resultó elegido el arzobispo de Cumaná, Diego Padrón, un veterano prelado pero con una presencia pública más bien baja. Mucha especulación periodística causó la designación de Mario Moronta, obispo de San Cristóbal, como segundo vicepresidente.

Moronta y Hugo Chávez son amigos, según la versión del jefe del Estado, cosa que el obispo no ha negado ni confirmado. Pero sí es público que hay canales de diálogo entre ambos, como se hizo evidente durante la convalecencia de Chávez a causa del cáncer. Un hecho distintivo, sin duda, pues el presidente se ha peleado en público con la mayoría de obispos que ocuparon cargos directivos de la CEV, en respuesta a alguna crítica o comentario negativo sobre su gestión.

José Luis Azuaje, obispo de San Carlos del Zulia, ocupará la primera vicepresidencia, y Jesús González de Zárate, obispo auxiliar de Caracas, seguirá como secretario general.

En el nº 2.785 de Vida Nueva.

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