El Papa y el primer ministro de Italia confirman su voluntad de seguir colaborando
MARÍA GÓMEZ | Hay semanas en las que, por más previsiones que uno tenga en cuenta, sucesos inesperados copan las páginas de actualidad. Es lo que ha ocurrido con el naufragio del crucero Costa Concordia, el sábado 14 de enero en la región de la Toscana, en el que han fallecido al menos once personas, una de ellas, un español. Una noticia que ha obligado a movilizar a los corresponsales habituales de los principales medios de comunicación para cubrir la tragedia.
Casi igual de inesperada, pero con un final mucho menos dramático, fue la “toma” del Vaticano por parte de un grupo de jóvenes ‘indignados’, el mismo sábado 14. Las redes sociales ya echaban humo dando cuenta del suceso cuando los medios de comunicación todavía no informaban ni aclaraban lo que estaba ocurriendo.
Una cincuentena de manifestantes, en su mayoría españoles, franceses, belgas y de otros países europeos, que habían partido de Niza (Francia) el 9 de noviembre con destino Atenas, hicieron un alto en su marcha en la Plaza de San Pedro, y hacia el mediodía comenzaron a instalar tiendas de campaña en los alrededores del belén y del árbol de Navidad que todavía están allí.
Portaban pancartas, vestían camisetas y gritaban eslóganes del tipo “Iglesia corrupta”, “Papa criminal” o “Vaticano, paga impuestos como todo el mundo”. Cuando la Policía italiana y la Gendarmería vaticana procedieron a desalojarlos, los ‘indignados’ se resistieron al grito de “No a la violencia” y se inició el forcejeo. Tres personas fueron arrestadas.
Una acción “inapropiada”
“Hemos venido a manifestarnos en San Pedro para apropiarnos de una plaza que, como todas, debe ser del pueblo. El nuestro es un gesto simbólico para denunciar que el Vaticano tiene muchas riquezas y no paga tasas, no sufre la crisis”, afirmó uno de los ‘indignados’, según la Agencia EFE.
En un sitio web del movimiento se anuncia una nueva ocupación de la Plaza durante tres días a partir del próximo 15 de mayo. En su opinión, el Vaticano es “el centro moral del capitalismo mundial”.
El portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, defendió posteriormente la actuación policial: “Teniendo en cuenta el lenguaje que usaban y las acciones que estaban emprendiendo, era evidente que estos ‘indignados’ querían usar la plaza de manera inapropiada, por lo que era justo y oportuno echarles de allí con la cooperación de la Policía”.
El Papa recibe al primer ministro italiano
Más importante que esta (por suerte) anécdota, por la mañana, Benedicto XVI había recibido en audiencia al primer ministro italiano, el católico Mario Monti.
Era el primer encuentro oficial entre ambos (se vieron en el aeropuerto de Fiumicino el 18 de noviembre, cuando el Papa partía hacia Benín) desde que, a mediados de noviembre, Monti asumió la tarea de formar Gobierno, asignada por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, tras la dimisión de Berlusconi, con el objetivo de sacar a Italia de la delicadísima coyuntura socioeconómica en la que se encuentra por culpa de la crisis.
“Usted ha comenzado bien, pero en una situación muy difícil, casi irresoluble”, le señaló el Papa, quien, no obstante, indicó que existen razones para la esperanza.
Durante un “cordial coloquio” de 25 minutos, el Pontífice y el primer ministro confirmaron el compromiso del Gobierno italiano y de la Iglesia católica por seguir colaborando, tanto a nivel bilateral como en el contexto de la comunidad internacional. Hablaron de Europa y del área del sur del Mediterráneo, así como de la tutela de las minorías religiosas, sobre todo cristianas, en varias partes del mundo.
Después, Monti y la delegación que le acompañaba, entre los que destacan sus ministros de Asuntos Exteriores y de Asuntos Europeos (Giuliomaria Terzi di Sant’Agata y Enzo Moavero Milanesi, respectivamente), y el subsecretario de Estado para la Presidencia del Consejo de Ministros, Antonio Catricalà, mantuvieron un encuentro con el cardenal Tarcisio Bertone y el subsecretario para las Relaciones con los Estados, Ettore Balestrero.
Volviendo a la defensa de las minorías cristianas, durante la tradicional recepción de principios de año a los miembros de la Inspección General de Seguridad Pública, el viernes 13, Benedicto XVI lamentaba los “episodios de violencia e intolerancia” contra cristianos acaecidos en 2011.
Son personas que “han pagado con su vida” su pertenencia a la Iglesia, siguió el Papa, quien pidió que en 2012 no se produzca ningún “acto de violencia” en nombre de Dios. En línea con su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero, el Pontífice recordó la importancia de la “educación de los jóvenes en la justicia y la paz” para evitar estos sucesos.
“Los migrantes no son números”
El domingo 15 los protagonistas fueron los migrantes. “Millones de personas están involucradas en el fenómeno de las migraciones, pero no son números. Son hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos que buscan un lugar donde vivir en paz”.
Con estas palabras se expresó el Pontífice después del rezo del Angelus, en el marco de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado que se celebrara ese día. El Papa reiteró lo escrito en su mensaje para la jornada (titulado Migraciones y Nueva Evangelización): “Los emigrantes no son solamente destinatarios, sino también protagonistas del anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo”.
También se refirió a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra del 18 al 25 de enero, e invitó a todos, “tanto en el ámbito personal como comunitario, a unirse espiritualmente y, cuando sea posible, también prácticamente, para invocar de Dios el don de la unidad plena entre los discípulos de Cristo”.
En el nº 2.785 de Vida Nueva.