El informe final de la visita apostólica a las religiosas de los Estados Unidos ya está en Roma

La controvertida visita fue iniciada en enero de 2009

Madre Mary Clare Millea visitadora apostólica religiosas Estados Unidos

La visitadora apostólica Mary Clare Millea

M. GÓMEZ | Cumpliendo los plazos previstos, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA) acaba de recibir el informe final de la visita apostólica realizada a las religiosas de los Estados Unidos, iniciada en enero de 2009 por encargo del entonces prefecto Franc Rodé. Desde que se anunció, la visita ha sido fuente de incertidumbre y malestar entre las monjas por la falta de transparencia en su forma y objetivos.

En una carta del pasado 9 de enero, la visitadora apostólica, Mary Clare Millea, anunciaba que ya ha remitido su informe al secretario de la CIVCSVA, el redentorista Joseph Tobin. Como se esperaba, es confidencial y de momento no se conoce ninguna de sus conclusiones.

Los próximos pasos están “completamente en manos de la Congregación” vaticana, ha indicado la hermana Kieran Foley, de la oficina de prensa de la visita. Lo que sí ha confirmado Millea es que irá enviando los respectivos informes a las cerca de 400 congregaciones inspeccionadas (unas 60.000 monjas).

La visita se planteó para “examinar la calidad de vida” de las religiosas de vida activa. Pero la falta de claridad y comunicación levantó sospechas por si lo que se pretendía en realidad era castigar a unas monjas que se habrían alejado de la doctrina oficial.

O, como el cardenal esloveno y prefecto señaló a Radio Vaticano poco después: “Se observan irregularidades u omisiones en la Vida Religiosa americana. Principalmente, podría decirse, esto supone una cierta mentalidad secular que se ha extendido en estas familias religiosas y quizá también cierto espíritu ‘feminista’”.

Tras una primera fase de entrevistas personales y cartas en las que las superioras mayores compartían sus observaciones, estas debían cumplimentar un cuestionario sobre la identidad y el estilo de vida de cada congregación. La visitadora tuvo que insistir varias veces, “triste y decepcionada”, para que se completara esta tarea. En una tercera etapa, se realizaron visitas in situ a centros concretos.

El nombramiento de Tobin y la designación de João Braz de Aviz como sustituto de Rodé y sus declaraciones sobre este asunto han contribuido a tranquilizar a las monjas.

Por ahora, si para algo ha valido este proceso es, como explica la Madre Millea, para “renovar el aprecio por el papel de las religiosas en la Iglesia y la sociedad y para incrementar el diálogo y el conocimiento mutuo entre las numerosas congregaciones que hay en los Estados Unidos”.

En el nº 2.785 de Vida Nueva.

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