Navidad de terror y luto en Nigeria

Los radicales que atentaron contra iglesias cristianas quieren imponer un Estado puramente islámico

atentado Nigeria iglesia de Santa Teresa 25 diciembre 2011

La iglesia nigeriana de Santa Teresa tras el atentado

ALBERTO EISMAN | El día de Navidad –en general falto de noticias para los medios– supuso para Nigeria un episodio más en la espiral de violencia e inestabilidad que viven algunas regiones de ese país africano. En la iglesia católica de Santa Teresa, en la ciudad de Madalla, en el Estado de Níger y muy cerca de la metrópoli de Abuja, una bomba explotó en la misa de las seis de la mañana, afectando a cientos de fieles que estaban en esos momentos en el aparcamiento y los aledaños del templo.

En el brutal ataque murieron 37 personas, elevándose la cifra total a más de 42 muertos, debido a una segunda explosión que tuvo lugar casi simultáneamente en dos iglesias protestantes de la ciudad de Jos, Estado de Plateau, y en sucesivos ataques armados a comisarías de Policía. Los atentados contra iglesias cristianas desataron también la violencia callejera, sobre todo por parte de jóvenes que protestaban por los ataques y denunciaban la tibieza de las fuerzas de seguridad.

El grupo islámico Boko Haram (‘Educación occidental prohibida’ sería su traducción literal) reivindicó estas violentas acciones, lo mismo que había hecho en agosto del pasado año cuando un atentado suicida contra la sede de la ONU en Abuja mató a 21 trabajadores de la misma.

Este grupo es responsable de ataques contra Policía e instituciones públicas, no dudando en eliminar incluso a sus propios correligionarios musulmanes si son abiertos o expresan críticas a sus posiciones ideológicas y actividades armadas.

Amenazas a los cristianos

La agenda política de este movimiento es eliminar las influencias occidentales y foráneas, cambiar a los líderes “infieles” que están en posiciones de gobierno y luchar por un Estado puramente islámico regido por la sharia, que ya está presente en algunos estados del país contraviniendo la norma constitucional.

El grupo terrorista hizo pública una nota amenazando incluso a la Policía y las Fuerzas Armadas, y exigiendo que tanto los cristianos como los sureños que viven o trabajan en el norte abandonaran la región bajo pena de muerte en un plazo de tres días, añadiendo más tensión si cabe a la situación general del país, ya convulsa no solo por estos atentados, sino también tras la eliminación de los subsidios al petróleo, lo cual ha supuesto que los precios de los carburantes se hayan duplicado de la noche a la mañana.

En el nº 2.783 de Vida Nueva. Artículo completo para suscriptores

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