Samaritanos en medio de la tragedia

cristiano en Egipto sostiene una cruz hecha con flores
oración interreligiosa en Japón por las víctimas del terremoto 11 marzo

Cristianos, budistas y sintoístas rezan por las víctimas del terremoto de Japón

MARÍA GÓMEZ | Apena confirmar lo que en estas mismas páginas escribíamos el año pasado por estas fechas: “Así de triste comenzaba 2010, con un grave atentado por motivos religiosos, con el asesinato de cristianos por el hecho de serlo. Es uno de los pies de foto más repetidos del año que se va. Y por cómo termina, no es un arranque de pesimismo afirmar que tal vez 2011 llegue con titulares semejantes” (VN, nº 2.735). [Siga aquí si no es suscriptor]

No hubo que esperar nada para llorar a los 21 cristianos coptos que en la Nochevieja de 2010 eran asesinados en Alejandría, sumiendo al espectador en una tristeza casi paralizante…

…de no ser porque este hecho y los innumerables que se han repetido por todo el mundo en 2011 han traído consigo una imagen esperanzadora: la de una Iglesia samaritana, una Iglesia universal presente en cada tragedia, al servicio de la humanidad independientemente de razas, creencias o procedencias geográficas. En Egipto, Libia y Túnez, en Japón, en Pakistán, en Costa de Marfil y Sudán del Sur…

terremoto de Japón 11 marzo 2011“Confieso que me ha dado mucha pena el ver que algunos medios de comunicación, locales y extranjeros, han centrado su información en las centrales nucleares y en la alarma de una posible tragedia radiactiva, dejando en un segundo plano a las miles de personas que han fallecido, desaparecido, o están sufriendo en estos momentos los efectos del terremoto y del tsunami. Se le saltan a uno las lágrimas al ver el dolor y el sufrimiento reflejado en tantos rostros”.

De esta manera describía para Vida Nueva Manuel Silgo, jesuita, sus sentimientos tras el terremoto de Japón del 11 de marzo, al ver que muchos pasaban de largo del verdadero sufrimiento. Misionero durante 48 años en aquel país, confesaba, no obstante: “He vuelto a admirar y a querer más a estos buenos japoneses. Muchos no son cristianos ‘de profesión’, pero con su comportamiento están siendo signo de la presencia amorosa de un Dios que sufre y llora con sus hijos”.

Como siempre, allí estaba Cáritas, que suele ser una de las primeras instituciones en responder a las emergencias, como prolongación de su tarea diaria: poner vendas en un mundo herido, y vendas con Cruz. Algo que quedó de manifiesto explícitamente este año, por cierto, durante la 19ª Asamblea General de Caritas Internationalis en Roma en mayo.

Presencia firme en Libia

La glesia está presente, se encarna, ve y se compadece. Desde luego, ha ‘padecido-con’ en Libia. Ya muy al principio de las revueltas, una religiosa franciscana ponía la voz del compromiso: “Todavía no he hablado con mis superiores de una posible salida. Los migrantes son pobres y no pueden irse. Yo trabajo con los migrantes y por ahora no me voy, prefiero quedarme con ellos”.

En marzo, el obispo de Trípoli añadía: “Nuestra presencia es un signo de esperanza y de coraje”. No lo entendió exactamente así la comunidad internacional, concretamente, algunos estados europeos que quisieron desvirtuar el Tratado de Schengen sobre la libre circulación de personas y reinstaurar el control sobre las fronteras nacionales.

primavera árabe en Libia - manifestantes subidos a un tanqueLa situación recordaba a la de Costa de Marfil. Fruto de la violencia postelectoral, en marzo el país estuvo al borde de la guerra civil; los salesianos y su misión en Duekoué se convirtieron en “el último refugio” para 30.000 desplazados internos que huían de los machetes que agitaban ambos bandos.

“No hay comida, la gente duerme en el suelo, no tienen dónde cobijarse, faltan letrinas y duchas… Que no nos tengan aquí a miles de personas semanas y semanas. Todo esto acabará en una epidemia de cólera y otras enfermedades”, alertaba el director de la misión, el español Vicente Grupeli.

Mientras los misioneros luchaban, la Unión Europea (UE) aplicaba un bloqueo naval como medida de presión al presidente saliente, cuya consecuencia inmediata fue “un sufrimiento inhumano al conjunto de los 20 millones de habitantes del país”, que se quedaron sin medicamentos, tal y como denunciaron varias entidades eclesiales españolas y como relataba un marfileño en un artículo en VN: “El embargo fue una ‘guerra dentro de la guerra’: muchos enfermos fallecieron en una total indiferencia agarrados a su cama como si fueran el blanco de una eutanasia invisible y forzada que se les imponía a distancia, ante la total impotencia de sus familias”. La Iglesia se sube al necesitado a su espalda, sin esperar a la resolución de las leyes, porque proteger la vida es un mandato anterior a este.

Tampoco ha pasado de largo en Egipto ni en el resto de escenarios de la primavera árabe, un acontecimiento que desde el punto de vista eclesial ha sido, en general, bien recibido, especialmente por los obispos de las regiones afectadas. La Conferencia Episcopal de la Región del Norte de África (CERNA) ha valorado positivamente las peticiones de “libertad de expresión y voluntad de cambio” de los manifestantes, pero insiste en la necesidad de respetar los valores de todos los creyentes y trabajar a favor de la reconciliación nacional.

Egipto ha sido un foco de preocupación máxima. “Me asocio al patriarca latino de Jerusalén y al custodio de Tierra Santa para invitar a todos a que recen al Señor a fin de que haga converger las mentes y los corazones hacia proyectos de paz concretos”, expresaba Benedicto XVI el 30 de enero.

cristiano en Egipto sostiene una cruz hecha con flores

Un cristiano egipcio

“En un mundo tan precario y lleno de muros de separación, físicos y morales, me parece más que oportuno que las religiones, a pesar de sus diferencias, promuevan juntas el amor y la paz”, señalaba por esos mismos días el cardenal Tauran. Y todo ello, a pesar de que la minoría cristiana ha sido acosada durante décadas y de que la posible islamización del país tras las elecciones de noviembre no ofrece una perspectiva alentadora…

Respuestas en África

A otro nivel, la Iglesia universal se ha volcado con el apaleado en el Sur de Sudán y en Somalia.

Con el primero, para alegrarse por la ansiada independencia en el Sur de Sudán, proclamada el 9 de julio, pero también para recordar la tarea del ‘día después’: “Será uno de los países más pobres del mundo –indicaba la Santa Sede–. Necesita una solidaridad internacional y eclesial concreta y firme para poder florecer”. Entre los retos más urgentes, las altísimas tasas de analfabetismo y mortalidad maternal, la falta de infraestructuras y la corrupción de las administraciones, más los conflictos de seguridad con el vecino del Norte.

En cuanto al segundo, como bien titulaba VN en un A fondo, “La Iglesia se deja la piel en el Cuerno de África”.

La dramática hambruna que se desencadenó en verano volvió a recordarnos que las causas eran la sequía, sí, pero también el desinterés de Occidente. En palabras de Giorgio Bertin, obispo de Yibuti y administrador apostólico de Mogadiscio (Somalia), “esta tragedia es consecuencia, sobre todo, de problemas humanos y de la anarquía que sacude la región”.

Y de la subida de precios de muchos alimentos básicos en los mercados financieros, hasta en un 150%, convirtiendo la comida en otro objeto más de la especulación financiera…

La Iglesia es samaritana y no discrimina, ni siquiera en los lugares donde está en minoría y es perseguida, que son, por desgracia, cada vez más. Y sucesos como los asesinatos de Bin Laden o del dictador Gadafi no han contribuido –más bien al contrario– a aliviarlo.

Como en Pakistán, donde no ocurre solo que Asia Bibi(la primera mujer condenada a muerte en el país por blasfemia) sigue en la cárcel.

Shahbaz Bhatti ministro católico asesinado en Pakistán

El fallecido Shahbaz Bhatti

El asesinato del gobernador Tasser el 4 de enero a manos de su guardaespaldas sembró el pánico entre los cristianos (“Si un gobernador musulmán no está seguro, ¿cuál es la suerte de un pobre cristiano paquistaní?”, temían), los cuales se quedaron más desprotegidos, si cabe, el 2 de marzo, cuando el único ministro cristiano de Pakistán, el católico Shahbaz Bhatti, fue tiroteado, y cuando, en julio, el Gobierno federal decidió eliminar el Ministerio para las Minorías Religiosas que ocupaba.

“Mantened viva la llama de la esperanza” a pesar de los sufrimientos, los temores y las dificultades del presente, alientan los obispos paquistaníes.

Iglesia que tiende la mano y ofrece consuelo al prójimo, que es aquel al que se trata con misericordia. “Ve y haz tú lo mismo”.

En el nº 2.782 de Vida Nueva. Número especial Navidad–Fin de año 2011

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