La emisora comunitaria, motor de desarrollo

MONSEÑOR José Soleibe Arbeláez. Obispo de Caldas, Antioquia

Antes de escribir este artículo se me vienen a la mente las muy numerosas emisoras comunitarias regadas a la largo y a lo ancho del país. Pienso en algunas que simplemente buscan sobrevivir o sobreviven haciendo eco a una sociedad de consumo, haciendo propaganda a cuanto producto se presenta o simplemente ofreciendo programas musicales sin mucho valor, sin pensar en una verdadera promoción de la gente a la cual deben servir alimentándola culturalmente, pero pienso también en tantas otras que como las nuestras son valoradas como herramientas de transformación de nuestros pueblos, y en ese caminar, buscan y se esfuerzan por subsistir, pero partiendo de su filosofía transformadora de comunidades, construida sobre valores.

En nuestro caso sentimos como el Suroeste cercano de Antioquia, desde la aparición de las nueve emisoras que tenemos, dejó de ser un territorio mudo que dependía de los medios regionales y nacionales, para escuchar de primera mano la voz de su gente, sus realizaciones locales y sus grandes problemas. Las Emisoras comunitarias de Amagá, Armenia-Mantequilla, Angelópolis, Fredonia, Heliconia, Santa Bárbara, Montebello, Titiribí y Venecia, se convirtieron así en un motor de cambio para la región, pues ya no sólo saben lo que sucede en el mundo, sino que también informan y forman sobre el diario acontecer local.
Son muchas las dificultades tenidas por estas emisoras, y siguen con muchos y muy graves problemas, pero siempre han contado con el apoyo de la Iglesia Católica, pues han tenido ayuda significativa de la Conferencia Episcopal Italiana, ayuda directa y permanente de la Diócesis de Caldas, en Antioquia, y la preocupación constante de los párrocos donde se encuentran las emisoras, lo que les ha permitido lograr una serie de herramientas valiosas para adelantar o apoyar procesos de transformación social.
En primer lugar las emisoras se han posicionado en nuestros pueblos. Hoy en día no nos logramos imaginar a estos municipios sin sus medios de comunicación comunitaria. Las comunidades valoran sus emisoras y las consideran como algo fundamental en la vida cotidiana de sus habitantes.
Hemos logrado la adquisición de un buen centro de grabación, que esperamos se convierta con los días en un instrumento válido para nuestro trabajo.
Pero sobre todo, hemos adquirido experiencia. Hemos abierto los ojos a la realidad y nos hemos dado cuenta del momento que vivimos. Nuestro mundo se descristianizó, y Antioquia no ha sido una excepción, pues aunque la gente en su inmensa mayoría es bautizada, no tienen una verdadera vida cristiana, por lo cual en muchos casos, por causa del ambiente actual y más en una región tan golpeada por la violencia de los actores armados del país, se ha creado una crisis social y económica enorme, en la familia, en los niños y jóvenes, en el trabajo, de tal manera que la filosofía de la vida ya no es la cristiana.
A toda esta problemática hemos tratado de dar respuesta con nuestro PLAN DE PASTORAL DIOCESANO, que busca hacer presencia de Dios en el ambiente, creando un mundo más fraternal, más humano, más justo, tolerante, forma de vida que queremos socializar a través de nuestras emisoras.
Para ello estamos tratando de capacitar nuestros locutores, algunos de los cuales ya hacen estudios superiores en la universidad, convencidos de la importancia del estudio para poder servir mejor a su gente, tratando de ser actores protagonistas y no meros espectadores de la historia que a diario se escribe en la región.
Además, nos hemos unido. Aunque cada emisora tiene autonomía en su programación y dirección, todas hacen parte de una Red, ECOSURA, la cual tiene como objetivo apoyar a cada medio comunitario en lo técnico, legal, económico y formativo. ECOSURA está presidida por el señor Obispo de la Diócesis de Caldas y un sacerdote que es el director ejecutivo. Como el espíritu que nos une en la red es la solidaridad, ello ha permitido un equilibrio entre las emisoras mejor dotadas económica y técnicamente y las que tienen más dificultades en el campo económico.
Nuestro sueño es lograr a corto y mediano plazo, el auto-sostenimiento económico y técnico de cada medio; pero sobre todo fortalecer los procesos reales comunitarios de cada municipio. Queremos que cada medio comunitario sea un instrumento de formación, información y entretenimiento. Buscamos ser el motor generador de iniciativas de desarrollo comunitario en todos los aspectos posibles. Hacer de nuestros oyentes mejores ciudadanos, mejores hombres y mujeres, y sobre todo el referente de una gestión cooperativa de progreso, basada en los valores cristianos y humanos donde se busca el mejoramiento de cada persona. Más que informar y entretener, la meta es FORMAR conciencias comunitarias, cívicas. Buscamos que nuestra región sea modelo de trabajo comunitario, donde nuestros medios sean más que emisoras de pueblo, los motores del tejido social, donde se acompañe a todas las instituciones en sus iniciativas de progreso social y desarrollo en general. VNC

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