Vitoria: ayer, hoy y mañana para una diócesis con 150 años

catedral de vitoria

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VICENTE L. GARCÍA. VITORIA | El obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, en la carta pastoral conmemorativa Identidad cristiana, Comunión eclesial y Misión Evangelizadora en nuestra Iglesia Diocesana, hace un repaso de los orígenes y la historia, una mirada introspectiva a la realidad actual y unos apuntes de futuro respecto de esta diócesis que se prepara para conmemorar su 150º aniversario.

La promesa de Adriano VI, quien recibiría la noticia de su elección a la cátedra de Pedro estando de paso en Vitoria, se demoraría varios siglos hasta que el Concordato entre la Santa Sede y España, junto con el interés por reorganizar las provincias eclesiásticas aceleraron el proceso para crear una nueva diócesis que acogiese a las tres provincias vascas, designando como ciudad episcopal a Vitoria.

Los grandes hitos de este siglo y medio de historia se encuentran en el alto número de vocaciones, que llevó al crecimiento y creación de nuevos seminarios para albergar tantas vocaciones; en las Misiones Diocesanas Vascas, una novedad en la Iglesia universal, y los diversos movimientos misioneros; la Facultad de Teología del Norte (la “Atenas del Norte”); o la implantación pionera de algunas de las novedades que poco después se verían recogidas en el Concilio Vaticano II.

Vitoria cuenta con un esplendoroso pasado religioso y eclesial asentado en una concepción de lo que se entiende por diócesis desde el magisterio de la Iglesia, y que Asurmendi repasa en la segunda parte de su pastoral.

Pero la radiografía social y religiosa de nuestros días demanda una llamada a recuperar la identidad diocesana. Asurmendi propone una Iglesia local “abierta por obras”, usando el eslogan de la recuperación de la Catedral Vieja. Propone centrar las obras en “el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración de los sacramentos y el servicio de la caridad”, dedica un capítulo a la tarea de la reconciliación tras el fin de ETA y otro a la acogida de los inmigrantes.

En el nº 2.780 de Vida Nueva.

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