La realidad centroamericana, a la luz de tres parábolas

SEDAC secretariado episcopal de america central

Los episcopados de la región celebraron en Honduras su Asamblea anual

SEDAC secretariado episcopal de america central

Foto de familia de la Asamblea del SEDAC

PABLO ROMO CEDANO. MÉXICO DF | Reunidos para su Asamblea Ordinaria anual, a finales del pasado mes de noviembre en Valle de Ángeles (Honduras), los obispos que integran el Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) compartieron el camino de la Iglesia en sus respectivos países y trataron de discernir “la voluntad de Dios frente a los retos de la realidad”. Eligieron para ello tres conocidas parábolas: la del trigo y la cizaña (Mt 13, 30), la del grano de mostaza (Mc 4, 31) y la del sembrador que salió a sembrar (Mc 4, 3).

Y, a la luz de estos textos evangélicos, reflexionaron durante el encuentro, para después dar a conocer un mensaje final de “fe y esperanza que, aun en medio de las oscuridades e incertidumbres de la historia, contribuya a reconocer la presencia del Reino de Dios en nuestros pueblos”.

Los prelados identifican como “trigo bueno” las manifestaciones de “amor a la vida” que distinguen  a sus culturas, aunque no ignoran que “vivimos en medio de la maleza de una alarmante violencia que reviste distintas formas y tiene diversos agentes: el crimen organizado y el narcotráfico; la violencia común y la creciente violencia intrafamiliar”.

Cizañas todas ellas que persisten junto a otras “situaciones y estructuras adversas tales como la exclusión social de inmensas mayorías pobres, la corrupción en la sociedad y en el Estado; el irrespeto a las leyes y a las instituciones democráticas”. No hay en sus palabras, sin embargo, alusiones explícitas a la nueva reelección del presidente de Nicaragua, ni a los recientes comicios en Guatemala, o a las secuelas del golpe de Estado de 2009 en Honduras.

Al recordar la segunda parábola, el texto episcopal –que lleva la firma de los nicaragüenses Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, y Jorge Solórzano, obispo de Granada, presidente y secretario general del SEDAC, respectivamente– destaca algunos signos de vida eclesial que, “como granitos de mostaza, ya están dando mucho fruto en nuestras comunidades”: la profunda espiritualidad del pueblo centroamericano, la entrega generosa de tantos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, el camino de renovación de muchas parroquias y la fe entusiastas de muchos jóvenes, “fermento de renovación de nuestra sociedad a la luz del Evangelio”.

La semilla del Evangelio

Finalmente, a imagen de ese Jesús sembrador, los pastores centroamericanos expresan su deseo común de que la Iglesia católica “no cese de sembrar con ardor misionero la semilla del Evangelio, convirtiéndose en un ‘poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo’ (Documento de Aparecida, 362), comprometida por una vida mejor y más digna para todos, especialmente para los más pobres y marginados de la sociedad”.

En este sentido, aprovechan el mensaje para expresar su gratitud a Adveniat, organismo de la Conferencia Episcopal Alemana que cumple medio siglo de servicio evangelizador en América Latina, por su compromiso misionero y su atención “siempre cercana y generosa a las necesidades de nuestras Iglesias centroamericanas”.

En el nº 2.780 de Vida Nueva.

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