Indignación eclesial en la Cumbre Climática de Durban

Protesta en Durban contra el cambio climatico

Piden garantizar los derechos de los más pobres al grito de “Justicia climática, ahora”

Protesta en Durban contra el cambio climatico

Protesta en Durban contra el cambio climático

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Aunque al cierre de esta edición faltaban por conocerse las conclusiones de la 17ª Cumbre del Clima que, organizada por la ONU, ha transcurrido del 28 de noviembre al 9 de diciembre en Durban (Sudáfrica), las diferentes instituciones de Iglesia presentes en el encuentro internacional mostraban claramente su sentimiento de decepción y frustración. [Siga aquí si no es suscriptor]

Desde Justicia y Paz, su secretaria general en España, Isabel Cuenca Anaya, declaraba a Vida Nueva que, al igual que la firma del Protocolo de Kioto deparó esperanzas en 1997, por comprometerse de un modo vinculante los países desarrollados –excepto potencias como EE.UU. y China– a reducir la emisión de gases contaminantes, ahora que ha llegado el momento de que se fije un nuevo marco que lo reemplace a partir del año que viene y que debería culminarse en 2020, las posiciones permanecen estancadas.

Y es que, a falta de la declaración final, países como Rusia, Japón y Canadá se negaban a establecer un nuevo pacto que no incluyera, de un modo legal, a China, India y EE.UU, por ser estos los mayores emisores de gases de efecto invernadero.

Estos posicionamientos, que solo muestran la “poca voluntad política de los países con economías fuertes” a comprometerse con un modo de producción que no dañe el medio ambiente, son calificados por Isabel Cuenca como “una estrechez de miras alarmante”, puesto que “el planeta está al borde del precipicio. El consumo excesivo de unos pocos países está llevando a la Tierra a una situación de deterioro que, como no se actúe a tiempo, hará imposible su recuperación”. Especialmente, para los países más pobres, con menos recursos para combatir sus consecuencias.

La representante de Justicia y Paz, que califica la situación de “indignante”, cree que una posible solución sería “caminar hacia una autoridad mundial que estuviese al servicio de todos los países y que tuviese como objetivo trabajar por el bien común”. Se trata de “una idea que viene siendo defendida por los últimos papas”, en la que ha incidido últimamente el actual Pontífice, y que tendría como fin “la consecución de un orden mundial más justo que cambie el sistema económico actual para que la economía esté al servicio de todos los hombres y sea respetuosa con el medio ambiente”.

Con la misma claridad se empleó el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, presidente de Caritas Internationalis, al frente de una representación de hasta 20 delegaciones nacionales de la entidad eclesial, entre ellas, de España.

Ante la falta de acuerdos importantes en las últimas cumbres climáticas, cuestionó: “Cada año nos preguntamos hacia dónde estamos yendo. Y es como si el mundo estuviera cometiendo un suicidio a largo plazo. El cambio climático no es una cuestión marginal y nosotros no somos parte del coro. Debemos hacer que nuestra voz se escuche”.

Para lo cual, propuso un método muy práctico: “Los políticos solo entienden un idioma, el de los votos. Por lo tanto, deberíamos retirar nuestros votos a aquellos dirigentes políticos que no den respuestas al desafío del cambio climático y al futuro para las próximas generaciones”.

El 3 de diciembre, los propios delegados de Cáritas, convocados por la red de organizaciones católicas CIDSE, se manifestaron en Durban al grito de “Tenemos fe. ¿Qué queremos? Justicia climática. ¿Cuándo la queremos? Ahora”.

Un reto interreligioso

Con el fin de defender “el bien común de la Creación”, en un encuentro promovido, entre otros, por el Consejo Mundial de Iglesias y representantes de confesiones como la judía, la islámica o la hindú, el 1 de diciembre se celebró en Durban un encuentro interreligioso en el que se reclamó a los participantes en la Cumbre Climática “un acuerdo justo, ambicioso y vinculante”.

Geoff Davies, director del Instituto Medioambiental de las Comunidades Religiosas del África Meridional, clamó con fuerza: “Nos hemos reunido aquí para hacer un llamamiento moral y espiritual a favor de un cambio de paradigma. ¡Pedimos que se instaure la justicia climática ya!”.

El arzobispo sudafricano Desmond Tutu hizo entrega a los organizadores de la Cumbre de 200.000 firmas de apoyo para que se garantice el futuro “del único hogar que tenemos”: la Tierra.

En el nº 2.780 de Vida Nueva.

 

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir