Benedicto XVI reitera su rechazo a la pena de muerte

Arbol de Navidad en el Vaticano diciembre 2011

Anima a promover medidas que conformen la ley penal con la dignidad humana

Coliseo Roma iluminado en Ciudades por la Vida

El Coliseo, iluminado para participar en la iniciativa 'Ciudades por la Vida'

ANTONIO PELAYO. ROMA | Benedicto XVI apoya todas las iniciativas para la abolición de la pena de muerte. Lo dijo expresamente el miércoles 30 de noviembre a los participantes en un congreso internacional organizado por la Comunidad de Sant’Egidio sobre el tema No hay justicia sin vida.

“Expreso mi esperanza –dijo– de que vuestras deliberaciones puedan animar las iniciativas políticas y legislativas promovidas de forma creciente en numerosos países para abrogar la pena de muerte y continuar el progreso substancial realizado para conformar la ley penal con la dignidad humana de los detenidos y el efectivo mantenimiento del orden público”.

Es la segunda vez en pocos días que el Pontífice se pronuncia en contra de la pena capital. Lo había hecho recientemente en la exhortación postsinodal Africae Munus, al escribir: “Junto con los miembros del Sínodo, llamo la atención de los responsables de la sociedad sobre la necesidad de hacer todo lo posible para llegar a la eliminación de la pena capital, así como para la reforma del sistema penal, para que la dignidad humana del recluso sea respetada” (n. 83).

Desde hace años, la comunidad fundada por el neoministro Andrea Riccardi organiza el 30 de noviembre un congreso sobre el argumento Por un mundo sin pena de muerte. La fecha escogida recuerda que ese día, en el ya lejano año de 1786, el Gran Ducado de Toscana abolió el patíbulo y fue el primer país del mundo en tomar una decisión semejante.

niños con banderas del Vaticano - Audiencia 30 noviembre Aula Pablo VI

Participantes en la Audiencia general del 30 de noviembre

Este año han acudido a Roma los ministros de Justicia de diversas naciones africanas y latinoamericanas, así como de Italia, Francia y Noruega, además de una delegación del Estado norteamericano de Illinois, el último que ha abolido la pena capital. En este momento son ya 141 los que no recurren nunca a este castigo, y de ellos, 96 lo han borrado definitivamente de sus legislaciones.

Al caer la tarde, el Coliseo “se incendió” con la iluminación especial reservada a festejar la decisión de un Estado de abolir la pena de muerte. Otras 1.440 ciudades de los cinco continentes se unieron de algún modo a la manifestación Ciudades por la Vida.

La semana objeto de nuestra crónica ha transcurrido sin acontecimientos de mayor relieve, lo cual no quiere decir que fuesen días sin actividad en el Vaticano y que la persona y la voz del Papa no estuviesen presentes. En absoluto.

El 1 de diciembre, Benedicto XVI recibió en la Sala Clementina a los participantes en la XX Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, que celebraba esos días el 30º aniversario de la exhortación apostólica de Juan Pablo II Familiaris Consortio (22-11-1981) y de la institución de este organismo vaticano, nacido el 9 de mayo de ese mismo año por voluntad de Karol Wojtyla.

Nueva Evangelización, en familia

En el discurso que dirigió a los presentes –entre los que se encontraba el presidente, cardenal Ennio Antonelli, y el subsecretario del Pontificio Consejo, el español Carlos Simón Vázquez– afirmó: “La Nueva Evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. En nuestro tiempo, como ya en épocas precedentes, el eclipse de Dios, la difusión de ideologías contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual aparecen ligadas entre ellas. Y así como están en relación el eclipse de Dios y la crisis de la familia, así la Nueva Evangelización es inseparable de la familia cristiana. La familia es, de hecho, el ‘camino’ de la Iglesia, porque es ‘espacio humano’ del encuentro con Cristo”.

Un poco más adelante, Joseph Ratzinger concretó la forma de realizar esta acción evangelizadora de la familia: “En la recíproca entrega de los cónyuges, en la procreación generosa y responsable, en el cuidado y la educación de los hijos, en el trabajo y en las relaciones sociales, en la atención a los necesitados, en la participación en las actividades eclesiales, en el compromiso civil”. Y confirmó su presencia en el VII Encuentro Mundial de las Familias se celebrará en Milán del 30 de mayo al 3 de junio del año próximo.

Benedicto XVI audiencia general Aula Pablo VI 30 noviembre 2011

Al día siguiente, viernes 2, Benedicto XVI recibió en audiencia a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, de la que el formó parte, primero como joven teólogo y después como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Su sucesor en dicho cargo es, en estos momentos, el cardenal norteamericano William J. Levada, que cumplió el pasado mes de junio los 75 años y que celebrará el 20 de diciembre sus 50 años de sacerdocio.

El rumor vaticano da por hecho que el purpurado ha solicitado al Papa que lo releve de la responsabilidad que cayó sobre sus hombros el 13 de mayo de 2005 (el suyo fue el primer nombramiento realizado por Benedicto XVI), así que esta podría ser la última vez que presida los trabajos de la Comisión internacional de teólogos. Estos han estudiado, en esta ocasión, los tres temas a los que han dedicado su atención en los últimos tiempos: la comprensión del monoteísmo, la cuestión metodológica en la teología moderna y el significado de la doctrina social.

De ellos trató el discurso pontificio, deteniéndose algo más en el primero: “En el misterio trinitario se ilumina también la fraternidad entre los hombres. La teología cristiana, junto con la vida de los creyentes, debe restituir la feliz y cristalina evidencia en el impacto sobre nuestra comunidad de la revelación trinitaria. Aunque los conflictos étnicos y religiosos en el mundo hagan más difícil acoger la singularidad del pensamiento cristiano de Dios y del humanismo en él inspirado, los hombres pueden reconocer en el nombre de Jesucristo la verdad de Dios Padre, hacia la cual el Espíritu Santo urge cada gemido de la criatura. La teología, en fecundo diálogo con la filosofía, puede ayudar a los creyentes a tomar conciencia y a testimoniar que el monoteísmo trinitario es la verdadera fuente de la paz personal y universal”.

Por otra parte, Ratzinger no podía dejar de aludir a una de las preocupaciones centrales de su pontificado: “Es importante recordar que la teología católica, siempre atenta a la unión entre fe y razón, ha tenido un papel histórico en el nacimiento de la universidad. Este papel es hoy más necesario que nunca para hacer posible una sinfonía de las ciencias y para evitar las violentas derivaciones de una religiosidad que se opone a la razón y de una razón que se opone a la religión”.

Esa misma mañana también tuvo lugar otra audiencia, a los asistentes al III Congreso Mundial de pastoral de los estudiantes internacionales. “Los estudiantes internacionales –señaló el Santo Padre– son una realidad que aumenta dentro del gran fenómeno migratorio. Es importante, por eso, ofrecerles una sana y equilibrada preparación intelectual, cultural y espiritual, para que no sean víctimas de la ‘fuga de cerebros’, sino que formen una categoría social y culturalmente relevante en la perspectiva de su vuelta como futuros responsables a sus países de origen y contribuyan a constituir ‘puentes’ culturales, sociales y espirituales con los países que les han acogido”.Arbol de Navidad en el Vaticano diciembre 2011

Un árbol ecuménico

Para brindar a Benedicto XVI un paréntesis de sosiego, llegó desde su Baviera natal un grupo musical que le ofreció un concierto de músicas locales y la proyección del documental Del cielo a la tierra. Adviento y Navidad en los Alpes de Baviera, producido por la Bayerischer Rundfunk y dirigido por la señora Sigrid Esslinger.

Por otra parte, al Papa le basta asomarse a la ventana de su estudio privado que da a la Plaza de San Pedro para darse cuenta de la inminencia de la Navidad. Ya ha llegado el gigantesco abeto que acompañará al Nacimiento instalado en torno al obelisco egipcio. Este año, procede de la región ucraniana de la Transcarpacia, mide 30 metros y pesa cinco toneladas.

Será “inaugurado” con sus adornos e iluminación el próximo 16 de diciembre, en una ceremonia que tendrá un valor ecuménico, ya que a ella asistirá una representación de la Iglesia ortodoxa de Ucrania.

  • Opinión: China, por Antonio Pelayo

En el nº 2.780 de Vida Nueva.

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