Resiliencia o resistencia

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | La resistencia es actitud que se vuelve virtud en tiempos recios. Resistencia la hubo en períodos históricos importantes y resistencia la ha habido en la Iglesia siempre. El mismo Papa, en su reciente visita a Berlín, elogió la resistencia cristiana en momentos duros de la persecución nazi. Pero no podemos mirar para otro lado creyendo que esto no va con nosotros y que la resistencia solo hay que hacerla de puertas afuera.

Ya hay en la Iglesia un círculo cada vez más amplio de teólogos, laicos, sacerdotes, religiosos e incluso obispos, que han comenzado con esta actitud que, para ellos, se cifra en un retirarse al desierto y dejar que pase el temporal. Hay resistencias activas y pasivas ante los vendavales que llegan con mucha carga de truenos y electricidad, en los que, como dice el profeta, no está Dios.

Resistencia es una bella palabra que se labra con amor, que no ofende, que no grita, que deja pasar. Es el silencio de quienes saben que esta historia es Historia de Salvación y han optado por vivirla a la intemperie y con un sabor de esperanza. Resistencia espiritual, la llaman algunos, o resiliencia, otros. Al fin y al cabo, una manera de estar ante tanto grito desaforado de paladines de la ortodoxia que se han creído dueños y señores de la viña, olvidando que son solo administradores.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.779 de Vida Nueva.

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